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Reportaje:

Salas a medio gas

Los promotores musicales lamentan que la oferta de conciertos en Euskadi supera mucho a la demanda

Radiohead y Mark Knopfler no lograron llenar Vista Alegre en sus últimas visitas a Bilbao. Beck, Backstreet Boys, Bob Dylan y Suede tampoco colgaron el "No hay billetes" en San Sebastián. A los mismísimos Oasis, junto a Paul Weller, les quedó grande La Casilla hace tres meses. Hace un par, la fadista portuguesa Mafalda Arnauth despachó apenas 300 entradas en el Teatro Arriaga.

¿A qué achacar estos fiascos, en eventos tan diversos que no puede argüirse que el público haya dado la espalda a un estilo concreto? Estos casos son sólo algunos de cuantos avalan la opinión de los promotores musicales vascos, que cada semana viven en la incertidumbre de si superarán o no la media entrada, y concluyen que en Euskadi la oferta de música en vivo rebasa claramente la demanda. "Ahora tenemos mucha más oferta que hace años, y la demanda se diluye, siendo mucho menos habitual que la gente se mueva de sus poblaciones para ver un espectáculo", resume Aitor Narbaiza, de K.A.P. Produkzioak, impulsora del festival Mendebala.

Alfonso Santiago y Luis Herrera, de la promotora bilbaína Muskerra Ekoizpenak, en activo desde hace un lustro, profundizan en la cuestión: "No hay una afluencia de gente adolescente habitual desde hace años, excepto en casos como el hip hop o la música electrónica; la edad media de los aficionados a la música en directo ha aumentado".

Andoni Arzalluz, de Get In, cree que la oferta es "variada e importante, pero quizá la música no tiene el nivel de preferencia cultural que nos gustaría en comparación con otras disciplinas".Otros promotores apuntan a las instituciones, que han podido malacostumbrar a la población saciándola de conciertos gratuitos, sobre todo en verano. Por ello, mientras "los jóvenes están acostumbrados a pagar por ir al cine varias veces al mes, y ni se lo piensan, por ver una actuación, y sin variar mucho el precio, le cuesta bastante más rascarse el bolsillo", dicen desde Muskerra.

Siempre según sus responsables, la Jam de Bergara registra una asistencia media cercana a los dos tercios de su aforo (1.200 espectadores); el Kafe Antzokia bilbaíno se queda en medio millar (sobre 700) y su sucursal ondarresa está casi abonada a la media entrada (sobre 500). Cifras que apenas difieren de la habitual media entrada de las salas Azkena de Bilbao (400 personas de aforo) y Vitoria (unas 1.000).

Entre tantos impedimentos, José Ángel Serrano, responsable desde hace 20 años de Producciones Serrano, impulsora de Musiketan, Trikibertso y numerosos conciertos, da otro punto de vista: "Igual no estamos ofertando bien para motivar a la gente. La oferta, en general, es más de lo mismo. Hay una oferta variada de música seria, y buena infraestructura para escucharla. Y tenemos una oferta variada de rock de lo mismo, de grupos de local pequeño. Pero hay muy poco blues, folk, world music...""No es para tirar cohetes. A nivel internacional vivimos un poco del cuento, mirando al pasado, cuando Donostia era parte del triángulo de las grandes giras con Madrid y Barcelona", ratifica Sergio Cruzado, de Gin & Tonic.

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