Un informe francés detalla los contactos con Al Qaeda del español detenido en Valencia
El hermano del suicida que perpetró el atentado de Yerba telefoneó a Cerdá siete veces
Walid Naouar, el hermano del suicida que estrelló en abril del año pasado un camión bomba contra la sinagoga de Yerba (Túnez) y asesinó a 19 personas, telefoneó siete veces a Enrique Cerdá, detenido en Valencia y preso por presunta financiación de Al Qaeda. Las llamadas se produjeron un mes antes del atentado y el teléfono del español lo facilitó Khalid Shaykh Mohamed, número tres de la banda, detenido en Pakistán. Cerdá manejaba varias cuentas, que llamaba "superespeciales", de un paquistaní en paradero desconocido, según ha comunicado la CIA a la Guardia Civil.
"CIA, Bin Laden, aquí nos vamos a montar", dijo Cerdá en una conversación
El 13 de junio de 2002, los teléfonos de Enrique Cerdá Ibáñez, delegado de ventas de la empresa Hispania Calcamonías, de Manises, ya estaban intervenidos con autorización del juez Ismael Moreno, de la Audiencia Nacional. Ese día, a las 19.39, su amigo Manuel Palop, de 53 años, le llamó y preguntó si "había llevado el talón ése". Cerdá le respondió: " Sí, ya hablaremos, ya hablaremos. CIA, Bin Laden, aquí nos vamos a montar. Aquí va a ver...".
Aquella frase del empresario, incorporada al sumario que instruye el Juzgado número 2 de la Audiencia Nacional, es, en opinión de la Guardia Civil, una muestra de que el mismo Cerdá consideraba sospechosos los pagos que hacía a desconocidos a través de las cuentas, en una sucursal de Bancaja en Valencia, de Essa Ismail Muhammad, Issa de Karachi. Este paquistaní de 43 años, comerciante de cerámica, tenía en España cuentas de no residente que manejaba Cerdá sin ser su apoderado. Se conocían desde hace una década y el año pasado el paquistaní había asistido a la feria valenciana del azulejo.
Cheques en blanco
Enrique Cerdá, de 38 años, casado y padre de dos hijos, trabajaba para la empresa de su hermana María Dolores, una compañía con clientes en todo el mundo que fabrica cerámica y tiene una plantilla de 13 personas. La familia Cerdá es una de las pioneras en la calcamonía vitrificable.
Cuando Issa de Karachi le pedía a su amigo valenciano que hiciera un pago, éste disponía de las cuentas españolas del paquistaní. El auto de prisión del juez Moreno señala que las operaciones se hacían con talones, cheques y pagarés, en ocasiones firmados en blanco por sus titulares, y otras veces remitidos mediante empresas de mensajería.
Pero uno de estos pagos a ciegas en la larga cadena establecida entre Issa de Karachi y Enrique Cerdá le ha conducido a prisión preventiva por supuesta financiación de Al Qaeda y le vincula indirectamente con los preparativos económicos de un atentado contra una sinagoga en Yerba (Túnez), en el que murieron 19 personas. Una pesadilla para él y su familia.
Un informe de los jueces franceses Jean Louis Brugiere y Jean François Ricard, fechado el pasado 19 de febrero y remitido a la Audiencia Nacional, describe cómo desde el 31 de marzo al 9 de abril de 2002 el teléfono por satélite de Nizar Naouar, el suicida que conducía el camión bomba de la masacre de Yerba, recibió siete llamadas de Khalid Shaikh Mohammed, el cerebro de los atentados del 11-S, detenido hace varias semanas en Pakistán. Khalid utilizaba un número de tarjeta de prepago suiza.
A mediados de marzo, el suicida Nizar informó al número tres de Al Qaeda de que el teléfono en España que este último le había facilitado para contactar con un tal Sadovicht ya no era útil. Sadovicht, que en paquistaní significa boda, no era más que una contraseña. Fue entonces cuando el cerebro del 11-S pidió al terrorista que entrara en contacto en España con una persona llamada Quique y le facilitó el número de teléfono 34 670 607 777 de Valencia, pidiéndole que cuando le llame un tal Abdallá Jafar le deje el siguiente recado: Issa de Karachi tiene un regalo para él por valor de 5.720 euros.
