Urbanistas y arquitectos critican el plan de reforma de la zona de Diagonal-Esplugues
El director de la Escuela Superior de Arquitectura señala deficiencias en el proyecto
El plan director de la Diagonal, que afecta a 240 hectáreas de terreno de un gran valor estratégico ubicado a la entrada de Barcelona por Esplugues, entre la zona universitaria y el campo del FC Barcelona, volvió a cosechar el lunes numerosas críticas en un vivo debate celebrado en el Colegio de Arquitectos de Cataluña. Los arquitectos y urbanistas presentes en el debate acusaron al proyecto de prever "un excesivo volumen de edificabilidad y de dar demasiadas facilidades al tráfico rodado, pues se crean más de 10.000 plazas de aparcamiento". A los técnicos y vecinos de Les Corts críticos con el plan se sumó el director de la Escuela Superior de Arquitectura, Jaume Sanmartí.
Sanmartí recriminó que el proyecto, también llamado Pórtico del Conocimiento, "nazca con poca ambición" y alertó para que no se pierda otra oportunidad de hacer un campus de calidad que conecte dos realidades (el campus Norte y el Sur) que la Diagonal segrega. Hubo unanimidad entre los asistentes al constatar la extrema degradación que presenta la ciudad universitaria, que se afincó en la zona a principios de la década de 1960 y que en algunos tramos, como la manzana que ocupa la Facultad de Arquitectura, está igual que hace 30 años. También se discutió otro proyecto localizado en el extremo opuesto de la misma avenida donde se ubicará el Campus Universitario de Llevant.
Los autores del plan director de la Diagonal, Eduard Bru y Enric Serra, discreparon de las acusaciones sobre el excesivo volumen de edificabilidad al afirmar que la mayor concentración, "la auténtica bofetada", se dará en las 13 hectáreas de terreno del municipio de Esplugues, donde se destinarán 235.000 metros cuadrados a oficinas, comercios, viviendas y servicios. Todo ello les vino dado, según Serra, por la Comisión de Urbanismo de Cataluña, que fue la que aprobó el proyecto. Los dos técnicos reconocieron que el plan afectará mucho a los flujos de vehículos de una zona tan congestionada.
Concentración
Bru y Serra negaron que hayan sido presionados por el Ayuntamiento y el Barça. Admitieron que han tenido en cuenta los condicionantes que concurren en un sector atípico de fuerte concentración de grandes equipamientos (Maternitat, amplia zona universitaria, campo del Barça, Club de Polo), cuya propiedad concentra a una treintena de dueños. También admitieron que la presencia del Barça distorsiona la ordenación del conjunto. Los vecinos achacaron a la verja que cierra a cal y canto el estadio la desertización de los alrededores de la instalación.
Tanto Serra como Bru aguantaron estoicamente la andanada de críticas que les llovieron un año después del primer debate sobre el mismo plan que tuvo lugar también en el Colegio de Arquitectos. Hicieron hincapié en que se trata de una recopilación de ideas que constata los problemas, propone alternativas y no implica la obligación de ejecución. Lamentaron que el trazado del tranvía "machaque" la acera del lado mar de la Diagonal, que habían pensado ampliar 20 metros como lugar de encuentro de los estudiantes. Respecto a la edificabilidad, Serra se mostró tajante: "No hay ninguna perversión extraña en el documento. La edificabilidad es un dato que se nos impone desde el Ayuntamiento. El plan sólo plantea 20 parcelas nuevas y nueve edificios, lo que para una superficie de 240 hectáreas es isignificante".
Bru dibujó un escenario imaginario de lo que ocurriría si su plan se ejecuta: "Alguien ganaría dinero sí, el Barça, y alguien más. Habría un campus que ahora es inexistente, pero el conjunto estaría mucho mejor".
En el debate del Colegio de Arquitectos una mayoría aplastante de colegiados apostaron, como Lluís Brau, por un modelo de crecimiento "en malla" para Barcelona, más acorde con la arquitectura mediterránea de calles, manzanas, de mezcla de actividades, en lugar de hacerlo en forma de parque temático.
Todos marcaron distancias sobre el urbanismo de "piezas grandes" o el "urbanismo creativo del tipo Mario Conde". El arquitecto Agapit Borràs lo resumió diciendo: "Los dos extremos de la Diagonal son campos de pruebas de crecimiento vertical que confían a la arquitectura lo que debería resolver el planeamiento".
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