El Ayuntamiento rehabilitará cuevas y vegetación de la parte más alta del Sacromonte y del Albaicín
La primera parte del proyecto paisajístico cuenta con un presupuesto de 777.000 euros
El Ayuntamiento de Granada, a través de la Fundación Albaicín, regenerará la zona en torno a la muralla zirí del siglo XI en los barrios del Sacromonte y del Albaicín. La intervención se hará también sobre las cuevas habitadas que hay en la zona al objeto de adecentarlas y protegerlas. El proyecto, que cuenta con financiación europea, será realizado por el arquitecto Antonio Jiménez Torrecillas. La intervención cuenta en su primera fase con un presupuesto de 777.000 euros y ha pasado ya a la Comisión de Patrimonio de la Junta de Andalucía.
El programa se desarrollará en dos fases. La primera, en el entorno de la muralla de San Miguel Alto, en la parte más elevada del Albaicín, pretende hacer de la zona "un jardín de secano" que realce el contraste del paisaje con el resto de la ciudad, según explicó Jiménez Torrecillas. "Esencialmente", explicó, "lo que haremos será pasar la aspiradora, curar las heridas del terreno y darle calidad y dignidad a las cuevas".
La financiación procede del Programa Operativo Local (POL) de la Unión Europea y será gestionada por la Fundación Albaicín. "No es un proyecto urbanístico, sino paisajístico", señaló Jiménez Torrecillas. "La zona siempre se ha caracterizado por ser un lugar inhabitado, con sólo viviendas trogloditas. Su verdadero valor es, precisamente, la no urbanización del suelo, permitir que sigan floreciendo ahí las pitas y las chumberas". La intervención incluirá la regeneración de la vegetación, el aumento de las especies autóctonas y la creación de sendas peatonales con zonas de miradores hacia la Alhambra, la Abadía del Sacromonte y Sierra Nevada. También se instalará mobiliario rural adaptado al entorno. Se frenará la erosión del suelo y se creará una serie de jardines de secano.
Desde algunas zonas de Granada, la perspectiva que ofrece el paisaje de la muralla zirí es de un enorme contraste con las casas blancas del Albaicín y el Sacromonte que se encuentran en un nivel inferior. "Es un paisaje de extremos en el que pueden encontrarse los humedales que rodean el río Darro y el secano de la parte alta", dijo el arquitecto.
Entre las propuestas de Jiménez Millán para la rehabilitación de la zona se encuentra la de respetar los caminos que conducen hacia cada una de las cuevas y señalizarlos con pequeñas luces "muy tenues". "Eso crearía un efecto como de luminarias o luciérnagas que sólo podrían percibirse si alguien mirase muy atentamente", explicó. "Es una forma de que tenga presencia nocturna en la ciudad". Esa iluminación, a juicio del arquitecto, va en sintonía con la que se utiliza para la Alhambra y el Palacio de Carlos V. "Es una iluminación", indicó, "que permite ver pero que sigue manteniendo la intimidad del espacio, la sensación de tranquilidad". La intención de la Fundación Albaicín con esta iniciativa es evitar la especulación en la zona y la posibilidad de que haya tentaciones urbanísticas en un paraje en el que jamás se ha construido a lo largo de los siglos. También se revitalizará una zona que ha permanecido prácticamente abandonada durante mucho tiempo pese a la riqueza histórica que le confiere la ubicación de la muralla de la dinastía zirí.
La intervención recuperará también el viejo camino que conduce a la ermita de San Miguel y le devolverá su aspecto original. Antonio Jiménez Torrecillas dijo que una de las ideas es mostrar cómo eran las rondas de la guardia musulmana en los tiempos en que empezaba a surgir el Albaicín. La rehabilitación de las cuevas contará también con un nuevo sistema de alumbrado interior que hará reverberar la luz hacia el exterior. "Producirá desde lejos", indicó el arquitecto, "la sensación de que en su interior hay hogueras". Uno de los encantos precisamente de toda la zona es la manera en que, en Semana Santa, durante la conocida como Procesión de los Gitanos, todos los caminos que van a ser ahora restaurados se llenan de hogueras para marcar el camino a los cofrades, lo que produce un efecto visual muy llamativo desde ciertos miradores de la ciudad o incluso desde la Alhambra.
Tras la primera fase, se continuará con el mismo proceso en el conocido como Barranco de los Negros, en la parte más alta del Sacromonte, también sin edificar, con una gran riqueza de plantas autóctonas y un modo de vida troglodita. Las obras en esa intervención tendrán un coste de dos millones de euros.
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