Un mundo menos fiable
Coface considera que el conflicto con Irak complica el horizonte de las inversiones a nivel internacional
Las perspectivas inversoras no son muy positivas a nivel mundial, según el último informe de Coface, a causa de dos decenios de crecimiento sostenido y a la persistencia de la burbuja financiera. A ello hay que añadir la incertidumbre generada por el conflicto con Irak, que eleva el riesgo de algunos países del área y de determinados sectores, especialmente el turismo. En ese contexto, el riesgo país de España se mantiene en buen lugar.
En Latinoamérica no sorprende hallar en la cola del pelotón de los destinos inversores a Argentina, que debe "restaurar su crédito"
La Compañía Francesa para Asegurar el Comercio Exterior (Coface) acaba de publicar su Guía Riesgo-País 2003, un libro de 418 páginas que propone el análisis de la situación económica de 141 países desde el punto de vista de su interés como receptores de inversión, de fiabilidad como socios comerciales y de oportunidad como mercados emergentes. Cada país recibe una nota: A1, A2, A3 y A4 para los países en que el peligro de impagados es relativamente poco importante y B, C y D para aquellos en que el contexto político y económico comporta riesgos progresivamente mayores. La guía se acabó de escribir el 20 de diciembre de 2002 y eso significa que tiene en cuenta los peligros de una guerra en Irak pero deja su evaluación detallada para más adelante, para un análisis complementario a publicar el 14 de abril.
España figura en muy buen lugar, con su nota A1, la misma que rige para el Reino Unido, Francia, Suecia, Noruega, Finlandia, Bélgica, Irlanda, Dinamarca u Holanda, sólo que "con nota de vigilancia con implicación negativa", es decir, temor a que la situación se degrade, un temor que se comparte con el Reino Unido y Francia.
Puntos fuertes y débiles
Los puntos fuertes de nuestro país son el equilibrio de los presupuestos públicos, la continuidad de la descentralización a favor de las regiones, la política sostenida de inversiones públicas en infraestructuras -Coface no estaba al corriente del escandaloso fracaso de las pruebas del AVE entre Madrid y Lérida- y la prosecución de la liberalización de los mercados aunque las privatizaciones y fin de los monopolios no hayan supuesto la desaparición de protecciones específicas para unas empresas que asumen el papel de "campeones nacionales". Los puntos débiles de España los encontramos en un paro estructural aún alto, en una legislación laboral calificada de "rígida", en la débil productividad del país y en el hecho de que los salarios sigan al coste de la vida con el consiguiente riesgo de "tensión inflacionista", en el peligro de "burbuja especulativa" ligada a la carrera por la adquisición de la vivienda y al hecho de que la insuficiente inversión en investigación, unida a la escasa productividad y al aumento de los costes de producción, sólo pueden desembocar en deslocalizaciones.
Los sectores que mayores riesgo presentan en España son los del calzado, tejido, ropa y la manufactura de metales.
De entre los países que deben ingresar en la Unión Europea, los que tienen mejor nota son Hungría y Eslovenia, seguidos por la República Checa y Estonia. En la mayoría de los casos, Alemania figura como su principal cliente y proveedor, situación que tiene sus excepciones en los países bálticos, donde la proximidad regional (Finlandia) unida al pasado político (Rusia) es determinante.
En América Latina no sorprende encontrar en la cola del pelotón a Argentina, con una D, y que tiene "como primer imperativo el restaurar la credibilidad del Estado". El Brasil de Lula tampoco es visto con ojos mucho más optimistas, pues su nota es una C, entre otras razones, porque "el nivel de deuda exterior es insostenible en un periodo largo", porque el país tiene "una exigencia de financiación exterior demasiado alta para sus ingresos en divisas" y porque "la deuda pública es pesada y los tipos de interés demasiado altos".
Como es obvio, la única gran superpotencia merece un análisis en profundidad. Estados Unidos inquieta por el déficit de su balanza comercial, por un dólar cuyo valor depende de los bancos asiáticos y, sobre todo, de cómo evolucione su política exterior, de la salida que se dé al conflicto con Irak. Si la indulgencia de EE UU hacia Rusia y China se da por sabida, existen dudas sobre "la decisión de la Administración Bush de proseguir o no un proceso de paz de envergadura durante 2003". La negativa se saldará "en caso de derrocamiento de Sadam Husein, por una radicalización de la población árabe".
En líneas generales, las perspectivas no son optimistas: "Sobre el ciclo económico actual pesa la herencia de dos decenios de crecimiento sostenido y una burbuja financiera récord. El altísimo nivel de endeudamiento priva a las empresas de medios para invertir, máxime cuando ya se hallan en situación de sobreproducción. Si tenemos en cuenta el auge de la producción manufacturera de los países en vías de desarrollo, el crecimiento del PIB de los países industrializados permanecerá por debajo de su potencial hasta mediada o bien avanzada la década".
Análisis sectorial
Este análisis, sectorialmente, se concreta en constatar que "las industrias farmacéuticas y de la gran distribución, poco cíclicas, permanecen bien orientadas", mientras que las de sectores más fluctuantes, como la química, electrónica, papel y mecánica conocerán un retorno a la actividad "progresivo y dependiente de la inversión y de la demanda mundial". El panorama se ensombrece cuando nos referimos "al automóvil o la construcción, pues se trata de mercados saturados" y los nubarrones son negros "para el turismo, perjudicado por el temor a atentados terroristas, así como para el textil y la siderurgia, confrontados a desequilibrios estructurales".
El gigante del futuro inmediato
China acaba de entrar en la Organización Munial de Comercio (OMC) y es el mayor mercado potencial del mundo. Los puntos fuertes del país radican en su voluntad de acometer reformas estructurales, su deuda exterior pequeña y con una minúscula parte a corto plazo, su dinamismo exportador, su atractivo para las inversiones directas de los extranjeros que le permiten ocupar el número dos en el mundo en lo que a divisas se refiere, y la elevada tasa de ahorro. Los puntos débiles, según el informe de Coface, hay que buscarlos en su sobrecapacidad industrial unida a la dificultad de reorientar el sector público, un sector bancario fragilizado por préstamos de muy dudoso cobro, la necesidad de grandes recursos para reestructurar el sector público bancario e industrial a la vez que para tratar problemas sociales y de medio ambiente, las grandes diferencias de desarrollo entre zonas ricas y pobres, las grandes diferencias sociales y un paro que crece, y las siempre conflictivas relaciones con Taiwan.
La inversión extranjera, que puede ser favorecida, permitida, restringida o prohibida, según los sectores (la prohibición afecta los servicios postales, el transporte y control aéreo, la edición, los medios de comunicación, etcétera) depende, sobre todo, de las autoridades locales. Los derechos de aduana, que eran del 15,3%, pronto serán del 10,9% y, a partir de 2005, la importación de productos será mucho más simple. La situación laboral es confusa, con 40 horas semanales de trabajo como modelo mayoritario pero con sólo 5, 10 o 15 días de vacaciones pagadas al año. No existe un sistema de protección social unificado.
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