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Crónica:CIENCIA FICCIÓN
Crónica
Texto informativo con interpretación

¿Estuvo el hombre realmente allí?

"SEÑORA MILLS, ¿sabe usted qué puede ser esto?

-Es un álbum de fotografías.

-Pero, mire. ¡Están todos dormidos!

-No están dormidos. ¡Están muertos! En el siglo pasado solían retratar a los muertos con la esperanza de que sus almas siguieran viviendo en las fotografías."

Para algunos, las fotografías de las misiones Apolo, que culminaron con la llegada del hombre a la Luna, encierran misterios mucho más extraños que los relatados en el filme Los Otros (2001), de Alejandro Amenábar, al que pertenece este diálogo. El pasado octubre, saltaba la noticia de que la agencia norteamericana del espacio, NASA, había contratado al ingeniero y divulgador científico James E. Oberg para que convenciese a los ciudadanos más recalcitrantes de que el hombre había pisado la Luna.

Frente a los varios centenares de millones de personas que, en julio de 1969, siguieron el evento por TV, un porcentaje creciente (?) de público piensa, como algunos de nuestros mayores, que todo fue un montaje. El hombre nunca estuvo allí. Días después, la agencia daba marcha atrás por aquello de "no hacer el ridículo". Una pena que los responsables del proyecto Apolo no reivindiquen su autenticidad y dejen el campo libre a los partidarios de la "conspiración" (ya saben, "el Gobierno oculta pruebas" y, si hace falta, se las inventa). Cuesta creer, que los miles de artículos científicos publicados sobre los datos obtenidos, las rocas y los materiales de la superficie lunar traídos por las diferentes misiones no sean más que invenciones. Además, ¿hubiesen los soviéticos permitido, en plena carrera espacial y con la guerra fría de por medio, que los norteamericanos se llevasen los laureles del primer alunizaje tripulado con un burdo montaje? Recientemente y abundando en la noticia, un conocido diario llegaba a cuestionar en una nota editorial los alunizajes. Entre los disparates, los editorialistas comentaban el buen encuadre de los objetos fotografiados a pesar de haberse realizado con las cámaras que los astronautas llevaban colgadas del pecho.

Resulta una obviedad decir que de las miles de fotografías tomadas por los astronautas, sólo se distribuyeron unas pocas. ¿O es que alguien, cuando le publican sus fotos, envía las peores (desenfocadas y demás)? Pero la NASA no sólo ocultó que los astronautas del Apolo 11 vieron objetos extraños (léase OVNIS) e inexplicables (las ruinas de una ciudad lunar) sino que llegó, incluso, a inventarse los alunizajes. ¿Por qué motivo? Silenciar las pruebas de la presencia de extraterrestres en la Luna y, en último extremo, ocultar el fracaso de la misión para no perder las inversiones económicas previstas.

Jesús Cancillo, profesor de la Universidad de Alicante, ha analizado con detalle algunas de las fotografías que acostumbran a esgrimirse como pruebas del fraude (www.arp-sapc.org/artículos/luna/index.html). Sombras de los astronautas demasiado desiguales que indicarían la existencia de otras de fuentes de luz, además del Sol; detalles de los trajes espaciales y del módulo de alunizaje visibles cuando no deberían serlo debido al acusado contraste entre la oscuridad y la claridad motivado por la falta de atmósfera; extraños reflejos en los visores de los cascos, etc. Éstos son algunos de los argumentos argüidos y que dan pábulo a la hipótesis de que el alunizaje se efectuó, en realidad, en un estudio. Sin salir de casa, vamos.

La idea, como argumento de ficción, es interesante (véase el filme Capricornio 1, el Ciberp@ís, 23-12-1999-), pero esas pruebas no resisten el análisis. Como argumenta Cancillo, la presencia de sombras de longitud diferente puede deberse a que los astronautas sean de distinta altura o, fundamentalmente, a las irregularidades del terreno. La existencia de otras fuentes luminosas (un foco de estudio, por ejemplo), además de la solar, daría lugar a que cada objeto iluminado arrojase más de una sombra. Y no es el caso. La ausencia de atmósfera en la Luna elimina el fenómeno de la difusión de la luz de manera que, a diferencia de la Tierra, el cielo lunar aparece completamente negro. Sin embargo, esto no significa que los objetos que no son directamente iluminados por el sol permanezcan en completa oscuridad: la reflexión de la luz por cualquier objeto iluminado sigue siendo igualmente efectiva. El suelo lunar, las partes del traje espacial o del módulo lunar iluminadas actúan como reflectores permitiendo que zonas en la sombra aparezcan bastante bien iluminadas. ¿Seguimos? ¡Busquen, comparen y si encuentran una prueba mejor, preséntenla!

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