El 16 de marzo Walid, el hermano del terrorista suicida, llamó a España y Pakistán a petición de este último. Su móvil tiene registradas siete llamadas al teléfono de Enrique Cerdá. Valencia celebraba las Fallas y el comerciante valenciano no contestó, pero hubo una última llamada que duró 2,40 minutos, de lo que se deduce que Walid logró hablar con Quique y transmitirle su mensaje, presumiblemente, la petición de los 5.720 euros. Ese mismo día Walid llamó también a su tío Belkacem, que ayudó al suicida a comprar el camión bomba.
Según el informe remitido por los jueces franceses, entre el 21 y el 22 de marzo el alto dirigente de Al Qaeda volvió a hablar con el terrorista y le preguntó por qué no había contactado con un tal Rukhsar, que vivía en Logroño. Nizar le dijo que había perdido su teléfono, y le facilitó uno nuevo, el 06 5741 53 17. Rukhsar, que también ha sido detenido, regentaba un locutorio en esa ciudad y movía importantes cantidades de dinero, tres millones de euros en varios meses, mediante el sistema wahala, basado en la confianza.
En la sede de la empresa Hispania Calcamonías la Guardia Civil ha localizado un fax anexo al correo electrónico en el que el paquistaní Issa de Karachi le pedía a Cerdá que hiciera el pago. "Querido Quique, mañana, puede que en la tarde noche, Abdallá Jafar se reunirá contigo... quien está con el intercambio de Dubai. El vendrá con mi referencia y yo agradecería si tú pudieras tener 5.720 euros listos para dárselos. Te enviaré el dinero mañana, tú lo recibirás el próximo lunes. Cuando el caballero llegue y tú le des el dinero, por favor, si es posible, hazle firmar un recibo como que ha cobrado la cantidad. Realmente lamento causarte tantos problemas y agradezco tu ayuda".
Cuentas superespeciales
¿Quién era Abdallá? La Guardia Civil cree que se trataba de alguien próximo al entorno de Nizar, el terrorista que se inmoló en Yerba. Su hermano Walid, detenido en Francia, ha reconocido que llamó a Enrique Cerdá por encargo del suicida. El comerciante valenciano asegura que no conoce a Walid y que no recuerda haber efectuado el pago que le pidió su amigo paquistaní.
El Servicio de Información de la Guardia Civil cree que ese dinero, si efectivamente se pagó, sirvió para financiar el atentado de Yerba, perpetrado el 11 de abril, tres semanas después de las llamadas al teléfono de Cerdá. ¿Sabía éste el destino final de los fondos? El detenido ha declarado que su relación con Issa de Karachi era sólo comercial y ha reconocido que obtenía un beneficio económico por estas transacciones. "Vio que había dinero en juego, que las operaciones eran raras, pero se puso una venda y siguió adelante", señala un responsable de la investigación.
De las escuchas telefónicas se desprende la importancia que Cerdá daba a las cuentas abiertas por su amigo paquistaní en Valencia. En una del 28 de mayo del 2002 el comerciante de cerámica las calificó de "superespeciales" y añadió que si se enteraba la policía "me harían un desgraciado". En la contabilidad aparecían punteadas.La Guardia Civil y el Banco de España investigan cuentas en Bancaja y Banco Popular. Manuel Álvarez, abogado de Cerdá, no ha respondido a las llamadas de este periódico.
Desaparición
Essa Ismail Muhammad, Issa de Karachi, el paquistaní que ha puesto en un grave aprieto judicial a Enrique Cerdá, el delegado de ventas de la empresa Hispania de Calcamonías, detenido por la Guardia Civil, ha desaparecido. El juez Ismael Moreno ha dictado una orden de búsqueda y captura internacional de este comerciante, al que acusan de pertenecer a la red financiera de Al Qaeda, pero la CIA ya ha comunicado al servicio de información del citado cuerpo que el paquistaní, residente en Karachi, ha desaparecido de su domicilio.
Issa de Karachi iba a viajar a Valencia para asistir a la reciente feria del azulejo. Hizo gestiones para conseguir el visado en el consulado español de Islamabad, pero desde la reciente detención en Pakistán de Khalid Shaikh Mohammed, el cerebro de los atentados del 11-S, se ha esfumado. La Guardia Civil asegura que este hecho ha forzado su fuga.
Peregrin Monzó, apoderado de una de las empresas de los Cerdá, lo conoce desde hace diez años. "Tiene una tienda con un horno para fabricar piezas. Sólo era un cliente y amigo. Todo esto es un tema político y se demostrará que Enrique es inocente", señala.
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