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Reportaje:

"Si no hay ética, hay que hacer reglas"

Sánchez Soler repasa la corrupción del poder en los últimos 25 años en España en 'Negocios privados con dinero público'

Negocios privados con dinero público cierra una trilogía que iniciara Mariano Sánchez Soler en 2001 con Ricos por la patria, y que en 2002 tuvo una nueva entrega con Las sotanas del PP. Ha querido, dice Sánchez Soler, retratar la política de los últimos 25 años "amontonando realidades que describen cómo se mueven los políticos de todo signo, qué intereses les provocan y en qué manos estamos".

Mariano Sánchez Soler (Alicante, 1954) es periodista y durante una década fue jefe del equipo de investigación y de la sección de nacional del semanario Tiempo. "Pero como esto del periodismo ya no es lo que era, me dedico a escribir. Afortunadamente he ido guardando cosas durante muchos años y la realidad me lo ha puesto muy fácil para hacer un repaso", afirma.

Negocios privados con dinero público es, según el autor, "una explicación política y una reflexión ética". A lo largo de 19 capítulos, Sánchez Soler expone su visión de un país corrupto, de los abusos del poder en beneficio propio, de las máquinas voraces y los políticos de negocio, del negocio que supone el transfuguismo, de los traficantes de influencias, de casinos, tragaperras y cursos de formación, y de cómo se pasa de la corrupción al escándalo.

Sánchez Soler asegura que hay una doble moral que se ha instalado en la práctica política de España a la que ayuda en beneficio del abuso del poder la falta de mecanismos de control por parte de la sociedad. "Carlos Navarro, sin ir más lejos, fue ponente de la ley de financiación de partidos. Mientras hacia eso estaba Filesa y él pasaba informes ficticios que cobraba". Según el periodista y escritor, "la corrupción es innata al uso del poder. Una sociedad democrática y madura debe dotarse de todos los mecanismos para evitarla y, en su caso, denunciarla sin tapujos".

En su repaso histórico, en el que se detiene en episodios de corrupción o abuso de poder para fines privados acontecidos en Baviera (Alemania), Venezuela, Colombia o Italia, señala que los políticos "piensan que las cosas no son malas hasta que no son delito". Por ello afirma que "cuando no hay ética, hay que hacer reglas, tener la valentía de hacerlas, presentarlas y apostar seria y contundentemente por la transparencia".

El escritor cree que casos como el de Banca Catalana, Naseiro, Torres Kio, Tibidabo, Luis Fernando Cartagena o Banesto demuestran que "el poder se entiende en muchas ocasiones como instrumento para hacer negocios, fundamentalmente porque no se tiene concepto alguno de lo público. Hay una cierta práctica caciquil que demuestra que falta aún cultura democrática". Y agrega: "Han sido tantos que al final la gente se inmuniza. Es más, acepta mejor que alguien se haya aprovechado en favor de su partido que el hecho de que saque provecho personalmente.".

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Sánchez Soler desciende, con referencias a Maquiavelo, a Sciascia o a Vázquez Montalbán, por las prácticas de malversación y tráfico de influencias, de filibusteros y expertos en la técnica del pelotazo durante un cuarto de siglo. Sin embargo, puntualiza sobre los años que ya lleva el PP en el Gobierno: "Está todo muy raro, se usa la ley en favor de malas prácticas, no hay instrumentos verdaderos para fiscalizar. Con la derecha, el dinero público se ha ido por la rendija de una forma bestial, ha sido una sangría para este país, se ha mermado el peso del Estado. El PSOE utilizó la corrupción como arma política. En la práctica no ha descendido, pero la valoración es diferente. ¿Por qué? Porque el PP ha puesto en marcha la incompatibilidad con la corrupción y niega la evidencia". Y concluye: "En la política se profundiza sin contactar con la sociedad. ¿Qué pasaría si el fiscal jefe o los jefes superiores de policía fueran elegidos en las urnas? Nos falta sentido democrático y hay chorizos que se aprovechan de ello".

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