_
_
_
_
Reportaje:MUJERES

El chico era chica

Durante cuatro años, desde que tenía 12, Hooman perteneció a una violenta banda de chicos adolescentes que se movía por las calles de Teherán. Asaltaban a los peatones, robaban coches y dormían donde encontraban una cama.

Quizá para compensar su tamaño menudo, Hooman se afeitó la cabeza y las cejas, una forma de enviar un mensaje inequívoco: que nadie se meta conmigo.

Cuando la policía le detuvo hace poco por intentar robar una radio de coche, descubrieron que Hooman no era Hooman, sino Tahereh.

El chico era una chica.

En un país en el que se exige a las niñas y las mujeres que se cubran la cabeza y escondan el cuerpo desde la edad de la pubertad, algunas chicas han empezado a disfrazarse de varones. Se cortan el pelo, llevan ropa suelta y hablan lo menos posible.

No se trata de un acto rebelde de feministas occidentalizadas. Fingir que son chicos en la calle les ayuda a evitar las violaciones o las redes de prostitución
Antes de que la detuvieran se había dibujado un ligero bigote con un lápiz de cejas, se cubría la cabeza con una gorra de béisbol y ocultaba su silueta con camisa y pantalón holgados

No se trata de un acto rebelde de feministas occidentalizadas empeñadas en alzarse contra el sistema y deshacerse del pañuelo y las túnicas. Es un fenómeno creciente entre chicas de clase baja que han huido de sus casas y creen que el disfraz masculino les permite un grado de libertad y protección que no podrían tener como mujeres. Fingir que son chicos en la calle les ayuda a evitar las violaciones o las redes de prostitución.

Reconocimiento del problema

En cierto sentido, el hecho de que existan es agrio testimonio de la incapacidad de la República Islámica de Irán para crear una generación de mujeres humildes, obedientes y modestas, dedicadas a la maternidad y el islam. Ahora bien, por otro lado, es importante que el Gobierno haya reconocido el problema y haya empezado a tomar medidas para resolverlo.

"Todas las chicas a las que hemos visto disfrazarse de chicos lo hacen para protegerse de la violencia masculina", dice Mojgan Shirazi, directora de un centro de acogida para chicas huidas en el centro de Teherán. "Cuando viven en la calle como chicas, los hombres les causan enormes problemas. Tuvimos aquí a una que decía que, cuando estaba de noche en la calle, hasta los barrenderos se aprovechaban de ella. En cuanto se disfrazó de chico, la dejaron en paz".

El carácter patriarcal de la sociedad iraní también añade atractivo al disfraz. Muchas de esas niñas -según los psiquiatras que las han tratado- se han apartado de los papeles tradicionales que su sociedad asigna a las mujeres.

"No sólo rechazan el velo obligatorio", dice Mahdis Kamkar, psiquiatra, que trató a muchas chicas así cuando trabajaba en un centro de acogida estatal. "No quieren aceptar el papel tradicional de ama de casa y madre, porque les hace sentirse subordinadas a los hombres. Esta generación está confusa y siente la necesidad de desafiar lo que considera que se le ha impuesto, por lo que optan por disfrazarse".

En el proceso, algunas chicas recurren a la delincuencia. "No sólo se visten de hombres", dice la doctora Kamkar, "sino que, a veces, actúan como hombres y se involucran en delitos que antes sólo cometían los hombres".

Tanto Shirazi como Kamkar creen que la mayoría de las que se disfrazan no son transexuales ni homosexuales. La República Islámica permite que las personas diagnosticadas como transexuales se sometan a operaciones de cambio de sexo, y el tema se trata abiertamente en la sociedad. Pero la homosexualidad está prohibida en el islam y es ilegal en países como Irán.

Actuar como un joven

Disfrazarse y actuar como un chico puede tener otras ventajas, como la de encontrar empleo. Una fugitiva vestida de chico halló fácilmente trabajo como aprendiz en un taller de automóviles en la ciudad de Teherán, algo que nunca habría podido hacer si hubiera seguido como mujer.

"Cuando le pregunté por qué se vestía de varón, me dijo que así podía salir adelante en el trabajo", explica Mojgan Shirazi. "Eso es lo que piensa nuestra sociedad de los chicos".

Las chicas huidas, tanto las que se visten de chicos como las que no, suelen proceder de familias disfuncionales, con problemas de divorcio, abandono paterno, adicción a las drogas o al alcohol, malos tratos a los niños y desempleo. Como es comprensible, las niñas suelen sufrir una terrible falta de autoestima.

Por ejemplo, después de que Tahereh fuera detenida, se descubrió que se había automutilado mediante cortes en los brazos. La enviaron a un hospital para realizar una evaluación psiquiátrica.

Allí se resistió a las preguntas del psiquiatra, un hombre. Con las piernas extendidas y las manos firmemente plantadas en las rodillas, respondió a casi todo con una mirada agresiva. Se inventó domicilios e historias familiares.

Antes de que la detuvieran, se había dibujado un ligero bigote con un lápiz de cejas, se cubría la cabeza con una gorra de béisbol y ocultaba su silueta con camisa y pantalón holgados. En el hospital, llevaba la vestimenta islámica apropiada, un pañuelo y una túnica larga. Cuando se subió las mangas, dejó al descubierto las cicatrices que cubrían sus antebrazos.

"¿Por qué te hiciste esto en los brazos, hija mía?", le preguntó el médico.

"Tenía los nervios de punta", respondió en tono apagado.

"¿Por qué te disfrazaste de chico?".

"Estaba más cómoda así", contestó. "Nadie me molestaba. Vestida de mujer no habría podido sobrevivir. A estas alturas estaría acabada".

El médico le explicó que tenía que someterse a unos análisis de sangre, un procedimiento habitual en estos casos para descartar una posible transexualidad.

© The New York Times.

Mujeres de Teherán se agolpan a la entrada de un campo de fútbol.
Mujeres de Teherán se agolpan a la entrada de un campo de fútbol.EPA

Pelo a lo 'garçon'

NO EXISTEN CIFRAS FIABLES sobre el número de chicas que se disfrazan de chicos, sólo informaciones anecdóticas entresacadas, sobre todo, de los periódicos.

Un reciente artículo en el diario conservador Kayhan contaba que, en la ciudad de Isfahan, había sido detenido un barbero por "hacer cortes de cabello de chicos" a niñas. En otro caso, una chica disfrazada fue descubierta al caerse de una moto y romperse la pierna mientras intentaba robar un bolso. No se descubrió su sexo hasta que los médicos la desnudaron en el hospital.

El fenómeno de las chicas vestidas de chicos se ha hecho tan corriente que incluso ha entrado en el cine. En la película Cárcel de mujeres, por ejemplo, el director, Manjieh Hekmat, entremezcla las historias sobre presas políticas, delincuentes comunes y mujeres detenidas por delitos contra la moral. Antes de ser ejecutada, una presa política da a luz en la cárcel a una hija que regresa años después, vestida de chico.

En una escena humorística, la chica, vestida con ropa de varón, intenta jugar con un niño que vive en la cárcel. "Ven conmigo", le dice con voz de chica. "Ven, ven con tu tío".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_