Una partitura entre el tópico y 'La puerta de Alcalá'
El himno olímpico compuesto por Nacho Cano se vio eclipsado en su presentación por la canción del grupo musical Suburbano
La canción que acompañará a la candidata del PSOE a la alcaldía, Trinidad Jiménez, durante la campaña para las elecciones del 25 de mayo lleva camino de convertirse en el himno oficial de los Juegos Olímpicos de 2012 a los que concurre como candidata la capital de España. Se trata de La puerta de Alcalá, tema del grupo Suburbano, que ayer sonó durante la gala de presentación del himno en el Palacio Municipal de Congresos del Campo de las Naciones y que, a su vez, ha sido cedida por sus compositores a la candidata socialista para que sea la sintonía de su campaña.
Paradojas de la unión entre música, deporte y política. Paradoja, al menos ésta, que necesita una explicación. Al compositor Nacho Cano, ex miembro de Mecano, le fue encargada la composición del himno olímpico. Para arropar esa música sin letra, decidió que durante la gala de presentación de anoche, sonara junto a su partitura el tema de Suburbano que popularizaron Ana Belén y Víctor Manuel en los últimos años de la década de los ochenta. Y sonó encadenada, como si formara parte del larguísimo himno de cerca de una hora. El público que asistió al evento tan sólo aplaudió o mostró algún signo de entusiasmo cuando empezaron a sonar las notas de La Puerta de Alcalá.
No se pudo culpar al respetable. El pegadizo tema se hizo esperar. Llegó después de casi cincuenta minutos de música instrumental y repetitiva (el himno en sí) que ponía banda sonora a una gala repleta de tópicos, utopías y que estuvo marcada por un tono carnavalesco que hacía recordar más un desfile de comparsas que a cualquier cosa que tuviera que ver con unos Juegos Olímpicos.
La conexión con el deporte y con la ciudad de Madrid se logró por medio de unas pantallas de vídeo en las que se proyectaron, sin descanso, imágenes de deportistas practicando casi todas las disciplinas y otras de los monumenos de la capital como la fuente de la Cibeles, el Museo del Prado, aparte de maquetas y reconstrucciones generadas por ordenador de todas las instalaciones deportivas que acogerán los juegos siempre y cuando las otras ciudades en liza (Nueva York y París, entre otras) no resulten ganadoras.
Esas mismas pantallas lanzaban mensajes de una sola palabra como "Raza", "Tradición" "Amor" y "Precisión", así como otras imágenes de difícil comprensión como el visor de un submarino apuntando a una fragata de guerra. Fotogramas que quedaron entre el mensaje subliminal de la guerra inminente y la metáfora de un torpedo convertido en nadador.
La gala comenzó con más de tres cuartos de hora de retraso. Ignacio del Río, concejal de Urbanismo e impulsor de la candidatura olímpica, recibió a sus invitados entre los que se encontraban el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, el entrenador de este club, Vicente del Bosque, y Manuel Lombao, preparador físico del presidente del Gobierno. Uno de los pocos deportistas en activo que asistió a la gala fue Alberto García, actual subcampeón mundial de 3.000 metros en pista cubierta.
Acomodados todos los invitados en sus asientos, la Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid atacó los primeros compases de la partitura. Primero el viento, luego las cuerdas. La música hacía recordar en ciertos momentos el Liverpool Oratorio de Paul MacCartney. Después la artillería: bajo, batería, programaciones... El resultado: una frase musical formada por 12 notas que era repetida una y otra vez en diversas variantes a ritmo de la llamada música chill-out.
En el escenario aparecieron Neptuno y La Cibeles montados en un mismo carro tirado por dos jóvenes disfrazadas de leones; unos ángeles cibernéticos; chicas disfrazadas de sirena. El toque flamenco corrió a cargo de Antonio Carmona (Ketama) y el bailarín Rafael Amargo. La cantante Carmen París, famosa por su versión electrónica de la jota aragonesa, puso voz a unos bailarines disfrazados de monjes derbiches precedidos de unas bailarinas de la danza del vientre. No faltó un tópico.
Los grupos de la oposición, IU y PSOE, no acudieron al acto por considerar que, dada la situación internacional, no es el momento más idóneo para este tipo de celebraciones.
Inés Sabanés, portavoz de IU y representante de esa coalición en Madrid 2012, señaló que la corporación "no puede dar sensación de normalidad cuando faltan sólo unas horas para que se entre en una guerra". Y añadió: "En todo caso, la presentación del himno sería una oportunidad para que el Comité Olímpico y los deportistas se retraten frente a la situación mundial. No hay que olvidar que el olimpismo es un movimiento comprometido con la paz, la concordia y el diálogo entre los pueblos", informa Azucena Criado. Sabanés recordó que "otros colectivos ciudadanos, como los artistas, se han pronunciado claramente, pero son muy escasas las voces que se han oído desde el mundo del deporte en contra de la agresión al pueblo de Irak".
En la gala de anoche no se escuchó ni un solo "no a la guerra". Los asistentes comieron gominolas mientras un calendario llegaba al año 2012 y aplaudieron cuando Nacho Cano, al final, pisó el escenario.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.