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Reportaje:

Insomnio por 'bacalao'

Satisfacción entre los vecinos de una discoteca de Palencia cerrada por el Supremo por ruido excesivo

"Si no podéis dormir, bajar a tomar una copa, que la pago yo". Ésta fue una de las soluciones que José García de Juan, propietario del restaurante-discoteca Chapó de Palencia, propuso a los vecinos del inmueble situado encima de su local para superar el insomnio forzado por el ruido, según relata José Luis Merino portavoz de los afectados. La discoteca Chapó se ha hecho famosa en toda España tras una sentencia del Tribunal Supremo que ha ordenado su cierre por tres años y ha condenado al administrador del local a dos años y tres meses de cárcel, además de imponerle una multa de 20.194 euros y diversas indemnizaciones. Todas estas sanciones le han caído por exceso de ruido.

Merino detalla, mientras vuelve de recoger a su hijo del colegio, que además de aguantar el ruido insufrible también tuvo que soportar insultos por parte del propietario del local. "A una vecina y mí nos sellaron las cerraduras de casa y del buzón con silicona". La lucha no les ha resultado fácil.

Las noches de los fines de semana se convirtieron en un suplicio desde 1997 para los vecinos de la calle del Obispo Nicolás Castellanos, 11. El exceso de decibelios de la discoteca les martilleaba la cabeza sin cesar. Merino residía en el domicilio con su mujer, que estaba esperando un niño, y un hijo de dos años. "El niño ha pasado muchas noches sentado en la cuna sin dormir. Cuando le preguntábamos por qué se había despertado decía boom-boom". Era la música bacalao que sonaba a todo trapo unos metros debajo de su lecho. José Luis Merino y su mujer se resistieron a irse de su casa, pese a la pesadilla que sufrían. Otros no aguantaron y abandonaron en busca de un hogar más silencioso. Algunos de los vecinos que se quedaron fueron tratados para superar los trastornos del sueño. Cuando surgió el problema, los vecinos intentaron dialogar con el propietario. Los resultados fueron negativos. Las múltiples denuncias que interpusieron tampoco dieron los frutos esperados. Merino se siente muy molesto con la actitud del Ayuntamiento, al que los vecinos acusan de no cumplir sus promesas de atajar el problema. El concejal de Urbanismo, Jaime Herrero, acata la sentencia y se defiende de las acusaciones. "Hemos contratado un técnico para que se encargue de estos temas. Pero no es fácil controlar los decibelios de estos locales. Muchas veces utilizan la picaresca. Puentean los equipos, o utilizan dobles equipos, o cuando vamos a medir se enteran y bajan el volumen".

Carlos Gutiérrez, antiguo trabajador de Chapó, es desde hace dos años el propietario. La sentencia condena al antiguo dueño, José García de Juan, pero el cierre tendrá como máximo perjudicado a Gutiérrez, que ayer estaba abatido. "Me ha llamado gente para cancelar la reserva, no quieren venir al restaurante si la discoteca no está abierta".

Entrada de la discoteca Chapó, en Palencia.
Entrada de la discoteca Chapó, en Palencia.MABEL GARCÍA

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