El 95% de los votantes apoya la permanencia de Chechenia en Rusia
Ningún observador ratifica los resultados, sobre los que planean numerosas dudas
El presidente ruso, Vladímir Putin, se hizo ayer con la base formal que necesitaba para impulsar su plan de resolución política en Chechenia, al anunciar los responsables del referéndum celebrado el domingo que la constitución local (un estatuto de autonomía) y las leyes para elegir un presidente y un Parlamento habían recibido el apoyo de cerca del 95% de los votantes. "Hemos cerrado el último problema serio relativo a la integridad de Rusia", dijo en Moscú.
En una rueda de prensa en Grozni, Abdul Arsajanov, el presidente de la Comisión Electoral Chechena, afirmó que la constitución había obtenido el 95,9% de los votos, y las leyes para elegir un Parlamento y un presidente, un 96% y un 95%, respectivamente, cuando se habían contado 255 colegios electorales (de un total de 418) y un 61% de los votos emitidos. En total participaron en el plebiscito más de 477.000 personas, lo que equivale a un 85% del censo, según dijo el funcionario.
Ningún observador independiente está en disposición de verificar estos datos, que recuerdan los porcentajes amañados de las elecciones en la Unión Soviética. El plebiscito se ha celebrado sobre un telón de fondo de tensión y miedo y en condiciones militarizadas. Activistas de derechos humanos denunciaron un aumento de la violencia en vísperas del referéndum y expresaron temor a represalias contra quienes no acudieran a las urnas. Los periodistas internacionales, que tuvimos un acceso limitado a varios colegios electorales, comprobamos que una misma persona podía emitir varias veces su voto si lo deseaba. Especialmente sospechosas resultaban las "listas complementarias" de ciudadanos no registrados en el censo, que, según los representantes oficiales, se desplazaban a Chechenia para depositar su voto.
Pero la lógica del referéndum checheno no es la de un proceso electoral regular. El Kremlin no trataba de organizar un plebiscito modelo, sino de tomar la iniciativa, recuperar lo perdido en época de Borís Yeltsin y crear una dinámica propia en una situación deteriorada, tras haber excluido categóricamente la independencia como solución para la república caucásica rebelde.
Los atentados, los secuestros, los asesinatos, las torturas y las desapariciones, de las que son responsables tanto chechenos como militares rusos, forman parte de la vida cotidiana en Chechenia. Muchos aquí están hartos de la guerra y sueñan con el orden, la estabilidad y el trabajo. El referéndum les ha sido presentado como una oportunidad para todo ello. "Los chechenos han votado por la paz y los que no han depuesto las armas luchan no sólo por sus falsos ideales, sino contra su pueblo", dijo Putin en Moscú.
Con los documentos aprobados el domingo, Chechenia podrá elegir un presidente en diciembre y un Parlamento en la primavera del año próximo. Abdul Sultigov, el representante de Putin para la observancia de los derechos humanos en Chechenia, presentaba ayer las elecciones a presidente de la república como una ocasión para ejercer el juego político entre distintas alternativas. No está claro que sea así, porque el jefe de la Administración prorrusa, Ajmed-Jadzhi Kadirov, que se ha fortalecido en los últimos meses, parece dispuesto a quedarse al frente de la república y los defensores de derechos humanos están preocupados por la complejidad entre los militares y el jefe de la Administración chechena. Kadirov, que en el pasado fue un dignatario religioso, cuenta con una temida escolta personal y un cuerpo de policía local que está formándose y en el que se han integrado ya 13.000 hombres.
El futuro de la devastada república depende de lo que suceda en los próximos meses. En vías de negociación está una amnistía que debería ser amplia y afectar también a los militares, según manifestaba ayer Abdul Sultigov, quien calculaba que podría reducirse a "algunas decenas como máximo" el número de jefes guerrilleros que "lucharán hasta el final o se marcharán de Chechenia".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.