Ana Botella se reunió en secreto con un grupo de ex meretrices
Ana Botella, esposa del presidente del Gobierno y número tres en las listas del PP al Ayuntamiento de Madrid, se reunió la semana pasada con un grupo de ex prostitutas acogidas por la Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención de la Mujer Prostituida (Apramp). La noticia no trascendió hasta ayer, cuando fuentes del PP informaron del encuentro.
La reunión se produjo en el local que la asociación tiene en la calle de Huertas (distrito de Centro) y duró unas dos horas, según la presidenta de Apramp, Rocío Nieto. Allí, Botella conoció de primera mano las necesidades de un grupo de ex meretrices, entre las que se encontraban víctimas del tráfico de mujeres que practican varias mafias extranjeras que operan en la capital. Si el PP gana las elecciones municipales del próximo 25 de mayo, Botella asumiría la Concejalía de Servicios Sociales.
"Reunimos a un grupo de ex meretrices de todos los sectores: españolas, traficadas, mujeres mayores... Ana Botella se implicó tanto con sus problemas que al final no pudo visitar otros centros que tenemos y donde ayudamos a estas mujeres", señaló Nieto. La candidata se limitó a escuchar las historias de las ex prostitutas, pero no avanzó ninguna solución al problema que sufren miles de mujeres que todos los días son explotadas con fines sexuales. "Fue sólo a escuchar. Si sale elegida concejal es cuando tendrá que aportar soluciones", apuntó Nieto.
Mafias
Botella se interesó, sobre todo, por las mujeres que llegaron a Madrid engañadas por los mafiosos y que han estado ejerciendo la prostitución bajo coacciones. "Habló con todas. Una por una. Le inquietó mucho la situación de estas mujeres y la búsqueda de alternativas. También se preocupó por los hijos de las ex meretrices", afirmó Nieto. La candidata popular también conoció la formación que Apramp imparte a las ex prostitutas. La asociación tiene talleres de costura, de decoración con flores, de alfabetización y de clases de castellano para mujeres procedentes de países del Este.
Apramp tiene además un piso con siete plazas exclusivo para testigos protegidas (víctimas de la explotación sexual que han declarado en contra de sus proxenetas). Ahora, residen en esta vivienda seis mujeres de Europa del Este y una africana. Tanto Apramp como el resto de asociaciones (en su mayoría religiosas) que trabajan con inmigrantes que han sido prostituidas coinciden en que el apoyo de las instituciones públicas es fundamental para que estas mujeres, que no tienen documentación legal, salgan adelante.
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