Plato de lentejas
Hace algún milenio, un tal Jacob compró la primogenitura de su hermano, Esaú, con un plato de lentejas. Se aprovechó del hambre de su hermano, de la ceguera de su padre y la colaboración de su madre, Rebeca. Algún milenio después (el día 2) el partido en le Gobierno intentará comprar la voluntad del pueblo con un plato de paella. O mejor dicho, con miles de platos. Ha cambiado el tiempo, han cambiado los personajes, pero no la intención: comprar la voluntad de otros con señuelos engañosos. Y ha cambiado también una cuestión esencial: Jacob vendió unas lentejas que eran suyas. Sin embargo, estos señoritos del partido gobernante van a regalar platos de paella pagados con dinero ajeno.
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