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Reportaje:GUERRA EN IRAK | La respuesta militar de Irak

Las armas de Sadam

Irak tiene 420.000 soldados, armas convencionales y quizá de destrucción masiva, pero su estrategia sigue siendo una incógnita

Un puñado de palabras huecas y bravuconas es lo único que ha trascendido sobre la estrategia de Sadam Husein, comandante en jefe de las Fuerzas Armadas iraquíes, para defender su país de "agresores". El secreto que envuelve al Ejército iraquí, desde el armamento a los planes, pasando por los efectivos, no afecta tanto a los enemigos como al mismo líder iraquí, quien a estas horas puede que no sepa con cuántos de sus 420.000 soldados cuenta, ni cuántos de los 2.600 tanques disparan, ni cuántos de los 300 aviones y 375 helicópteros serán capaces de despegar. La incógnita, sin duda, más inquietante tanto para propios como para ajenos es si tiene armas de destrucción masiva, decisión de utilizarlas y quien obedezca la orden.

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Expertos estadounidenses y británicos sostienen que el Ejército iraquí, de 375.000 efectivos, se encuentra dividido en tres cuerpos, de los que solamente uno se espera que presente batalla, el compuesto por la Guardia Republicana (60.000 hombres) y las fuerzas especiales de la Guardia Republicana (25.000). Estas fuerzas especiales son las que, a lo largo de los 12 años transcurridos desde la guerra del Golfo, han seguido un fuerte entrenamiento como guerrilla urbana. Se han convertido en auténticos expertos en este campo. A ellos corresponde defender casa por casa, metro por metro, los 734 kilómetros cuadrados de la capital de la antigua Mesopotamia (Madrid capital tiene 606 kilómetros cuadrados). Militarmente son los dueños de Bagdad, los únicos capaces de convertir la ciudad de 5,5 millones de habitantes en el Stalingrado iraquí.

En su misión cuentan con el apoyo de la Guardia Republicana, cuyas tres divisiones de blindados, una mecanizada y dos de infantería, representan la primera fuerza de choque contra las fuerzas norteamericanas y británicas que avanzan hacia la capital. La Guardia Republicana ha tomado posiciones y excavado un cinturón defensivo de trincheras de 25 kilómetros de radio.

Tal vez lo más importante es que los encargados de defender la capital son posiblemente los soldados con mayor espíritu de lucha. Los privilegios de que han gozado estos años y el hecho de formar parte de la esencia del régimen son sus eventuales fuentes de moral guerrera.

Entre los privilegiados se encuentra también el Comando de Defensa Aérea, compuesto por 17.000 hombres y con cuarteles en Bagdad, Kirkuk (norte), Kut al Havy (este), Basora (sur) y Ramadia (oeste). El comando está dotado de artillería antiaérea, ametralladoras y 1.500 lanzaderas de misiles tierra-aire y misiles guiados. Buena parte de los más de 1.000 misiles tierra-aire que tiene el régimen se encuentra en los suburbios de Bagdad, que tiene ahora mejores defensas que en 1991, según el general estadounidense Dan Leaf.

Un responsable del Ministerio de Defensa de EE UU denunció el lunes que Sadam ha distribuido armas químicas entre ciertas unidades de la Guardia Republicana, cuyos comandantes han sido autorizados a utilizarlas. La mayoría de los expertos considera que Irak conserva parte de sus arsenales químicos y biológicos, que la ONU le ordenó destruir en 1991; lo que ninguno sabe a ciencia cierta es el volumen de esos arsenales, ni si existe una disposición a usarlos. Después de haber utilizado armas químicas contra su propio pueblo (contra la minoría kurda, en 1984) y en la guerra contra Irán, no parece descabellado el temor a que vuelva a hacerlo ahora.

Según el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS), el arsenal químico iraquí incluye gases abrasivos y nerviosos, entre ellos gas mostaza y gas sarín (gas que utilizó en 1995 en el metro de Tokio la secta Aum Shinrikyo y causó 12 muertos). Si la Guardia Republicana tiene luz verde para usar armas químicas, estará al mando de la treintena de misiles Al Samud que eventualmente le resta al régimen iraquí, tras la destrucción estos días de 72 de estos misiles a instancias de los inspectores de la ONU. Los Al Samud son misiles tierra-tierra de combustible líquido y con un alcance de 180 kilómetros que pueden transportar ojivas químicas o biológicas, al igual que los Ababil-100, que ha disparado estos días contra Kuwait.

