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LA DEFENSORA DEL LECTOR
Columna
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Inundaciones y trasvase

Varios lectores, en su mayoría aragoneses, se han dirigido a esta Defensora, profundamente dolidos y enfadados, ante lo que consideran, en el mejor de los casos, una desafortunada e inoportuna información. Se refieren al reportaje publicado en la página 26 de España, el pasado 9 de febrero, titulado La avenida del Ebro contrasta con una fuerte sequía en todo el sureste, y subtitulado: 'Valencia decretará el estado de emergencia en Alicante por falta de agua'.

Todos ellos se quejan de la entradilla del reportaje, en la que se decía que con la pasada avenida del río Ebro las provincias de Alicante y Murcia tendrían agua para un año entero, y que mientras dicho río se desbordaba otros ríos mediterráneos, como el Júcar y el Segura, atravesaban momentos delicados y críticos. Inundaciones que, en palabras del vicepresidente de Murcia, "confirmaban la necesidad del Plan Hidrológico".

El reportaje de una página, firmado por Inmaculada G. Mardones, reflejaba la sequía en el sureste mediterráneo y expresaba las opiniones de los responsables autonómicos de Valencia y Murcia a favor del trasvase del Ebro, previsto en el Plan Hidrológico Nacional, cuyo trazado se mostraba en un amplio gráfico. "El Ebro vierte 12.000 hectómetros cúbicos cada año al mar cuando el trasvase a Murcia contempla sólo 460. Las cifras desmontan la demagogia", aseguraba el vicepresidente murciano, Antonio Gómez Fayrén.

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Un lector de Zaragoza, Enrique Sanz Escuer, pregunta si un artículo que sólo refleja las opiniones de una de las partes interesadas en el trasvase no viola el código profesional. Y añade que la autora del mismo no explica cómo se puede trasvasar un caudal de 3.000 metros cúbicos (caudal de la avenida) por un tubo diseñado para transportar 50 metros cúbicos. "Evidentemente, es un disparate diseñar un tubo 60 veces mayor, el coste del trasvase sería de 42 billones de pesetas. La periodista no se molesta en distinguir entre el "caudal" y "caudal regulado". Lo que se pretende trasvasar es "caudal regulado", por tanto, es demagogia hablar de los 12.000 metros cúbicos que el Ebro vierte al mar".

Por su parte, Antonio Hernández pregunta qué tienen que ver las avenidas con el trasvase del Ebro. "Resulta imposible enfrentar a un proceso natural, como es el brusco aumento del caudal de un río por deshielo y lluvias, la pésima política hídrica española, reñida con el incontrolado desarrollo urbanístico y de la agricultura intensiva. El argumento sobre el que se basa la información, radica en los 600 hectómetros cúbicos que vierten al mar, con el buen uso que se darían en el sureste. Buen chiste".

José María Pont, de Amposta (Tarragona), opina que, más que una información se trataba de un publirreportaje, de una de las partes, a favor del trasvase del Ebro. "A nosotros ni nos han preguntado. Luego, cuando el Delta esté arrasado, no tendrá solución". Y otro lector, Israel Romera, también de Zaragoza, expone una comparación: "Es igual que si, con ocasión de la próxima gota fría en Levante, se escribiera: Levante no necesita agua, sólo tiene que recoger la que pierde en incontables avenidas".

Imposible de trasvasar

La autora del reportaje, Inmaculada G. Mardones, afirma que "exponer conjuntamente situaciones tan divergentes y simultáneas es mostrar la dispar situación hídrica de España en pleno invierno. Nada más". Admite que ninguna avenida es aprovechable, "salvo para aportar nutrientes a los campos que inunda y renovar cauces y suelos, que no es poco", y que "los 600 hectómetros cúbicos de la avenida en ningún caso se hubieran podido trasvasar a otro lugar fuera del Ebro. No hay obra humana capaz de canalizar ese volumen en dos semanas y, de haberla, sería un disparate faraónico sin sentido". En cuanto a la falta de testimonios de otras fuentes afectadas por el trasvase, Mardones asegura que "la información mostraba la situación de sequía en una zona muy concreta: el bajo Segura (sur de Alicante y Murcia), así como la opinión de sus líderes institucionales. No se recogieron opiniones de Aragón, como tampoco de Cantabria, Castilla y León, País Vasco, Navarra -que también sufrió inundaciones- ni Cataluña, territorios autónomos por donde discurre la cuenca del Ebro".

