Alemania bordea la recesión
La reunificación sigue pasando factura al gigante de la economía europea
Alemania, afligida por las deudas, el paro y unos impuestos cada vez más altos, se halla a las puertas de una recesión. Sería la segunda en dos años. Las raíces de estos males, que ahora se manifiestan con toda su virulencia, se remontan a la caída del muro de Berlín, hace 13 años, y a la manera como se abordó la reunificación alemana, coinciden en señalar políticos, inversionistas y ejecutivos.
El bono alemán ha perdido buena parte de su prestigio y muchos inversores prefieren hoy los bonos franceses, españoles y holandeses
El canciller Gerhard Schröder lo dijo claramente, ante el Parlamento, la semana pasada: las "cargas" de la reunificación tienen buena parte de la culpa del debilitamiento "impresionante" que la economía alemana ha sufrido en los últimos años. El problema es que el enfermo no ha curado. El Bundesbank ha advertido de que las caídas de la economía seguirán y pueden llegar a ser más frecuentes.
El crecimiento económico en este país, que ha sido inferior al promedio europeo desde 1993, se estancó en el último trimestre de 2002. El sector de la construcción lleva deprimido nueve años, el déficit presupuestario no cesa de crecer como consecuencia de la herencia de los 750.000 millones de dólares que se han transferido del oeste al este del país desde 1990, y el el ministro de Economía, Hans Eichel, no halla otra forma de hacer frente a sus obligaciones que el incremento de impuestos.
"Alemania entera está en aprietos ahora", señala Heinz Grimm, del Bankgesellschaft Berlin AG, el banco estatal que la ciudad de Berlín tuvo que rescatar debido al fracaso de sus inversiones inmobiliarias en Alemania oriental.
Una situación que tiene repercusiones negativas en las empresas y el empleo. El índice bursátil de referencia en Alemania, el DAX, ha perdido más de 50% de su valor este año. El paro se situó en 4,36 millones en febrero, la mayor cifra en un lustro, con una tasa sobre población activa del 10,5%.
Los bonos alemanes de referencia, en este marco, se han comportado peor que el resto de la deuda soberana europea por el temor a que la merma de la renta fiscal aumente la cantidad de dinero que el Gobierno necesita tomar prestado.
El margen, o la diferencia en rendimiento, entre los bonos de referencia a 10 años de Alemania y de España se ha contraído 17 puntos básicos en los últimos seis meses, indicio de que los inversionistas exigen más rentabilidad en la deuda alemana. "Es probable que nos inclinemos un poco más hacia los bonos franceses, españoles u holandeses. Los alemanes no tienen ya el prestigio que tenían en los mercados internacionales", dice Angus Sibley, cogestor de 6.000 millones de libras (9.400 millones de dólares) en Carr Sheppards Crosthwaite Limited, en Londres.
Los costos de la reunificación, y las expectativas poco realistas de los ejecutivos sobre un despegue rápido de la economía de Alemania del Este, siguen perjudicando a muchas industrias. Y en especial a la construcción.
Constructoras y bancos
Tras la reunificación, el canciller Kohl otorgó subvenciones para la inversión inmobiliaria en Alemania oriental. Las compañías de construcción se expandieron para lidiar con el aumento de la demanda, pero el resultado ha sido un exceso de viviendas y de oficinas. Unas 63.000 constructoras están o se han visto con el agua al cuello en los últimos siete años. La víctima más prominente ha sido Philip Holzmann AG, que solicitó suspensión de pagos en marzo de 2002. Unos 570.000 obreros de la construcción han perdido sus empleos desde 1995. Y la patronal del sector, ZDB, calcula que el sector volverá a reducir sus ventas en un 3% este año y a eliminar otros 50.000 puestos de trabajo. Un pronóstico muy grave para un sector que representa el 5% del conjunto de la economía alemana.
Los bancos también han padecido por las inversiones hechas durante la apresurada reunificación. El Gobierno de Kohl les exhortó a que gastaran al menos 1.000 millones de marcos por entidad en los Estados orientales. Lo hicieron y ahora se han visto obligados a sanear muchos de sus préstamos.
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