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GUERRA EN IRAK | Las movilizaciones de protesta

La policía, en "alerta máxima" para evitar desórdenes públicos

Una circular pide que todos los agentes estén disponibles mientras dure el conflicto bélico

Jorge A. Rodríguez

El Cuerpo Nacional de Policía ha recibido instrucciones precisas de permanecer en estado de "máxima alerta" mientras dure el conflicto bélico con Irak con la prioridad de evitar "cualquier hecho que, como consecuencia de esta situación, pudiera alterar el orden público", especialmente en Madrid. Para ello, se ha pedido a todos los agentes que estén siempre a disposición de sus mandos, aunque no se han suspendido los permisos, como ocurrió tras el 11-S.

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Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado fueron puestas en alerta el día en que comenzaron los bombardeos sobre Bagdad. El plan inicial estaba diseñado para intensificar el despliegue ante el eventual riesgo de un atentado, por lo que fueron protegidos los centros "sensibles y estratégicos" y aumentó el control sobre los sospechosos de estar vinculados a grupos de extremistas islamistas. Los refuerzos de las tareas de protección y los dispositivos de prevención de desórdenes públicos fueron encomendados a las Unidades de Intervención Policial y a los grupos de reserva, los antidisturbios, que fueron movilizados en toda España, al igual que los Grupos Rurales de Seguridad de la Guardia Civil.

El plan incluía un capítulo de "seguridad interna", donde se preveían medidas para una posible radicalización de las protestas antibélicas. De hecho, durante la reunión del jueves del Gabinete de Crisis del Gobierno, el ministro del Interior, Ángel Acebes, expresó su temor por la situación del orden público ante la cadena de manifestaciones que se anunciaban contra el apoyo español al ataque a Irak. "Hay una preocupación sincera por situaciones que puede haber en la calle", afirman fuentes de Interior.

Poco después de terminar la reunión del Gabinete de Crisis comenzaron las protestas espontáneas de estudiantes, que en el caso de Madrid acabaron en violentos incidentes. El día antes, las comisarías de Madrid recibieron un mensaje interno sobre las "medidas a adoptar por efectivos policiales con motivo de la crisis en Irak". El escueto texto del comunicado (reproducido en esta página) informaba de qué actitud debían tomar los agentes para "dar respuesta a cualquier alteración de la seguridad ciudadana que pudiera producirse y evitar atentados o daños contra las personas y bienes".

El mensaje daba prioridad a los desórdenes callejeros en las protestas antibélicas, a pesar de que, hasta el viernes, todas las manifestaciones pacifistas se habían celebrado sin problemas, con mínima intervención policial y en un ambiente tan reivindicativo como festivo. "Al principio nos sorprendió un poco, porque todo estaba tranquilo, y aunque el viernes hubo algunos incidentes, no era previsible que la situación se complicara, como ha ocurrido ahora en Madrid", explica un mando policial de esa región.

El primer punto del comunicado dejaba claro que la prioridad es mantener el control de la calle. Dice así: "Los efectivos del Cuerpo Nacional de Policía, a partir de la recepción de este escrito, deberán permanecer en estado de máxima alerta en evitación de cualquier hecho que, como consecuencia de esta situación, pudiera alterar el orden público".

Todos a disposición

Además, se pedía a todos los agentes que estuvieran "a disposición de sus responsables respectivos, por si fuera necesario requerir sus servicios". En Madrid, se recibieron instrucciones adicionales para impedir a toda costa protestas "incluso simbólicas" ante las sedes de las instituciones del Estado, especialmente el Congreso y La Moncloa. Estas órdenes quedaron patentes para los transeúntes que vieron los cordones policiales montados en los alrededores del palacio de la Cámara Baja en cada sesión parlamentaria sobre la crisis.

El cierre fue tan extremo que no sólo se montó un enorme círculo policial alrededor del Congreso "sino que incluso se pedía la documentación a ciudadanos que querían pasar, por motivos de trabajo o por lo que fuera, hacia el Congreso", subrayó el portavoz del PSOE para temas de Interior, Victorino Mayoral. En esta línea "de obsesión por la hiperseguridad" enmarcan IU y PSOE los cacheos a los actores que acudieron al Congreso para protestar por la guerra. Las fuentes policiales consultadas apuntan a que, en el caso de Madrid, las órdenes de despliegue han partido del delegado del Gobierno, Francisco Javier Ansuátegui. A él le culpó ayer de los incidentes en Madrid el candidato socialista a la presidencia de esa Comunidad, Rafael Simancas, por la "actitud intimidatoria del depliegue policial". La Delegación contestó que en las protestas del viernes y del sábado "se permitió todo, incluso sin que estuvieran legalizadas, pero lo que no se podía permitir era el acoso de instituciones del Estado, como el Congreso de los Diputados y el palacio de La Moncloa".

Un agente traslada a un compañero herido en los violentos incidentes de la noche del sábado en Madrid.
Un agente traslada a un compañero herido en los violentos incidentes de la noche del sábado en Madrid.LUIS MAGÁN

Apoyo sindical a los antidisturbios

Los sindicatos policiales defendieron ayer la actuación de los antidisturbios en las manifestaciones contra la guerra, aunque criticaron las órdenes recibidas y la "inflexibilidad" de los mandos encargados de aplicarlas y transmitirlas a los agentes. El secretario general del mayoritario Sindicato Unificado de Policía (SUP), José Manuel Sánchez Fornet, declaró que, "en general", los miembros de las Unidades de Intervención Policial "están actuando bien", pero pidió la destitución de los agentes que se hayan excedido al reprimir las protestas.

"Se pueden hacer todas las manifestaciones numerosas que queramos", dijo el sindicalista, "pero no se puede salir y cortar el tráfico, porque entonces estaremos en Uganda, no en una democracia europea". No obstante, Sánchez Fornet reprochó en declaraciones a Servimedia la "incompetencia" de algunos responsables políticos, especialmente el delegado del Gobierno en Madrid, Francisco Javier Ansuátegui, "porque están dando órdenes de absoluta inflexibilidad". Y añadió que "algunos mandos policiales no son capaces de resolver situaciones críticas", como las vividas al final de la marcha pacifista del sábado en Madrid.

Por su lado, Isidoro Zamorano, portavoz de la Asociación Nacional de Policía, aseguró que las unidades antidisturbios "están cumpliendo perfectamente su cometido, que es el de garantizar a los demás ciudadanos que tengamos libertad". Según su criterio, las cargas se dirigieron a impedir que los grupos minoritarios de violentos provoquen destrozos. "La policía tiene que procurar que eso no pase", dijo, a la vez que invitó a los participantes en la protesta a "denunciar en los juzgados a los agentes que crean que han actuado incorrectamente".

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Sobre la firma

Jorge A. Rodríguez
Redactor jefe digital en España y profesor de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Debutó en el Diario Sur de Málaga, siguió en RNE, pasó a la agencia OTR Press (Grupo Z) y llegó a EL PAÍS. Ha cubierto íntegros casos como el 11-M, el final de ETA, Arny, el naufragio del 'Prestige', los disturbios del Ejido... y muchos crímenes (jorgear@elpais.es)

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