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Berlusconi intenta frenar el cese de la cúpula de la RAI por el traslado del segundo canal

El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, intentaba ayer calmar las aguas agitadas de la coalición que sostiene a su Gobierno. El motivo de la disputa no es la crisis de Irak, sino un contencioso más cercano y que despierta más interés en la clase política italiana: el destino de la radiotelevisión pública italiana (RAI).

Dos partidos del centro-derecha reclaman el inmediato cese de la cúpula del ente público, apoyada en cambio por la Liga Norte, la federación que dirige Umberto Bossi. La decisión del presidente de la empresa de comunicación italiana, Antonio Baldassarre, y la del único consejero, Ettore Albertoni (de la Liga), de trasladar a Milán la RAI-2 ha sido la gota que ha colmado el vaso de la insatisfacción.

El cese de Baldassarre y Albertoni podría haberse producido ayer, al término de la reunión de la Comisión de Vigilancia parlamentaria, donde fueron presentadas dos mociones en este sentido. Una, firmada por los representantes del Olivo; la otra, idéntica, por Alianza Nacional (AN) y por uno de los partidos centristas que integran la coalición de Gobierno.

Sólo la intervención del propio primer ministro impidió que los parlamentarios votaran las mociones, con la consecuencia inevitable del cese de la cúpula de la RAI. Bastan 27 votos a favor de las mociones para mandar a sus casas a Baldassarre y a Albertoni, y la cifra ha sido alcanzada.

La votación hubiera desatado la furia de Umberto Bossi, actual ministro para las Reformas y principal inspirador de la decisión de trasladar RAI-2 a Milán. El líder liguista ha propuesto, además, que el canon de la RAI (una suma fija anual que cobra el ente público) se descentralice.

Decisión unilateral

Gianfranco Fini, líder de AN y viceprimer ministro italiano, se ha opuesto enérgicamente al traslado alegando que la decisión se tomó de manera brusca y sin advertirle. El sábado reclamó la dimisión de los principales directivos del medio de comunicación estatal. Berlusconi, en principio favorable a la iniciativa de Bossi, llamó ayer a su residencia romana a Fini y al líder centrista Marco Follini para intentar mediar.

El primer efecto de la negociación fue el aplazamiento para hoy del voto en la Comisión de Vigilancia, pero todo apunta a que en las próximas horas la RAI tendrá nueva dirección, aunque se escogerá probablemente la vía más diplomática de la dimisión del actual presidente y del consejero.

Por detrás de esta última batalla de la RAI asoman las tensiones de una coalición heterogénea que prepara ya la campaña electoral de las regionales de junio próximo. Bossi quiere presentar resultados a sus votantes, y otro tanto intentan Fini y el moderado Follini.

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