Según el informe hecho público por el espionaje británico, Irak aún posee otros cohetes y lanzaderas que contravienen las ordenanzas de la ONU y son susceptibles de usarse en una guerra químico-biológica como el misil balístico Scud, de los que posiblemente tenga 20 unidades. También se cree que conserva unos 40 misiles Al Huseini, de 650 kilómetros de alcance y sin capacidad de uso químico.

En cuanto a las armas bacteriológicas, el IISS sostiene que Irak esconde miles de litros de ántrax, toxina del botulismo y duda sobre si posee el virus de la viruela. De tenerlas, Hans Blix, jefe de inspectores de la ONU para el desarme de Irak, duda de que se utilicen, ya que hasta el momento nunca lo ha hecho. Francia advirtió la semana pasada a Bagdad de que se sumaría a la ofensiva estadounidense si Sadam hace uso de sus armas químicas o biológicas.

En 1991, los efectivos del ejército regular, tres veces mejor equipados y alimentados que ahora, se rindieron en cuanto vieron al primer soldado de la coalición internacional. El hecho de que lo que ahora defienden los iraquíes sea el territorio nacional y no una conquista (Kuwait) puede inducir al combate a las tropas más disciplinadas, que son las divisiones de tanques. Irak cuenta con 2.600 tanques, todos ellos de fabricación soviética, entre los que se incluyen 1.500 T-55. Están viejos y la falta de piezas de recambio durante estos años hace que no se sepa cuántos de ellos aún funcionan en condiciones. No se espera que su capacidad de defensa vaya más allá de entretener unos días a británicos y estadounidenses.

No se espera una resistencia digna de tal nombre entre los 160.000 soldados regulares y muchos menos entre los que componen el ejército de Jerusalén, que casi en su totalidad son árabes de religión musulmana shií y, por tanto, opuestos al régimen que pertenece a la minoría árabe suní, al igual que los demás Gobiernos de Irak desde su independencia de Londres, en 1932. De ahí, que el Pentágono no detenga a sus hombres en la toma las ciudades del sur, que espera que caigan en cuanto se derrumbe el régimen.

Basora, el gran puerto iraquí y capital del sur, que sufrió más que ninguna otra ciudad, por ser fronteriza, los nueve años de guerra contra Irán, se entregó en 1991 sin combatir. Dos mil hombres defienden ahora su base naval, donde no hay barcos porque Basora se encuentra al final del estuario de Shat el Arab, en el que las naves hundidas impiden navegar. Irak sólo tenía seis barcos en Um Qasr, su único puerto operativo, que ya no controla.

La Fuerza Aérea está compuesta por 30.000 hombres y 300 cazabombarderos y aviones, que salvó de ser destruidos en la guerra del Golfo enviándolos a Irán. Obsoletos y sin recambios en 12 años, nadie sabe cuántos serán capaces de despegar y llevar a cabo la misión que se les encomiende. También dispone de 375 helicópteros, una parte de ellos artillados, que se encuentran en el mismo estado de decrepitud que los demás aparatos.

La antigua Mesopotamia cuenta con una fuerza paramilitar de 43.000 hombres, de los que 15.000 son agentes de seguridad, 9.000 integran el cuerpo de guardaespaldas y 18.000 constituyen los llamados fedayines (luchadores) de Sadam. Éstos también son hombres privilegiados del régimen y, por tanto, más dispuestos a defender sus intereses y a luchar contra los invasores que el resto de la población iraquí, que está agotada por el embargo y de soportar a Sadam y a su despótica cohorte.

La televisión iraquí ha mostrado estos días imágenes de lo que llama las brigadas internacionales, llegadas a Bagdad para luchar contra el "satán", pero a pesar de que Sadam Husein aparece últimamente orando en las mezquitas, pocos son los ortodoxos islamistas que le consideran un buen creyente, ya que su régimen ha presumido siempre de un nacionalismo laico. Al parecer son unos 1.000 hombres, en su mayoría árabes, pero no se les atribuye el empuje en el combate de las brigadas árabes que lucharon en Afganistán.

Varios iraquíes permanecen tumbados boca abajo en la zona sur del país tras ser desalojados de su vehículo por un convoy de <i>marines.</i>
Varios iraquíes permanecen tumbados boca abajo en la zona sur del país tras ser desalojados de su vehículo por un convoy de marines.ASSOCIATED PRESS

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