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Reportaje:AMENAZA DE GUERRA | El cara a cara entre Aznar y Zapatero

"Había que tomar una decisión"

Aznar recurre a la necesidad para justificar su actuación

Al final de todas la armas dialécticas, políticas y jurídicas que esgrimió ayer en el Congreso para justificar la legitimidad del ataque a Irak y su posición en el conflicto, el presidente del Gobierno, José María Aznar, hubo de recurrir al deus ex machina de la acción como argumento supremo: "Hay momentos en los que hay que tomar una decisión", dijo. Trató así de cerrar la grieta legal que se le abrió en el tránsito del proceso fallido de la ONU al precedente de Kosovo. No pudo dejar de advertirlo, a pesar de que el formato de estos debates permite burlar sin problemas a los contradictores.

Aznar repitió toda la tarde el argumento jurídico con el que George W. Bush y sus aliados sostienen que la intervención inminente tiene ya el respaldo de Naciones Unidas: que la resolución 678 autorizó el uso de la fuerza contra Irak cuando ese país ocupó Kuwait en 1991, que la 687 declaró meses más tarde un alto el fuego condicionado al cumplimiento por Sadam Husein de la obligación de desarmarse y que la 1.441 advirtió, el pasado mes de noviembre, de que el Consejo de Seguridad daba al régimen iraquí una "última oportunidad" de cumplir "plenamente" ese compromiso si quería evitar "consecuencias graves".

El presidente cabalgó en la paradoja de restablecer la legalidad con medios ilegales
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El presidente pudo hacer oídos sordos a cuantos rechazaron que ese razonamiento fuera suficiente, pero no ignorar que el secretario general de la ONU, Kofi Annan, ha dicho que la invasión de Irak será ilegal porque no tiene el respaldo de la ONU. Por ello sacó el precedente de la intervención aliada en Kosovo, en 1999, que tropezó con el veto de Rusia en ese organismo. "También puede haber otras situaciones de grave amenaza par la paz y la seguridad internacionales que exijan una respuesta aunque el Consejo de Seguridad se encuentre bloqueado", dijo.

Aznar negó que el apoyo unánime de la OTAN y de la Unión Europea a aquella intervención marquen una diferencia con la situación actual, en la que esos consensos no existen. "Ni en el Tratado de Washington ni en el de Niza se encontrará una línea que permita legitimar el uso de la fuerza a esos organismos", razonó. Y cabalgó sin dificultad en la paradoja de restablecer la legalidad con medios ilegales, al plantear esta alternativa: "Hay que optar por si la legalidad internacional se cumple o no se cumple".

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Antes se deshizo de cualquier responsabilidad en el fracaso de la segunda resolución en la ONU. "Cuando se amenaza con la utilización del veto, se hace imposible llegar a una nueva resolución", aseguró. Dio incluso un paso más, que le dejó en el límite de culpar directamente a Francia de la invasión de Irak que, con el apoyo político y "humanitario" de España, están a punto de perpetrar americanos y británicos, cuando dijo: "Tengo la convicción de que si se hubiera mantenido la presión sobre Sadam Husein, las cosas habrían ido de otro modo".

Puesto a mantener el tipo, Aznar elevó todavía el tono de autosatisfacción en estos momentos cruciales de la crisis. "Ni diplomáticamente ni desde el punto de vista político tiene el Gobierno algo de lo que arrepentirse, porque hemos hecho todo lo posible", declaró, y extendió esa reafirmación personal hasta las cuestiones de detalle: "Respaldo expresamente el trabajo del embajador de España ante la ONU, Inocencio Arias, que es un trabajo espléndido", dijo. Algún diputado había puesto en cuestión el fervor pro estadounidense del diplomático aludido.

Una de las pocas novedades que aportó este debate que, unido a los cuatro precedentes tiene ya mucho de diálogo de sordos, es que el presidente del Gobierno intentó por primera vez hacer una exposición sistemática de los intereses de España que cree defender con su actuación en este conflicto. A España, afirmó, "le conviene el esfuerzo internacional en la lucha contra el terrorismo; le conviene estar junto a las naciones que quieren promover activamente la defensa de los principios que a nosotros nos permiten vivir en libertad y democracia; le conviene que la comunidad internacional no se paralice cuando llega el momento de tomar decisiones ineludibles". El planteamiento reitera la conocida tesis presidencial de que el ataque a Irak se justifica por la lucha antiterrorista y dio nulo juego, porque nadie entró a debatirlo.

Tras asegurar que el Ejecutivo no ha dado "ni un paso atrás" en la integración de España en Europa, en su amistad con los países latinoamericanos o en sus relaciones con los árabes, Aznar ensalzó el vínculo trasatlántico y concluyó: "Estamos en el lugar adecuado con la compañía adecuada". Enumeró hasta 18 países -como Países Bajos, Japón, El Salvador, Bahrein o Kuwait- que ya han firmado la declaración política de la cumbre de Azores. En Washington, dicen que la cifra es casi el doble.

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