La inmigración como reto

La inmigración es un reto que debe abordarse desde una óptica positiva, pero en ningún caso como una amenaza. Éste es el mensaje que impregna el documento que la junta del Círculo de Economía consensuó en su última reunión, celebrada el miércoles pasado.

El Círculo de Economía, presidido por Antoni Brufau -presidente de Gas Natural-, hará público en breve un estudio en el que se analizan los aspectos más destacados del fenómeno de la inmigración, como la cultura, la religión, la acogida, el empleo, la natalidad y los derechos.

Este documento, uno de los más debatidos de cuantos ha presentado el Círculo de Economía durante su ya larga trayectoria, defiende la necesidad de reforzar las políticas sociales imprescindibles para conseguir una integración de calidad para los inmigrantes, como las relativas a la enseñanza, la sanidad, la acogida y la mejora de la calidad de vida en los barrios y las ciudades.

El foro económico catalán por excelencia propone que se destinen a esta tarea importantes recursos bajo la responsabilidad de las administraciones más próximas a la ciudadanía, como los municipios.

Como es habitual en este foro, el documento tiene un carácter analítico. Por encima de todo quiere ser un diagnóstico. Es crítico con la dualidad existente entre la estricta y restringida política de inmigración que practica la Unión Europea y el proteccionismo agrícola.

El proteccionismo que impregna la Política Agraria Común (PAC) ha creado en el centro de Europa un territorio inaccesible para los ciudadanos extracomunitarios y, al mismo tiempo, impide que en el Magreb se desarrollen los cultivos extensivos y la industria agroalimentaria, que funcionarían como una barrera natural para frenar la inmigración masiva hacia el norte.

En Europa se ha creado una situación similar a la que ha propiciado el tratado de libre comercio entre Estados Unidos, México y Canadá, que está resultando a todas luces ineficiente a causa del proteccionismo de la industria norteamericana: se crean empresas en territorio de EE UU, explotadas con mano de obra mexicana, pero casi nunca se instalan al sur del Río Grande.