Los españoles se evitan

El bombo fue cómplice con los intereses comerciales de la UEFA. No estaban prohibidos los enfrentamientos fraticidas, el emparejamiento de equipos de la misma nacionalidad en una eliminatoria, pero a los organizadores no les hacía demasiada gracia la idea, tampoco a los propios clubes. Evitarlos era complicado, tan sólo posible con una combinación. Y ésa es precisamente la que se dio ayer en Nyon. El sorteo de las competiciones europeas, los cuartos de final de la Liga de Campeones (Real Madrid-Manchester, Juventus-Barcelona, Ajax-Milan e Inter-Valencia) y las semifinales de la Copa de la UEFA (Celtic-Boavista y Lazio-Oporto), huyó de los cruces domésticos. Al Madrid, que le podía tocar el Valencia o el Barcelona, le correspondió en suerte el Manchester; al Milan, que tenía al Juventus y al Inter a tiro, le tocó el Ajax. Y en la Copa de la UEFA, el Oporto y el Boavista esquivaron también su encuentro en semifinales. Un sorteo dirigido, como los de no hace demasiado, no lo habría hecho mejor.

A diferencia de otras temporadas, todos los jugadores conservan las tarjetas amarillas de las fases anteriores y, por tanto, son acumulables para sanción. Los encuentros de ida de la Liga de Campeones se disputaran el ocho y el nueve de abril y los de vuelta el 22 y 23. También quedaron resueltas las semifinales de dicho torneo. Así, el vencedor de la eliminatoria Real Madrid-Manchester se medirá al triunfador del Juventus-Barcelona. Es decir, que el partido de los partidos, el Madrid-Barça, puede darse otra vez como el año pasado. El vencedor del Ajax-Milan se medirá al superviviente del Inter-Valencia, cruce que se ya produjo el año pasado por estas fechas con desenlace fatal para los españoles.

En todo caso, el cartel de cuartos de final de la Liga de Campeones es posiblemente el más lujoso de la historia. De los ocho contendientes, sólo el Valencia no ha ganado jamás la Copa de Europa. Y entre todos ellos coleccionan 62 títulos continentales.