La llamada del agua
Proyecto de restauración del que llegó a ser uno de los mayores humedales andaluces
El primer censo de aves acuáticas realizado en el conjunto de la comunidad autónoma andaluza reveló, a finales del pasado mes de enero, la presencia de cerca de 400.000 ejemplares, correspondientes a 106 especies diferentes, distribuidos por más de 200 zonas húmedas. Por el número de especímenes contabilizados, Doñana, como era previsible, destacó en la clasificación de espacios más relevantes dentro de este censo, ya que entonces albergaba más de 223.000 ejemplares de 31 especies. A continuación figuraba la bahía de Cádiz (46.000 individuos) y, curiosamente, la comarca gaditana de La Janda (9.500 ejemplares).
Este último territorio aparecía en lugar destacado aún cuando la mayor parte de los humedales que llegó a albergar fueron desecados hacia la mitad del pasado siglo XX. La Janda, que con una extensión de 40 kilómetros cuadrados llegó a ser la laguna más extensa de la península Ibérica, terminó surcada por una eficaz red de drenaje y sus suelos dedicados a cultivos. Aún así, la naturaleza insiste en devolver a estas tierras su vocación original y las aguas vuelven a hacerse fuertes en las antiguas zonas de inundación a las que siguen acudiendo numerosas aves.
Algo parecido ocurre en la campiña sevillana, donde las desecaciones, efectuadas en la misma época, afectaron a un complejo lagunar que se repartía entre los municipios de Écija, Osuna, Marchena y La Lantejuela. De aquella extensa zona húmeda, en la que llegaron a reunirse ocho láminas de agua con una superficie total cercana a las 800 hectáreas, sólo han sobrevivido dos pequeñas lagunas (Calderón Chica y La Ballestera) declaradas reserva natural. Y, sin embargo, cuando las lluvias son generosas, las antiguas lagunas vuelven a inundarse, convirtiéndose en una atractivo reclamo para las aves acuáticas.
Durante el invierno de 2001, a pesar de que las precipitaciones no fueron demasiado intensas, algunos de los humedales que ocuparon esta comarca sevillana terminaron encharcados y la Sociedad Española de Ornitología llegó a censar en ellos alrededor de 8.500 ejemplares de diferentes aves. Un fenómeno que, por si solo, explica el valor que todavía mantienen estos espacios aún cuando se haya forzado su aprovechamiento agrícola.
La Consejería de Medio Ambiente, que debería tutelar la recuperación de estos humedales, no se ha mostrado hasta ahora muy activa en este empeño. La ambiciosa restauración de la laguna de La Janda, proyecto que se soporta en una abundante documentación científica generada desde 1995, no termina de despegar, y en lo que se refiere a las lagunas sevillanas han sido finalmente los propios municipios de la zona los que han tomado la iniciativa.
El Ayuntamiento de Osuna cuenta, por ejemplo, con un proyecto de mejora y gestión sostenible para la finca Las Turquillas, que incluye la restauración de las lagunas de Calderón y Turquilla. La primera llegó a ocupar 250 hectáreas, lo que le otorga un destacado papel en el conjunto de humedales al que pertenece.
Entre otras actuaciones se contempla la conexión de todos estos espacios naturales aprovechando la red de vías pecuarias que discurren por la zona. Asimismo, se propone la conservación de una valiosa mancha de dehesa, reducto del primitivo bosque que ocupaba estas tierras y auténtica rareza en el actual paisaje de la campiña. Por último, el proyecto incluye diferentes equipamientos de uso público, como un centro de interpretación de la naturaleza en el mismo cortijo de Las Turquillas, tres observatorios de aves, un mirador panorámico y un área de descanso.
El principal escollo que habrá de sortear el consistorio ursaonense es el carácter militar de la finca en cuestión, por lo que ya se han iniciado conversaciones con el Ministerio de Defensa al objeto de lograr la cesión total o parcial de los terrenos. La Universidad de Córdoba se ocupa, en lo que respecta a este proyecto, del correspondiente asesoramiento científico.
También el Ayuntamiento de Écija ha iniciado las gestiones oportunas para comprar o expropiar el solar de la antigua laguna de Ruiz Sánchez, la más extensa de todas las desaparecidas con una vaso de 350 hectáreas. En este caso ya se ha conseguido el apoyo de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, que parece dispuesta a financiar la operación. Alrededor de 10 kilómetros de canales de desagüe deberán ser modificados para evitar el actual drenaje y hacer posible la inundación natural de la zona.
La primitiva vegetación que adornaba el perímetro de esta laguna deberá ser igualmente restaurada para facilitar la alimentación y cría de las aves que se instalen en el humedal. Accesos, señalización y observatorios de uso público son, por último, otros elementos que se contemplan en esta iniciativa.
Comentarios y sugerencias a propósito de Crónica en verde pueden remitirse al e-mail: sandoval@arrakis.es
La Janda sigue esperando
Ya en el remoto neolítico la laguna de la Janda, en Cádiz, sirvió de inspiración a los artistas rupestres que inmortalizaron, en cuevas y abrigos del entorno como el famoso Tajo de las Figuras, la riqueza faunística de la zona. Dibujaron cisnes, grullas y flamencos, habitantes de una vasta extensión de agua que llegó a ocupar alrededor de 40 kilómetros cuadrados del territorio en el que hoy se asientan los municipios de Tarifa, Barbate, Vejer de la Frontera, Benalup y Medina Sidonia.
A comienzos de los años cincuenta se iniciaron los trabajos para desecarla y ponerla en cultivo, algo que se consiguió finalmente en 1967. A finales de 1995, la Consejería de Medio Ambiente encargó a un equipo de la de la Universidad de Córdoba un estudio en el que se precisaran las posibilidades de regeneración que tenía este humedal. En sus conclusiones, los científicos identificaron un área de al menos 300 hectáreas que sigue inundándose con frecuencia y que sería fácil devolver a su estado primitivo.
Desde entonces se han multiplicado los documentos técnicos, las reuniones entre diferentes administraciones, las exposiciones públicas del proyecto y las conversaciones con los propietarios de los terrenos. Y, sin embargo, la iniciativa no termina de alcanzar su fase ejecutiva. La empresa pública Tragsa cuenta ya con un borrador en el que se detallan las actuaciones de restauración previstas en los antiguos humedales de La Janda, por lo que se sabe que los trabajos se llevarían a cabo en la laguna de Tapanilla, río Almodóvar, laguna de Tarifa, laguna de Alcalá, laguna de La Haba, río Celemín, encharcamiento de Cantarranas y laguna de Rehuelga.
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