Acabar con la doble vara
El respaldo a Egunkaria por parte de ETA en su último comunicado hace un flaco favor al gran movimiento euskaltzale generado tras el cierre del rotativo. Los promotores del nuevo periódico en euskera deberán tener la valentía de rechazar públicamente el apoyo de quienes siguen sembrando nuestras calles de dolor y de muerte. El apoyo al euskera ya no puede ser a cualquier precio. El ejemplar cierre de filas en torno a nuestra lengua no puede ser a costa de callar ante la pervivencia de ETA y sus desmanes. Nuestra dignidad como pueblo se sostiene, tanto en la defensa de nuestra lengua ancestral como de los derechos humanos, que pisotean quienes arguyen, entre otras cosas, estar luchando por la defensa de nuestro patrimonio cultural. Mirar para otro lado mientras que se sigue negando el derecho a la vida es, además de una actitud tribal ya insostenible, una condena al fracaso para futuros proyectos de esta índole.
El mundo euskaltzale, que está viviendo estos días un esperanzador reagrupamiento, ha de manifestar también coraje para cumplir con esta asignatura pendiente. Los derechos humanos no tiene color, ni oportunidad política; es preciso asumir su universalidad, independientemente de nuestra filiación. Es preciso plantarse ante quien los vulnera, sea Madrid, sea la organización intocable. Es necesario acabar con esa vara que no termina de medir con equidad los despropósitos "propios" y "ajenos". Absolutamente ninguna voz presentaría a ETA un interrogante más grande como el de toda la intelectualidad abertzale, toda la órbita euskaltzale, diciéndole a la organización armada que es preciso que calle ya para siempre, que le hace flaco favor a la lengua, a la cultura y, en definitiva, al futuro de este país. No olvidemos, que nadie podrá arremeter contra ningún medio en euskera en el panorama de un país definitivamente pacificado.
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