Del 'soufflé' al 'terrabastall'

El escándalo de los sondeos ha llevado a CiU más allá de lo esperado, coinciden en señalar desde la federación nacionalista. Desde esas mismas filas no se oculta el disgusto por el desenlace -fatal para CiU- que ha supuesto la creación de una comisión de investigación y la ruptura de una alianza de siete años con el PP.

La primera crisis gestionada por el conseller en cap, Artur Mas, no ha sido precisamente un feliz anticipo de lo que se espera de él en caso de que gane las elecciones. "Para una buena resolución de esta crisis hubiera hecho falta algo más de humildad", ilustra beatíficamente un dirigente de Convergència. Mas no ha hecho gala de esa virtud que incluso sus adversarios políticos le reconocen: la de ser un buen administrador, sostienen en privado algunos dirigentes nacionalistas. El conseller en cap no ha querido dar inicialmente su brazo a torcer en esta crisis. Y cuando lo ha hecho ha sido demasiado tarde, se asegura desde la federación. La destitución de alguno de sus colaboradores cercanos, pretendida inicialmente por el PP, ya no ha sido suficiente en unas semanas preñadas de acontecimientos, como la guerra de Irak y el estatuto de CiU. Y llegado este punto, Mas ha hecho de la necesidad virtud y ha zanjado la relación con el PP.

A todo eso, el presidente Jordi Pujol ve su final de etapa enturbiado por el asunto de los sondeos. Lo que comenzó siendo oficialmente un "estúpido soufflé mediático" ha acabado revelándose todo un terrabastall político .