Antonio Caño, subdirector del periódico y responsable de la edición del domingo, apoya plenamente el enfoque dado por la redactora y la oportunidad de lo publicado. "Una vez cubierto ampliamente durante varios días el aspecto fundamental de las riadas del Ebro, que es el del daño causado a los ciudadanos y a la economía de la región afectada, es obligatorio, desde el punto de vista periodístico, preguntarse por el efecto que esas riadas puedan tener en el largo e intenso debate sobre el trasvase. Ignorar una polémica no es una buena actitud periodística, y desde luego, no ayuda a resolverla".

No obstante, esta Defensora piensa que si, como afirma la redactora, la información reflejaba la situación de la sequía en el bajo Segura, parece poco oportuno relacionar en la misma el excedente de agua causado por la avenida del Ebro y la necesidad del trasvase, ya que, como ella misma reconoce, ninguna avenida es aprovechable. Pero, puesto que así se hizo, debió cumplirse con lo que establece el Libro de estilo de EL PAÍS, artículo 1.6: "En los casos conflictivos hay que escuchar o acudir siempre a las partes en litigio". Que el tema es conflictivo está fuera de duda. Y sólo una de las partes en litigio tuvo voz en el reportaje.

Confusión

Dada la enervada situación existente, a favor y en contra del trasvase del Ebro, esta Defensora ha querido conocer la opinión de diferentes expertos sobre dicha información. El conocido geógrafo Leandro del Moral, profesor de la Universidad de Sevilla, opina que ante la última crecida del Ebro "se ha transmitido reiteradamente la idea de que si el trasvase del Ebro hubiera estado ya construido, el agua que en pocos días se ha "perdido en el mar" habría podido cubrir los 1.000 hectómetros cúbicos que se pretende trasvasar a Barcelona, Valencia y Almería. Estas afirmaciones responden a una aparente evidencia, pero están equivocadas. Un periódico serio como EL PAÍS debería cuidar más sus informaciones, y la publicada el día 9 alimenta la confusión en un tema tan necesitado de racionalización y buena información como es el del agua. EL PAÍS no debería, siento decirlo, incurrir en errores de esta magnitud".

Según Del Moral, si el trasvase hubiera estado ya construido, de poco habrían servido los casi 3.000 metros cúbicos por segundo que llevaba el río, ya que la capacidad del canal proyectado es de 50 metros cúbicos por segundo. "Tampoco se puede argumentar que los caudales de la crecida hubieran podido ser almacenados en embalses para su trasvase posterior. La Ley del PHN descarta esta posibilidad. De hecho, el año hidrológico actual es el tercero consecutivo en el que no habría podido trasvasar el caudal previsto. La aportación media del trasvase en los tres últimos ejercicio hídricos, en el mejor de los casos, habría sido del 59% de lo previsto".

Para el economista Pedro Arrojo, profesor de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Zaragoza, y presidente de la Fundación Nueva Cultura del Agua, "la consecuencia del modelo de gestión intensiva de los embalses existentes es que, cuando viene una crecida, hay escaso espacio reservado en vacío para laminar esa avenida. Eso es lo que ha pasado ahora en el Ebro, y lo que ocurre también cuando la gota fría aparece en el Júcar o Segura. La clave, para evitar los riesgos derivados de las crecidas, está en diseñar y desarrollar una política de ordenación territorial que recupere las riberas y devuelva espacios de inundación a los ríos en los que las actividades que se desarrollen sean compatibles con posibles inundaciones periódicas. Decir que con embalses y más presas no habría inundaciones es simplemente hacer demagogia".

Por su parte, el catedrático de Ecología de la Universidad Autónoma de Madrid, Carlos Montes, se pregunta: "¿Es un problema de escasez de agua o de mala gestión? ¿El agua es para toda la sociedad o sólo para un sector, el agrícola, en el caso del trasvase del Ebro? El mensaje de que la naturaleza es despilfarradora y por lo tanto las avenidas de los ríos son un despilfarro, porque el agua se pierde en el mar, es inaceptable. Cuando se dice sobra agua en el Ebro y falta en otra parte de España es un mensaje desenfocado, porque el agua no se pierde en el mar, juega un papel importantísimo en los sedimentos, en el ecosistema de la desembocadura del río, y repercute en otros sectores como el pesquero. Hay que promover una demanda racional de agua, y no incrementar la oferta descontrolada en un país mediterráneo como el nuestro. Eso es lo importante".

Los lectores pueden escribir a la Defensora del Lector por carta o correo electrónico (defensora@elpais.es), o telefonearle al número 91 337 78 36.

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