El fuego cumple su tarea

Las fallas 2003 quedaron convertidas en ceniza la noche de ayer. Desde las 22.00 y hasta poco después de la 1.00, el fuego quemó el ingenio de 375 comisiones, en versión infantil y categoría adulta. Las primeras en ser pasto de las llamas fueron las infantiles, a las 22.00. Media hora después comenzaba a arder la ganadora de los monumentos dedicados a los pequeños. Así, a las 23.00 pasó a la historia la premiada, la de Sueca-Literato Azorín.

El ritual y el espectáculo que implica el fuego consumiendo los monumentos -que este año han pasado de puntillas por la crítica en la sección especial pero que han incorporado, pese a todo, ninots de profundo sarcasmo sobre el conflicto de Perejil, el hundimiento del Prestige y sus efectos sobre las costas de Galicia, el AVE, el Plan Hidrológico Nacional y la estrecha relación entre el presidente Aznar y su homólogo nortemericano Georges Bush- empezó a las 24.00. Casi 400 construcciones de monumentales proporciones y muy diversos presupuestos fueron cayendo, perdiendo su forma y su color bajo el efecto del fuego, que suscitó aplausos al cumplir, un año más, su tarea. A la una menos cuarto de la madrugada (15 minutos después de lo previsto), la falla de Na Jordana decía adiós a la Mare Natura, una figuración de los artistas Latorre y Sanz que le ha dado el primer premio de la sección especial en el 50 aniversario de permanencia en esa categoría. Un importante número de curiosos se agolpaban en la plaza y desde el río vieron cómo el fuego devoraba, en medio de una espectacular hoguera, a una mujer símbolo de la madre naturaleza, con dos criaturas entre sus brazos -un bebé y un mono- que representaban cuántas mutaciones ha experimentado el hombre desde sus orígenes, tal como le ha ocurrido también al entorno que le asegura la vida.

El homenaje que el Ayuntamiento ha dedicado con su monumento fallero a los 100 años de existencia de la banda musical de la ciudad, no empezó a caer hasta pasada la una de la madrugada. Entre aplausos y vítores, bajo la mirada atenta de las autoridades e invitados desde el balcón del edificio del consistorio, fueron quedando en la mínima expresión todos los instrumentos de viento, cuerda y percusión que Agustín Villanueva, Alejandro Santaeulalia y Jordi Ballester levantaron en cartón o suro blanc.

Casi 400 bomberos se repartieron para sofocar las llamas y asegurar que el fuego no causara daños. Tras ellos, un auténtico ejército de limpieza ha dejado la ciudad como si la fiesta de las Fallas 2003 no hubiera sucedido.