Espalda de mujer
Cuando la publicidad, la pasarela, el arte, las protestas políticas o escolares, reparten desnudos por todas partes, algunas instituciones nacionales salen protestando porque a una mujer se le ve la espalda "larga" en un cartel. La cuestión es ésta: el Instituto de Turismo de España había lanzado una campaña de promoción turística con la imagen de una bañista en cuya piel se marcaban las telas del tanga. Cruzando el nivel de su cintura el eslogan decía: "Spain marks", España marca. ¿Un escándalo de explotación sexual?
Tanto para el Instituto Catalán de la Mujer como para el Observatorio de las Mujeres de los Medios de Comunicación y el PSOE, la carga sexista del anuncio es manifiesta. Las tres organizaciones han exigido la inmediata cancelación de esta publicidad, pero el PSOE incluso ha pensado en ciertas opciones alternativas asegurando cabalmente que "en España hay otros atractivos turísticos que hacen innecesaria la utilización de estas artimañas". Es decir: el PSOE otorga la categoría de "artimaña" y de "atractivo turístico" a la figura de la espalda/culo, y se opone. ¿Puede esperarse un acomodo más ajustado a nuestros tiempos y al futuro global de la sociedad de la información? ¿Pudo alguien dudar de que los turistas viajan a España y otros lugares tan exóticos para contemplar espaldas femeninas completamente desnudas?
Pero el PSOE no está solo en el diagnóstico de esta encrucijada. A su lado se alinea un Instituto femenino catalán y el conocido como "Observatorio de las Mujeres de los Medios de Comunicación"en permanente acción de vigilancia panóptica encuadrada en el objetivo de que no se les escape ni una.
Por lo que se deduce, el Observatorio se encuentra tan absorbido en la detección de indicios sexistas a propósito de cada centímetro cuadrado de cuerpo femenino, que se les pasa, por ejemplo, el asiduo anuncio de la Corporación Dermoestética con un tío en cueros o las muy aireadas campañas de Lacoste en la televisión y de Yves Saint Laurent en las revistas donde se airea la superartimaña del miembro viril sin rebozo. ¿Sexismo? ¿Mimetismo? ¿Igualación? Probablemente nada de todo esto. La maniobra machista consistiría ahora, de acuerdo a los eventuales análisis feministas, en una masiva exhibición de penes como insidiosa coartada, tan agresiva como como perceptible para los servicios de observación.
Estos grupos, en fin, hilan tan fino, que la ideología se les prolonga en patología. Pero parecen, en todo caso, tan convencidos, tan vanguardistas, que a los empleados de Turespaña les ha faltado tiempo para amedentrarse y retirar las inserciones de la circulación. Han argumentado en su pobre defensa lo más tópico: que el anuncio había tenido éxito en el extranjero y había tenido también buenas críticas en el interior. Pero ellos no han tenido lo que tenían que tener. Ni se han resistido al griterío del Observatorio ni al tosco seguidismo del PSOE, siempre contra el Partido Popular.
En cuanto a las feministas, catalanas o no, siempre es aconsejable esforzarse para entenderlas en su debida justeza. De una parte, se han quedado más que roncas reclamando durante decenios igualdad o igualación y ahora, cuando los cuerpos masculinos aparecen en calzoncillos y sin calzoncillos, con camisas transparentes y sin camisas, boca arriba, boca abajo, de frente o de perfil, tratados como objetos eróticos, ellas saltan poniendo reparos a un prolongado escorzo de mujer. ¿Aspirarán a que en los anuncios de esta clase aparezcan sólo hombres? ¿Estarán solicitando una equiparación entre hombres y mujeres pero todos vestidos de la cabeza a los pies? Micaela Navarro, la "secretaria de Igualdad" del PSOE, ha declarado anteayer, según este periódico, que se sentía muy satisfecha con la cancelación de la promoción de Turespaña porque, en su opinión, no era admisible gastar el dinero público en tal indignidad. Después, una vez arreglado el asunto, se ha cuidado de advertir que "espera que los mecanismos de control no vuelvan a fallar". ¡Estamos apañados!
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