Naturaleza domada en Madrid
Siete oasis verdes para olvidar la oficina y los atascos
Los parques de Madrid ofrecen no sólo la belleza de sus paisajes históricos, sino también un ecosistema acomodado a la vida urbana. Además de la vegetación, en la que están representadas especies de todo el mundo, estos remansos de paz son auténticas reservas ornitológicas de carboneros, estorninos, mirlos, lúganos, petirrojos, reyezuelos y otras rapaces más difíciles de descubrir, como cernícalos, cárabos y halcones peregrinos. El medio humanizado tiene sus ventajas: es una fuente inagotable de alimentos y ofrece un microclima que suaviza las temperaturas invernales.
El parque del Buen Retiro.
Creado en el reinado de Felipe IV, tras la construcción del palacio del Buen Retiro. Sus 117 hectáreas albergan un bosque falsificado de unos 15.000 árboles, recorrido por paseos y veredas donde las fuentes, estatuas, templetes y quioscos salpican cada rincón. Los lugares más singulares son el estanque, la Rosaleda, la Casa de Velázquez, el palacio de Cristal, el jardín de Vivaces y los jardines de Cecilio Rodríguez y de Herrero Palacios
Real Jardín Botánico.
Escaso en superficie, tan sólo ocho hectáreas, pero de inmenso valor natural y belleza. Creado por los arquitectos reales Francisco Sabatini y Juan de Villanueva por orden del rey Carlos III, "para salud y recreo de sus vasallos". Los más ilustres botánicos españoles (Mutis, Ruiz y Pavón, Cavanilles, Lagasca, Colmeiro) dieron prestigio a este vergel durante los siglos XVIII y XIX con sus expediciones a las Américas para el estudio de su flora.
El Capricho de la Alameda de Osuna.
Desconocido para muchos madrileños, pero calificado como uno de los jardines paisajistas más sobresalientes de España. Creado a finales del XVIII por antojo de los duques de Osuna, fue la envidia de la aristocracia contemporánea. Catorce hectáreas de espíritu romántico con una ría navegable, un embarcadero de estilo oriental, un lago para cisnes con isla, una ermita que llegó a tener ermitaño, un laberinto y un palacio.
Campo del Moro.
Sobre la vega del Manzanares, a las mismas puertas de Madrid, donde acampó en 1109 Alí Ben Yusuf para reconquistar la ciudad, Pascual y Colomer proyectó en 1864, bajo el reinado de Isabel II, el primer jardín del Palacio Real. Las trazas actuales pertenecen a Ramón Oliva (1896). De corte inglés, con formas irregulares y mucha fronda entre sus parterres, destacan las fuentes de los Tritones y de las Conchas, el pabellón de Corcho y el chalé de la Reina.
La Quinta de los Molinos.
Esta peculiar finca arbolada, con diferentes especies de frondosas y coníferas, tiene la particularidad de albergar otros ejemplares menos frecuentes en los jardines y muy apreciados por la avifauna, como olivos y almendros. Un palacio de inspiración vienesa construido entre los años veinte y treinta del siglo pasado por César Cort y Botí. Un par de molinos de viento y algunos estanques y fuentes se reparten entre los calveros de esta pequeña selva artificial.
Parque del Oeste.
El alcalde Alberto Aguilera impulsó en 1906 la creación de este espacio que conmemora numerosos momentos de la historia de Hispanoamérica. Su carácter paisajista al estilo inglés le confiere unos trazados de caminos sinuosos y grandes desniveles. La situación de este parque en los bordes urbanos y su unión con otros oasis verdes, como los jardines de la Tinaja, el parque de la Montaña, la Rosaleda, el templo de Debod e incluso la Casa de Campo, en el puente de los Franceses, realza su importancia como corredor biológico.
Parque de Juan Carlos I.
El último gran parque de Madrid. Dentro del complejo Campo de las Naciones, cerca del aeropuerto de Barajas, su diseño se hace en función de la visión aérea que se tiene desde los aviones al despegar o aterrizar. Entre el verde de sus arboledas y parterres se expone la mayor colección de macroesculturas al aire libre de España.
GUÍA PRÁCTICA
Accesos
- El Retiro. Una docena de puertas entre las calles de Alfonso XII, Alcalá y Menéndez Pelayo. La principal, frente a la puerta de Alcalá.
- El Jardín Botánico. Entre Alfonso XII y el paseo del Prado. Entrada por la plaza de Murillo.
- El Capricho. En el distrito de Barajas, entre el paseo de la Alameda de Osuna y la avenida de Logroño. Sólo se puede visitar los fines de semana y festivos.
- El Campo del Moro. Accesos por la glorieta de San Vicente, Virgen del Puerto y la cuesta de San Vicente.
- La Quinta de los Molinos. Entrada frente al metro de Suanzes.
- El Parque del Oeste. Accesos desde el arco de la Victoria hasta la plaza de España, por los paseos de Moret y del Pintor Rosales, o por el puente de los Franceses.
- Parque de Juan Carlos I. Rodeado por Ifema, la M-40 y el campo de golf Olivar de la Hinojosa.
Bibliografía
- Parques y jardines de Madrid. Fundación Caja de Madrid (1994).
- Por los parques y jardines de Madrid. Desnivel Ediciones (2001).
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