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Reportaje:

La 'ONU' joven de San Cristóbal de los Ángeles

Alumnos de un instituto de Villaverde celebran un encuentro intercultural con estudiantes de Marruecos, Alemania y Túnez

Una especie de ONU, igual de internacional que la de verdad, pero más joven y sin poder, ha montado su cuartel general en el instituto de secundaria de San Cristóbal de los Ángeles (Villaverde). La forman 44 alumnos de bachillerato, nueve de este centro y otros 35 llegados desde Marruecos, Túnez y Alemania para celebrar, hasta el 22 de marzo, un encuentro intercultural de jóvenes europeos y del Magreb. El objetivo de esta experiencia, promovida por un grupo de profesores y alumnos del instituto, es favorecer el conocimiento mutuo entre escolares europeos y árabes para romper con los prejuicios.

José Antonio Paredes, profesor de Filosofía y uno de los impulsores de esta iniciativa, explica que la pusieron en marcha, con el apoyo de la dirección del centro, porque consideran que la educación intercultural es imprescindible en el mundo actual, abocado al mestizaje.

A Florian, un alemán de 19 años, le ha sorprendido encontrar estudiantes marroquíes "tan abiertos de mente"
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"Nos parecía importante abrir el instituto a nuestros vecinos del sur, es decir, al Magreb, porque, así como los intercambios escolares con otros países europeos son frecuentes, hay pocas experiencias conjuntas con estudiantes marroquíes, argelinos o tunecinos", explica este docente, y recuerda que San Cristóbal, un barrio obrero de la periferia sur madrileña, acoge cada vez a más población inmigrante. En la actualidad, el 13% de sus 14.281 vecinos son extranjeros, muchos de ellos marroquíes. Los días de convivencia entre los chavales están deparando sorpresas para todos ellos. Así, al grupito de alemanes, llegados de un instituto de Troisdorf, en Renania, les llama mucho la atención "lo educados que son los marroquíes". Florian, de 19 años, reconoce que a él le ha sorprendido encontrarse con estudiantes magrebíes "tan abiertos de mente". "Pensaba que lo iban a ser menos por cuestiones religiosas", asegura.

A los muchachos germanos también les llama la atención el bullicio de Madrid y "la cantidad de pintadas y carteles que hay contra la guerra". "En Alemania también se habla mucho de este tema pero no está tan presente en la calle, es algo que se comenta más con la familia y los amigos", matiza Catherine, de 18 años. De los españoles les resulta curioso lo extrovertidos que son.

A los estudiantes marroquíes apenas les choca lo que están viviendo en Madrid porque conocen bien la cultura española ya que son alumnos de los institutos españoles Nuestra Señora del Pilar, de Tetuán, y Juan Ramón Jiménez, de Casablanca, a los que acuden chavales de familias acomodadas del país vecino.

Zacarías y Hicham, ambos de 17 años y vecinos de Casablanca, creen que ellos saben más sobre España que los estudiantes madrileños sobre Marruecos. "Tienen una idea un poco exótica de nuestro país, piensan que está lleno de camellos y dromedarios y poco más. Les llama la atención que hablemos tan bien castellano y que vistamos como ellos", explica Hicham, y destaca que a él lo que más le extraña de la vida española son las relaciones familiares. "Me parece que hay menos respeto a los padres", asegura este chaval con familia en Valencia.

Nadia, de Tetuán, se siente más cerca de los españoles que de los tunecinos. "Supongo que influye que sé bien el castellano y que el árabe de Túnez y el mío son bastante diferentes", afirma, y añade que Alemania es para ella un país con un gran adelanto tecnológico. "Aunque nosotros no estamos tan atrasados como los alemanes piensan", matiza esta joven de 17 años.

Los estudiantes tunecinos proceden de la escuela Ain Essobh de Tabarka, un internado al que acuden a estudiar chicos de las zonas rurales. Manele y Bouthaina, las dos tunecinas, de 16 años,es la primera vez que pisan Europa y las dos se muestran sorprendidas por el ritmo enloquecido de las calles madrileñas. "Esto es muy distinto a Túnez, pero luego, en realidad, cuando te pones a hablar con los otros chavales ves que tampoco somos tan distintos", aseguran mientras caminan cogidas del brazo por Lavapiés acompañadas del resto de jóvenes del encuentro.

Jonathan y Javier, los dos de San Cristóbal, con 16 años, están encantados con la experiencia. "Es una oportunidad de hablar en inglés y de conocer a chicos de otros países", argumentan. Javier dice que él ya tiene amigos marroquíes. "En el barrio viven muchos y es gente divertida, aunque éstos que han venido parecen más abiertos y estudiosos, de hecho hablan inglés mucho mejor que nosotros", explica, y admite que está muy lejos de dominar la lengua de Shakespeare.

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