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Reportaje:

Editores, vanidades y mezquindades

Pasqual Alapont presenta su premiada novela sobre el mundo de la literatura, cuya

Ferran Bono

También en el gremio de los panaderos, por ejemplo, campan las actitudes mezquinas y miserables. Como en cualquier orden de la vida. Y en la literatura quizá con mayor motivo, pues la vanidad de los escritores está mucho más a flor de piel. Salen en los medios de comunicación, aunque tal vez no lo suficiente si escriben en su lengua autóctona, y en definitiva, se habla de ellos en nombre propio. Lo dice un escritor, el catarrojense Pasqual Alapont, que acaba de publicar Tota d'un glop. Esta novela, la primera para adultos que escribe el también dramaturgo y novelista juvenil, sitúa su acción, precisamente, en el terreno abonado del mercado literario.

Las polémicas sobre premios literarios amañados, las capillas literarias, los seudónimos bajo los cuales se esconden los propios autores, "los enfrentamientos entre literatos", constituyen materia sensible para una novela, y así lo ha entendido Alapont, que ganó con ella el premio Joanot Martorell, además de arrancar encendidos elogios del jurado. "Es toda una ficción que recrea un mundo de lobos que luchan por la alimentación y por situarse en la vida". También el cine ha hablado de la despiadada rivalidad en la literatura y en el mundo en general. En Wolf, el editor a la vieja usanza encarnado por Jack Nicholson sólo cuando se transforma en lobo, eso sí en compañía de Michelle Pfeiffer, recupera el terreno perdido en su empresa.

Se trata, pues, de un mundo susceptible de convertirse en ficción. Como lo es también la publicidad, sobre todo en algunos casos, como en la presente novela. Así lo creyó la editorial Bromera que apostó fuertemente por la novela y lanzó una potente campaña publicitaria, basada en progresivos envíos de necrologías y esquelas falsas pero verosímiles a propósito de la muerte de un supuesto editor. Se incluían algunas pistas no tan verosímiles, además del hecho incontestable de que al editor asesinado, Claudi Maria Safont, no muy buen tipo al parecer, no lo podía conocer ni Dios porque sólo existe en la ficción. La intención era "fomentar la intriga" para luego desvelar que es la trama de la novela de Alapont, explicó de nuevo el editor de Bromera, Josep Gregori, quien "muy dolido" volvió a pedir disculpas por el malestar y por el temor que podía haber causado la campaña por correo en "una minoría" de los destinatarios, la mayoría gente relacionada de algún modo con la literatura. Ha habido algunas denuncias tanto en Valencia como en Barcelona por la falsa necrología, sin conocer el editor el razonamiento de las mismas. Declina pensar que las incorrectas interpretaciones de la campaña sean producto de una presunta anormalidad en la sociedad valenciana.

En cualquier caso, Alapont reconoce que debido a la polémica se ha "concitado sobre la novela un interés y una expectación que son inauditos para un libro escrito en valenciano", por lo que siente cierto temor "por lo que finalmente piense la gente cuando lea el libro". Un libro con mucho humor y en el que ha vertido alguna pequeña venganza personal, si bien, insiste, no es más que ficción, aunque se puedan identificar algunos personajes. Es, como en cualquier otro libro sobre un tema concreto, un "concentrado" de actitudes y actuaciones del mundo editorial, menos de Valencia que de los centros editoriales como Madrid y sobre todo Barcelona, añadió Gregori.

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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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