El éxito 'No ataquéis Irak'
El egipcio Shaaban alcanza el número uno de las listas musicales árabes con un tema contra la guerra
Si se quiere conocer de verdad lo que piensan y sienten los árabes, hay que escuchar su música. La canción más vendida ahora en Libia, Egipto, Palestina, Líbano, Siria y los países del Golfo se llama No ataquéis Irak, y su autor es todo un personaje: Shaaban Abdel Rahim. Egipcio, hijo de pobres, analfabeto, padre de cinco hijos y empleado de una lavandería durante años, Shaaban se ha convertido en la voz de las clases populares árabes.
Los gobiernos y las élites lo detestan. Por sus humildes orígenes, por el árabe callejero que utiliza y por la crudeza, políticamente incorrecta, de sus letras. Su actual éxito, del que ya se han vendido millones de copias en casetes y discos compactos, dice así: "Dejad en paz a Irak. Ya lo habéis registrado. No tiene armas de destrucción masiva, pero seguís bombardeándole. ¿Por qué no vais a Israel a inspeccionar? Allí hay un montón de armas de destrucción masiva".
Gordo, de pelo rizado, vestido con una ropa tan extravagante que convierte a Elvis Presley en un caballero elegante y con un reloj de oro en cada muñeca, Shaaban saltó a la fama hace dos años con el tema Odio a Israel, pero quiero a Amr Moussa. Era el comienzo de la segunda Intifada y la calle árabe adoptó de inmediato la canción. Los chavales palestinos que se enfrentaban a pedradas con el Ejército de Sharon la hacían sonar a todo volumen para fastidiar a los soldados. Moussa, hoy secretario general de la Liga Árabe, era entonces ministro de Exteriores egipcio, apreciado por su apoyo a los palestinos.
Hace unos años, Shaaban trabajaba en una lavandería cairota dedicado a planchar, cuando algunos compañeros suyos, viendo que tenía buena voz, empezaron a pedirle que actuara en sus bodas. Luego grabó una casete y comenzó a vender copias a los conductores de taxis y autobuses. Fue un éxito instantáneo. La mayoría de los 70 millones de habitantes del valle del Nilo son pobres y en Shaaban vieron a uno de los suyos. "El éxito", dice Shaaban, "me sorprendió. Nunca soñé con poder comer carne todos los días. Alabado sea Alá".
Shaaban dice lo que los líderes árabes no se atreven: que el pueblo no quiere la guerra contra Irak. ¿Por amor a Sadam? Para nada. Sigamos escuchando No ataquéis Irak. "Sadam, que Dios te perdone. Tú eres quien los trajo [a los americanos, tras la invasión de Kuwait]. Te avisamos, pero no quisiste escucharnos".
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