El Depor respira de penalti
El cuadro de Irureta supera al Rayo en un partido horroroso
Desde el primer partido de Liga, al Deportivo no habían vuelto a pitarle un penalti. Le cayó uno del cielo la semana anterior contra el Villarreal, obra y gracia de un árbitro muy imaginativo, y le permitió ganar el choque. Anoche volvió a tener su cita con el lanzamiento desde los once metros -esta vez sin que mediase error arbitral- y gracias a eso abrió el camino para llevarse el partido. Un recurso un tanto pobre para un equipo al que se le suponen mayores argumentos ofensivos. Pero suficiente para mantener al Deportivo en la persecución del Real Madrid, para aliviar la pena de su eliminación europea y para disfrazar un encuentro que fue un atentado al espectador.
Podrá marcar goles de fábula, como el que logró recientemente frente al Alavés, o hacer regates inverosímiles, como los que desbarataron el miércoles último a la defensa del Juventus de Turín. Pero Diego Tristán se ha encontrado en A Coruña con la condena que le persigue desde que empezó a jugar al fútbol. Una parte del público no le quiere, le aplaude con tibieza cuando protagoniza alguna maravilla y se irrita con él cada vez que tiene el día tonto. Pocas veces como la de anoche pudo comprobar Diego Tristán hasta donde llega el desafecto que le profesa un sector de la grada de Riazor. Porque el público, literalmente, le impidió lanzar el penalti. Nada más señalar el árbitro el ingenuo derribo de Graff a Héctor, Diego se fue a por el balón. Pero al momento se inmiscuyó Makaay, que para algo es el máximo goleador. Aunque Tristán es que el que lanza habitualmente, el holandés quería imponer su rango actual. Se entabló una especie de debate entre los dos y el público dejó muy clara su preferencia: silbó a Tristán y ovacionó a Makaay, que finalmente se encargó de lanzar y marcar.
DEPORTIVO 2 - RAYO VALLECANO 0
Deportivo: Molina; Héctor, Andrade, Naybet, Romero; Scaloni (Valerón m. 66), Sergio, Mauro Silva, Amavisca (Fran m. 55); Tristán (Luque m. 77) y Makaay.
Rayo Vallecano: Segura; Mario, Corino, Quevedo, Graff; Julio Álvarez (Camuñas m. 77), Azkoitia, Iriney, Míchel; Bolic (Bolo m. 77) y Mora (Luis Cembranos m. 58).
Goles: 1-0. M. 17. Penalti de Graff a Héctor que transforma Makaay.
2-0. M. 85. Nay bet conduce un contraataque y termina cediendo el balón a Luque. Su remate lo rechaza Segura. El balón lo recoge Naybet, que marca.
Árbitro: Téllez Sánchez. Expulsó a Corino (m. 82) por doble amonestación y mostró tarjeta amarilla a Graff, Amavisca, Iriney y Bolo.
Unos 27.000 espectadores en Riazor.
El episodio -un ejemplo de eso que Irureta llama jocosamente la "salsa rosa" del fútbol- fue lo único entretenido de la primera parte, junto al afecto que mostró el público a Molina en el día de su regreso. El portero no podía haber escogido una fecha más tranquila para su reaparición. En la primera parte, ni le tiraron a puerta. Sólo al comienzo de la segundo tuvo que lucirse despejando con el pie un peligroso tiro de Bolic desde muy cerca.
Por lo demás, el partido fue un muermo de mucho cuidado. El Rayo rebosó voluntarismo, buena organización y una ausencia total de recursos e imaginación para hacer daño en el ataque. El Deportivo anduvo tan espeso que ni siquiera supo sacar provecho de un rival roto en su línea de atrás, donde Quevedo tuvo que situarse como central. Pero, de momento, el Deportivo le basta vivir de penalti para mantenerse entre el pelotón que persigue el título.
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