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El PP retrasa sus listas por la incertidumbre electoral que genera la próxima guerra

La contestación ciudadana a los dirigentes populares se ha desatado las últimas semanas

El Partido Popular en la Comunidad Valenciana es la única formación que todavía no ha confeccionado sus candidaturas electorales autonómicas. El presidente del Comité Electoral del PP, el consejero de Sanidad, Serafín Castellano, reconoció el pasado viernes que hasta principios de abril -una vez disueltas las Cortes Valencianas- no se presentarán las candidaturas íntegras al Parlamento. Las incertidumbres generadas por la guerra con Irak, que en el PP se da ya por seguro que influirán en el resultado electoral, son una de las causas de este retraso en las listas.

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La situación evoluciona muy rápidamente y la opinión pública, lejos de aproximarse a las posiciones del Gobierno de José María Aznar, se ha ido distanciando de la política exterior impulsada por el PP. Hasta hace pocas semanas, destacados dirigentes del PP valenciano daban por seguro que el rechazo a la guerra en Irak no tendría repercusiones significativas en unas elecciones municipales y autonómicas donde prima la proximidad al ciudadano y a sus problemas cotidianos. "Vamos a los actos y nadie nos para ni nos pregunta por la guerra", aseguraba un miembro del Consell. Una idea que estaba reforzada por los éxitos que, sin lugar a dudas, puede exhibir el PP en materias concretas como la creación de empleo o el desarrollo de grandes proyectos de ocio que han servido para proyectar la imagen de la Comunidad Valenciana hacia el exterior.

Sin embargo, en los últimos días, los dirigentes del PP se han encontrado con una contestación en la calle que no esperaban. La semana pasada un ciudadano gritó en la calle de las Comedias de Valencia al candidato popular "¡Camps no a la guerra!". En la provincia de Alicante, un grupo de personas con pancartas exhortó al consejero de Medio Ambiente y al vicepresidente del Consell a desmarcarse de Aznar. A la alcaldesa Rita Barberá le han coreado varias veces "¡No a la guerra!" en estas Fallas.La guerra con Irak y el posicionamiento del Gobierno español han alterado el planteamiento electoral de todos los partidos políticos valencianos cuando sólo faltan dos meses para el 25 de mayo, día fijado para los comicios municipales y autonómicos.

Los populares, con mayoría absoluta en la práctica totalidad de las instituciones es la formación que se ha visto afectada más desfavorablemente por la guerra. La campaña que habían preparado en el PP, basada en un programa electoral potente para compensar el déficit de popularidad de su candidato Francisco Camps, se ha visto desbordada por el clima bélico. De tal modo que las propuestas electorales del PP han sido sepultadas por la información internacional, que ha ganado espacio día a día en todos los medios de comunicación. La situación ha obligado, además, al presidente regional del PP y ministro de Trabajo, Eduardo Zaplana, a reforzar su presencia en la política valenciana acompañando al candidato Francisco Camps en actos programados conjuntamente en los más variados puntos de la Comunidad Valenciana.

En esta coyuntura de conflicto bélico, la programación del PP para trasladar a la ciudadanía que la oposición socialista carece de programa alternativo y está dividida se ha revelado ineficiente. Prueba de ello ha sido la rapidez con la que se ha visto amortizada la concentración a favor del Plan Hidrológico Nacional celebrada en el paseo de la Alameda el pasado 2 de marzo. Situación que se ha acelerado al contraponer el PP el lema de Agua para todos frente al de Guerra No, en una cuestión en la que pesa más el sentimiento que la razón.

La esperanza de los populares se centra ahora fundamentalmente en mantener el esquema electoral previsto y confiar en que la resolución de la guerra con Irak sea rápida y permita presentar resultados satisfactorios ante la ciudadanía. Medidas que se tendrán que completar con una intensa campaña de proximidad a la ciudadanía una vez que el rechazo a la guera amaine y los dirigentes del PP encuentren un ambiente menos hostil en la calle.

Por contra, si la guerra ha pillado con el pie cambiado a los populares, a los socialistas les ha permitido apartar sus carencias de la atención pública. El secretario general del PSPV y candidato socialista a la presidencia de la Generalitat, Joan Ignasi Pla, había centrado sus esfuerzos en presentar una imagen de cohesión interna que tenía su prueba de fuego en la confección de las listas electorales. Unas candidaturas que se han saldado sin excesivos problemas en el PSPV pero que habían dejado al candidato socialista con un programa electoral deslabazado y sin un eje claro de campaña. Situación que ha venido a paliar el debate sobre la guerra en Irak y el protagonismo asumido por José Luis Rodríguez Zapatero en la política nacional, especialmente en el seno del Congreso de los Diputados. Ante este escenario, los socialistas valencianos, más que centrarse en la formulación de propuestas programáticas alternativas a las del candidato Francisco Camps -que no ha encontrado interlocutor con el que debatir sus ideas-, han volcado sus esfuerzos en trasladar dos ideas a la ciudadanía: la falta de credibilidad del PP y la existencia de un déficit democrático que ha llevado al Gobierno de Aznar a ignorar al resto de la oposición parlamentaria y a la opinión pública en general. Un eje de desgaste al PP que se ha traducido, entre otras cuestiones, en campañas publicitarias en las que se reiteran dos imágenes: el Prestige y la guerra.

Por otro lado, tanto populares como socialistas reconocen que la fuerza que sale reforzada de la actual coyuntura es L'Entesa formada por Esquerra Unida y Els Verds, que ha movilizado al electorado pacifista y antiglobalización como no sucedía desde 1986, cuando se planteó la campaña contra la entrada de España en la OTAN. Situación a la que ha contribuido un líder estatal de carácter moderado como Gaspar Llamazares.

El Bloc-Esquerra Verda, por contra, ha visto cómo su mensaje se difuminaba según pasaban los días. Los titubeos respecto a su posición en el Plan Hidrológico Nacional han dejado paso a un escenario global en el que "la estricta obediencia valenciana" poco puede influir aunque la posición contraria a la guerra esté perfectamente definida.

Unión Valenciana -que ha coreado, simultáneamente, los lemas Agua para todos y Guerra No- sólo está a la espera de rentabilizar el desgaste del PP.

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