El padre de dos muertas de 'Ardystil' es incapaz de declarar en el juicio
Once años después de las muertes de Soraya y Jovana González, el grave estado anímico y emocional del padre de las dos hermanas fallecidas a causa del síndrome de Ardystil impidió ayer su comparecencia ante el tribunal de la Audiencia de Alicante que juzga a diez empresarios de aerografía textil de L'Alcoià. "Mi marido no puede hablar de sus hijas", manifestó ayer la madre de las dos víctimas, durante un receso de la sesión.
El macrojuicio contra diez titulares de ocho firmas imputadas por el caso Arystil, -enfermedad laboral que costó la vida a seis operarios y afectó a más de un centenar de empleados-, continuó ayer con la declaración de nueve personas, víctimas en distinto grado de la enfermedad. El trauma que todavía hoy sufre el padre de las dos hermanas impidió su comparecencia.
Una de las ex operarias de la extinta firma Ardystil, que dio nombre al síndrome, declaró que mientras trabajó en la factoría hubo hasta tres inspecciones de trabajo. "Se identificaron, y vieron en las condiciones en las que estábamos trabajando", manifestó. Algunas de las testigos coincidieron en manifestar que el inspector sólo se limitó a exigir el carné de identidad y a comprobar si los empleados estaban dados de alta en la Seguridad Social. Esta misma trabajadora confesó que había instrucciones por parte del encargado para que, en caso de la visita de un inspector, se alertara a los compañeros que no estaban asegurados y no se incorporaran al trabajo. La defensa del inspector de trabajo, A. O . H., imputado a propuesta de la acusación particular, argumenta que el funcionario nunca observó las condiciones de insalubridad de la industria porque estaba inactiva y, además, como mantienen otros testigos, los trabajadores se deshacían del material por orden de los patronos. Sin embargo, ayer, algunas de las las ex operarias aseguraron que cuando el inspector visitó la fábrica se hallaba a pleno rendimiento. "Pero sólo nos pidió el carné", declaró una de ellas.
