"Es una pesadilla, ¿por qué me han hecho esto?"
Los detenidos en Valencia por relación con Al Qaeda relatan los cinco días de incomunicación tras quedar libres sin cargos
"Esto es una pesadilla, he creído volverme loca. ¿Por qué me han hecho esto?". Así se expresó María Dolores Cerdà el miércoles a la salida de la Audiencia Nacional con un auto de libertad, sin ninguna acusación y muchas preguntas sin respuesta. Había sido detenida el viernes junto a otras cuatro personas por presunta relación con Al Qaeda, de las que sólo dos han sido encarceladas: el paquistaní Ahmed Rukhsar, capturado en Logroño, y el hermano de Cerdà, Enrique.
"Mi mujer necesita tiempo, mucho tiempo, descanso. Psicológicamente está muy afectada. Yo también, pero es ella quien ha pasado un calvario imposible de entender y asumir. No sé si se recuperará", dice su marido, Rafael Bort, quien fue a recogerla a Madrid para regresar a Valencia en coche porque se sintió incapaz de coger un avión. "Pasó una noche terrible, está muy débil. Ya se encontraba desde hace tiempo muy delicada. Ahora está rota", agregó.
El frágil estado de María Dolores sirvió para que durante los cinco días de su detención estuviera mejor atendida que los otros. "Con Enrique no hemos podido hablar, ni hemos podido verlo. Sólo sabemos por el abogado que ya ha ingresado en prisión", afirmó Bort. Para ella hubo en las dependencias de la Guardia Civil en Madrid cuidados médicos, estuvo siempre acompañada y vigilada.
Para los otros dos detenidos que quedaron en libertad sin cargos, Manuel Francisco Palop y Federico Tarazona Tarazona, las cosas no fueron igual. Palop explicó: "Me han tratado peor que a un perro. Me quitaron las gafas, los zapatos y el abrigo. He estado en un minúsculo cuartito, con una cama, la luz permanentemente encendida, y de noche con más potencia. Había muchísima humedad. He pasado frío. No me dieron las medicinas que tengo que tomarme. Me taparon los ojos cuando declaré en Cullera ante la Guardia Civil y también cuando lo hice en Madrid. En España, también hay un Guantánamo", dice en alusión a la base estadounidense donde permanecen recluidos sin derechos presuntos miembros de Al Qaeda.
Su hijo Roberto agregó ayer: "Mi padre no ha podido dormir, ha vuelto con cuatro kilos menos y expresión de enorme tristeza en la cara. Está muy afectado, aunque más tranquilo. No ha podido ir a la tienda, no se atreve a salir de casa, aunque hoy [por ayer] están fuera porque hasta el recuerdo del registro le hace daño. Lo peor es que ni siquiera tuvieron la delicadeza de darle las pastillas. Tuvo una angina de pecho hace un año".
Los abogados de los detenidos en Valencia no descartan emprender acciones por el trato recibido. Consideran que "lo ocurrido es muy grave y atenta contra derechos fundamentales, recogidos en la Constitución". Los letrados señalaron que, además de la reclamación por vía contencioso-administrativa en relación con la detención y los perjuicios que de ella se derivan, estudian también la posibilidad de recurrir al Tribunal Europeo de Derechos Humanos por el trato recibido durante el arresto.
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