"La nueva generación necesita pasarlo mal"

Campeona del mundo en Guatemala 2000 y de Europa en Moscú 2001, España ha abandonado el Campeonato de Europa de Italia 2003 en las semifinales, su peor clasificación desde que en 1996 surgieran estos torneos. El conjunto de Javier Lozano (Toledo, 1960), seleccionador nacional desde 1992, ha cedido su trono con un juego apático y poco efectivo. Una generación "maravillosa" se ha acabado.

Pregunta. ¿Por qué se ha jugado tan mal?

Respuesta. Nos ha faltado gol. Así no se puede ganar un título. Los clubes preparan a los jugadores para estar a tope en mayo, por lo que ahora no están en la cumbre de su rendimiento. Y, sin gol, hemos jugado con ansiedad, desconfianza y precipitación. Italia no fue superior, pero se creció. En el fútbol sala impera el orden. Para eso hay que tener serenidad. Si hay gol, hay orden. Y, si hay orden, no nos gana ni Dios.

P. ¿Era tan necesario el recambio generacional?

R. Sí. Las transiciones son complicadas. Los que vienen dicen que por la tele parecía más fácil, otra cosa. Pero la generación de oro se ha agotado. Éste es el precio. Había que hacer ahora el cambio o esperar cuatro o cinco años más. Los mayores de 30 años son muy buenos, pero no se recuperan igual. Un día estaban muy bien y al otro bajaban. Podíamos haber apurado un poco más la generación, pero no era bueno. Un ciclo maravilloso se ha acabado.

P. Ha dicho usted que esta selección no estaba bien trabajada. ¿De quién es la culpa?

R. Mire, el último partido de clasificación lo jugamos el 10 de diciembre contra Yugoslavia. No nos hemos vuelto a juntar hasta el 4 de febrero. En Guatemala [en el Mundial de 2000] estuvimos 35 días juntos y ahora sólo cinco. Italia, por ejemplo, se ha concentrado dos meses. España ha jugado con fuego. Hemos estado dos años viviendo del trabajo que hicimos entonces. Cuando había un partido, nos reuníamos y ganábamos, ya está. Sólo teníamos que refrescar las ideas. Yo les decía a los jugadores: "¿Os acordáis de cómo atacar? ¿Os acordáis de cómo hay que salir cuando nos presionan?". Ellos me decían que sí y... listos. Ganábamos. Jugábamos de memoria.

P. ¿Por qué se ha estado tan mal en el ataque?

R. Por la ansiedad. Contra Bélgica disparamos 45 veces a puerta y sólo marcamos un gol cuando apenas faltaba un minuto y medio para el final. Entre los cuatro goleadores del equipo no han marcado ni un tanto. De los ocho que hemos anotado, seis han sido de los cierres.

P. ¿Se siente responsable?

R. Esto es un equipo: perdemos todos. Los éxitos los hemos llevado con serenidad. Las derrotas, ahora, también. Nadie se ha puesto antes medallas y nadie se va a clavar un cuchillo ahora.

P. ¿Por qué no se ha aguantado la presión?

R. La vitola de favoritos ha aumentado la ansiedad. Todos lo querían hacer muy bien, muy bonito y muy rápido. Ésa es la ley del juego. Hay que convivir con ella. En los dos primeros partidos, el equipo estaba triste por la tensión que había en el vestuario. Y un equipo triste no puede ganar nada. Les dije a los chavales que no era un calvario, que había que desdramatizar, que disfrutaran.

P. Y se perdió.

R. Pues... sí, pero para darnos cuenta de la realidad necesitábamos un trastazo. Si ganas y te quejas, dicen que eres un llorón. Nosotros llevábamos seis años y medio sin perder un partido, pero somos el rival a batir. Jugar contra España es el partido del siglo para cualquiera. La realidad es que sólo la camiseta no vale.

P. Diez jugadores de Italia son brasileños nacionalizados.

R. Es una decisión muy personal. Yo no lo haría con España.

P. ¿Cómo pinta el futuro?

R. El fútbol sala ha de decidir lo que quiere. Una Liga fuerte y una selección fuerte implican sacrificio. Esta nueva generación ha de curtirse en torneos, no en amistosos. Ha de pasarlo mal. Con malos arbitrajes y presión. Así hicimos la generación campeona.

P. ¿Y su futuro?

R. Un día soy héroe y otro villano. Si yo fuera el problema, no duraba ni un minuto y medio.