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Reportaje:UN PAÍS DE CINE / DVD | La flor de mi secreto

Morir de desamor

'La flor de mi secreto', de Pedro Almodóvar, en la colección de cine español de EL PAÍS

Leo (Marisa Paredes), escritora de novelas rosa que firma con el seudónimo de Amanda Gris, es abandonada por su marido. La soledad la desgarra, se queda "abierta en canal como una res, bramando de dolor", en palabras de Almodóvar: "Leo es una mujer absolutamente sola, y esa soledad le provoca una enorme fragilidad".

El periodista Frédéric Strauss, en conversaciones con el director, consideraba que La flor de mi secreto fue una película inesperada, diferente a cuantas Almodóvar había realizado hasta entonces: "Usted celebra, por decirlo así, la belleza de la sensibilidad humana". "La película está construida sobre las emociones", le respondía el director. "Para mí, hacer cine es abrirme del todo y mirar adentro. En la vida me oculto, en el cine no. El cine está hecho para abrirme, la vida para ocultarme".

"A Cukor le hubiera encantado la hábil combinación de humor, ternura y sabiduría"
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Tras haber filmado Tacones lejanos (1991) y Kika (1993), Almodóvar se planteó una película más personal, inspirada incluso en referencias íntimas. Había pensado titularla Como una vaca sin cencerro, expresión que se usa en La Mancha y que tantas veces había oído en boca de su madre al hablar de alguien desorientado y sin rumbo, así como el curioso poema Mi aldea, que en un momento se recita, o las paradójicas relaciones que la madre de la película (Chus Lampreave) tiene con otra de sus hijas (Rossy de Palma), tan divertidas y tristes, reflejo caricaturesco de las que Almodóvar veía en su familia.

"Hice que Leo acompañara a su madre a Almagro, un pueblo que está a treinta kilómetros del mío y que representa la quintaesencia de 'lo manchego'. Para la llegada de ambas, escogí una calle que recuerda la calle donde vive mi madre (al menos como yo la recuerdo). Y le escribí a Chus Lampreave diálogos dichos una y mil veces por mi propia madre. Y fotografié los campos de tierra roja, infinita, pegados directamente al cielo. Campos de esa Mancha sin horizonte que marcó mi mirada, de niño", explica el realizador en la página web oficial. Y añade: "Y las mujeres haciendo encaje de bolillos en el patio, mientras hablan de mujeres que se suicidaron tirándose al pozo, último, negro y cristalino espejo (el agua del fondo del pozo) en el que se mira el suicida manchego".

"En pocas películas como ésta su realizador ha volcado más de sí mismo, de sus predilecciones culturales, de sus recuerdos familiares, de su mundo personal", escribió Ángel Sánchez Harguindey, "y sin embargo, en pocas películas ha conseguido una mayor comunicación con todo tipo de gentes, edades y culturas. Lo realmente universal es su drama sentimental, ese dolor de corazón que surge cuando a la protagonista el amor de su vida no le corresponde con igual entrega. Ahí radica la universalidad del argumento".

Kevin Thomas, en Los Angeles Times, comentó que "la película podría ser descrita como una comedia seria, con humor que brota de un agudo sentido de lo absurdo de la vida", y que el homenaje final a Ricas y famosas (el reencuentro de la escritora y el periodista ante la chimenea, tomando champán como dos "buenas amigas") hacía ir más lejos al crítico californiano: "Con toda seguridad, a George Cukor le hubiera encantado la habilidosa combinación de humor, ternura y sabiduría de Almodóvar", ya que La flor de mi secreto es "elegante, ocurrente, sabia y con una gran comprensión de la mujer".

Esa mujer, "iluminada desde dentro por el desgarro contenido, el enorme talento y la elegancia de Marisa Paredes", según Ángel Fernández-Santos, quizá sea heredera sentimental de los propios novelones que escribe ("No tengo a quien acudir", solloza, cuando no puede desembarazarse de los apretados botines que él le regaló). Necesita cambiar de vida, de gentes, incluso de género literario: "Quiero escribir sobre la realidad", a lo que la ávida editora responde: "La realidad debería estar prohibida".

¿Es una crónica realista La flor de mi secreto? Almodóvar lo desmiente: "El naturalismo no es un estilo que yo crea que vaya a adoptar nunca, no me gusta. Cuando hablo de la realidad hablo de algo cuyo origen está en la realidad, pero que está ahí para que uno se inspire en ello, lo represente y lo distorsione en su representación. Para mí, una película siempre es representación, y en la representación siempre hay artificio".

El tratamiento de Wolfgang Burmann de los espacios naturales, la selección de los objetos, el color (en fotografía de Affonso Beato), la música de Alberto Iglesias, así como las canciones de Chavela Vargas, Bola de Nieve o Miles Davis, conforman una estética que recuerda con humor la de ciertas fotonovelas, aunque transformándola en drama. El director declaró que, "a pesar de ser un drama, creo que mi postura y mis sentimientos son más optimistas que en películas anteriores".

La flor de mi secreto tuvo siete nominaciones a los Goya (director, actriz principal, actrices de reparto, dirección artística, maquillaje y peluquería y sonido)... pero no logró ninguno (fue el año de Tesis y El perro del hortelano). Marisa Paredes, sin embargo, obtuvo por este trabajo el premio a la mejor actriz en el Festival de Karlovy Vary de 1996.

Rossy de Palma y Chus Lampreave, en <i>La flor de mi secreto,</i> de Pedro Almodóvar.
Rossy de Palma y Chus Lampreave, en La flor de mi secreto, de Pedro Almodóvar.
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