Los narradores enseñan a pensar
Un grupo de actores y 'cuentacuentos' visita colegios e institutos para fomentar la tolerancia entre civilizaciones
La llegada masiva de inmigrantes a la capital -muchos de ellos en edad escolar- ha obligado a los madrileños -muchos de ellos en edad escolar también- a aprender a convivir en el metro, en el trabajo y en la calle. Para aportar su grano de arena a fin de que esta convivencia se desarrolle en términos pacíficos y no derive en xenofobia, un grupo de expertos ha apelado a algo tan antiguo como la narración oral.
La Fundación Instituto Internacional del Teatro del Mediterráneo (IITM), dentro de sus actividades previstas para 2003, se reunirá hoy con chicos de colegios e institutos para hablarles sobre el prójimo. No será una conferencia, ni una charla institucional. Contarán historias y harán que los chavales cuenten también las suyas.
"Tratamos de provocar a los chavales para que ellos se formen su propia opinión", dice uno de los responsables
El I Encuentro Nacional De Narradores agrupa a más de una docena de profesionales del relato oral que están desarrollando sus actividades en Andalucía, Canarias, Castilla-La Mancha, Extremadura, Valencia y Madrid. Se reunieron ayer en Leganés para discutir e intercambiar experiencias sobre el trabajo que llevan a cabo. Hoy será el día de poner en práctica lo aprendido entre todos.
El programa se titula La llegada del otro... En un primer momento se reducirá a colegios e institutos de España. Posteriormente, según apuntan los responsables, la experiencia se extenderá a países como Marruecos, Túnez o Francia. "De lo que se trata es de provocar a los chavales para que se formen su propia opinión y sus propias ideas", asegura José Monleón, director de la fundación. Monleón, de 76 años, valenciano, crítico teatral, es reconocido como uno de los más importantes impulsores del diálogo y de la reflexión a través de las artes. Este hombre con bastón, delgado, alto, de hablar pausado y cargado de experiencia y de horas de teatro, es el alma de este proyecto.
Si Monleón es el alma, la narración oral es la columna vertebral. "A los chicos se les estimula a hablar, a cantar, a actuar, a relatar, a pintar, no se les da un respiro", añade Monleón, que señala: "La guerra que sufrimos todos es el resultado de la cultura de imposición de ideas sobre el otro".
La radical importancia que la fundación otorga a la narración es simple: según los responsables, el cuento ocupa un lugar importante no sólo en la tradición literaria de muchos países, sino en sus prácticas de comunicación social. El narrador, aun desprovisto de todo aparato escenográfico, ha sido siempre el artista imaginario popular, el personaje capaz de recrear el mundo ante sus oyentes.
"Así que nuestros narradores van a los colegios e institutos e intentan que los niños se conviertan a su vez en narradores y asuman la responsabilidad de inventarse una historia para luego contarla. Además se fomentan las habilidades necesarias como para saber construir un buen cuento. En este programa trabajamos con los profesores, que son, a la postre, los que deben continuar con el proyecto día a día, y niños de entre 9 y 16 años", explica Raúl Pareja, narrador de la Comunidad de Madrid.
El trabajo está concebido en varias fases; la primera de ellas apunta a la sociedad española, con la esperanza -dentro de la red y los procesos habituales del IITM- de alcanzar una segunda, en la que participen numerosas escuelas de otros países, tanto europeos como africanos.
La Fundación Instituto Internacional del Teatro del Mediterráneo cree firmemente que la convivencia y el respeto entre la diversidad - de culturas, de historias, de religiones, de etnias y de lenguas- sólo serán posibles cuando se construya un pensamiento que acepte tales objetivos.
No viven ajenos a la guerra que se lleva a cabo en Irak. Expresan, a través de su trabajo cotidiano, su profunda solidaridad con "cuantos defienden, responsable y activamente, el dialógo y el respeto entre los pueblos, sin dejarse conducir por ninguna ideología, religión o interés que se sitúen por encima de la vida y la libertad de la comunidad humana".
La Fundación Instituto Internacional del Teatro del Mediterráneo (IITM) tiene su origen en el Festival de Mérida en los años ochenta, dirigida ya por José Monleón. En un principio se ocupaba del teatro clásico. De ahí pasó a un teatro entroncado sobre todo con la tradición mediterránea. La reunión fundacional oficial se celebró en Mérida, en 1990. A partir de entonces se han desarrollado más de 400 actividades en diversas ciudades del ámbito mediterráneo.
Esta serie de actividades han merecido el reconocimiento de la Unesco, que incorporó a la fundación a su programa mediterráneo. También han recibido el reiterado apoyo de la Unión Europea y de los Ministerios de Cultura y Asuntos exteriores de España en muchas de sus actividades. También se han beneficiado de la atención regular de las comunidades autónomas de Madrid, Andalucía, Extremadura y Castilla-La Mancha.
En la memoria de la fundación no se olvida la imagen del poeta gaditano Rafael Alberti, que desempeñó el cargo de presidente hasta el día de su muerte.
La IITM engloba 24 países: 15 europeos, 6 africanos y 3 del Mediterráneo oriental. Aunque siempre teniendo en cuenta su aspecto base: el Mediterráneo. Los responsables de este grupo señalan que el grupo ha sacado de este ámbito geográfico varias lecciones: su estímulo cultural, las varias y diferentes civilizaciones que se han ido estableciendo en este marco geográfico, lleno de afinidades e influencias pero atravesado siempre por el respeto a la personalidad de los pueblos frente a las ideologías.
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