Potencia para todo

La discreción estética del Touareg oculta una mecánica espectacular que entusiasma. No destaca por su línea vanguardista, pero basta con ponerlo en marcha para apreciar sus contundentes argumentos.

Un superturbodiésel impresionante

El Touareg estrena una joya tecnológica: su motor 5.0 V10 de 313 CV es el turbodiésel más potente del mercado, la nueva referencia. Y sorprende en todo. Tiene el tacto suave y fino de los motores de gasolina más exquisitos, pero impacta, sobre todo, su respuesta desde el ralentí: con sólo acariciar el acelerador se siente su poderío. A partir de 1.500 vueltas empuja con una potencia constante hasta las 4.000, y si se acelera con decisión, la espalda se pega al asiento. Es tan suave y va subiendo las seis marchas con tal discreción que parece que no corre. Sin embargo, con mirar el velocímetro se comprueba que los más de 2.500 kilos de peso no le impiden ofrecer unas aceleraciones brillantes y una velocidad espectacular para un 4×4 de gasóleo: 225 km/h.

Este motor no tiene la deportividad ni se disfruta tanto a alto régimen como los del Porsche Cayenne, pero lo compensa con su empuje a bajas revoluciones y es más fácil de conducir. Las prestaciones en carretera son muy buenas, y permite viajar con el confort de las grandes berlinas y la altura y sensación de seguridad de los todoterrenos. Y aunque gasta bastante para ser un diésel, tiene unos consumos correctos para su peso y prestaciones: cuesta bajar de 11 litros a ritmos legales, sube a 16 en ciudad y llega a 17-18 en conducción rápida y campo.

Suspensión inteligente

La combinación entre el motor, el cambio y las suspensiones neumáticas regulables en altura y dureza permiten al Touareg adaptarse a cualquier terreno. En carreteras amplias y autopistas navega sobre el asfalto sin cansar a sus ocupantes y ofrece una estabilidad y aplomo que dan seguridad, pero en zonas viradas acusa más el peso, se notan las inercias en las curvas y pierde agilidad, invitando a bajar el ritmo. El compromiso de las suspensiones no está bien resuelto: incluso en la posición Sport de la amortiguación sigue balanceando lo mismo, no parece más estable, y aparte de rebotar mucho resulta muy seco. Además, los frenos tardan en parar más de lo deseable y se fatigan si se les exige.

Otro punto fuerte del Touareg es la conducción fuera del asfalto. Entre el motor, la reductora y las suspensiones (hasta 30 centímetros de altura al suelo) afronta las zonas más difíciles con una soltura sorprendente y es un todoterreno de verdad. Sube cualquier pendiente casi a punta de gas, y para bajar sólo hay que insertar la primera marcha y la reductora: el resto lo hace todo solo. Y sorprenden mucho sus recursos porque tracciona como un tanque hasta en los pisos más resbaladizos. Sin embargo, las suspensiones se muestran un poco secas y ruidosas cuando hacen tope en el campo.