Simitis y Prodi: "No podemos confiar a otros la defensa militar de nuestros valores"

Las maltrechas relaciones entre Europa y Estados Unidos fueron ayer uno de los puntos más calientes sobre la mesa de los líderes europeos en Bruselas. La crisis que ayer culminó con la guerra ordenada desde Washington ha provocado la más grave división en la historia de la UE y el peor enfrentamiento en el último medio siglo con Francia y Alemania, las dos grandes potencias de la Unión.

El presidente de turno de la UE, Costas Simitis, y el de la Comisión Europea, Romano Prodi, lanzaron ayer en la misma rueda de prensa similares advertencias a Estados Unidos y a sus aliados en este conflicto. "No podemos confiar a otros la defensa militar de nuestros valores", afirmó Prodi. "No podemos contar con los demás para nuestra defensa y que otros determinen nuestra política exterior".

Unos avisos demasiado claros frente a quienes, como el español José María Aznar, el italiano Silvio Berlusconi y el ministro británico Jack Straw, cuyos Gobiernos han cerrado filas con Washington, pidieron ayer que se recompongan cuanto antes los vínculos con Estados Unidos "basados en un principio de lealtad mutua", como declaró la ministra española Ana Palacio. En vísperas de la guerra, el propio Blair acusó a Francia de basar su política exterior en el enfrentamiento con Washington.

Ayer, en una sesión extraordinaria en el Parlamento Europeo, el líder de los socialistas, el español Enrique Barón, calificó a los europeos de "socios leales" de EE UU, "pero no vasallos", mientras el presidente del Grupo del PP europeo, el alemán Hans-Gert Poettering, dijo que "no hay razón para alimentar el antiamericanismo en Europa".

Pero en línea agresiva, Prodi destacó ayer también por su dureza a la hora de rechazar el ataque porque "en una guerra no hay vencedores, sino sólo perdedores", para lamentar que "cualquiera que sea el resultado de la guerra, no se puede negar que es un mal momento para la política exterior y de seguridad europeas, para la UE en su conjunto, para la OTAN y para las relaciones transatlánticas".

También en la reunión de dirigentes socialistas europeos, habitual antes de cada cumbre europea, Barón insistió en que "esta guerra ni es legítima ni es justa", mientras el presidente de la Internacional Socialista, el portugués Antonio Guterres, la calificó de "inaceptable" por hacerse "sin la autorización del Consejo de Seguridad de la ONU".