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El frío obliga a 300 personas a hacinarse en las 80 plazas de un albergue de Centro

El intenso frío de los últimos días ha abarrotado aún más los ya saturados albergues para personas sin hogar de la capital. Los mayores problemas de hacinamiento se viven en el Don de María, un refugio que la asociación católica Casa de los Pobres regenta en el parque del Emir Mohamed I (Centro). Preparado para albergar a 80 personas, en las últimas noches ha llegado a acoger a 300 para no dejar a nadie en la calle. La falta de espacio es tal que hay gente durmiendo en el pasillo y las escaleras.

Habilitado en un local municipal, es el albergue madrileño peor dotado: no dispone de camas, sólo de una tarima con esterillas y mantas; carece de trabajadores sociales, contando sólo con voluntarios, y tampoco ofrece comida caliente. Se trata de un recinto de baja exigencia en el que no se pide documentación para entrar. El centro abre de 22.00 a 7.30. Una hora antes, a las 21.00, se celebra una misa en el mismo local que sirve de dormitorio. Responsables del albergue aseguran que a nadie se le obliga a seguir la ceremonia religiosa, "se puede entrar a las 22.00, una vez finalizada la eucaristía, que es cuando se reparten leche y galletas. Pero lo cierto es que la mayoría de la gente, muchos de ellos musulmanes, entra antes de la misa para guarecerse del frío". Tres de cada cuatro albergados son inmigrantes, gran parte de ellos sin papeles.

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Una sala como dormitorio

En el centro de acogida municipal de San Isidro están llenas las 269 camas y ha sido necesario habilitar una sala como dormitorio para otra decena de personas. La ocupación es también del 100% en los albergues de San Juan de Dios (217 camas) y San Martín de Porres (50 camas), así como en los refugios para inmigrantes que Cruz Roja regenta en San Blas (120 plazas) y Casa de Campo (60), y en las 36 camas concertadas con pensiones. En el albergue de Mayorales sólo quedan libres dos de las 87 plazas.

Portavoces de la Concejalía de Servicios Sociales explican que se ha dado la orden a todos los centros de acogida "de poner camas donde haga falta para que nadie se quede en la calle".

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En la estación de metro de Atocha, que permanece abierta como refugio nocturno cuando las temperaturas bajan de cero grados, durmieron 97 personas en la noche del martes. Un día antes fueron 127. Este cobijo consiste en un pasillo mal ventilado previsto para unas 80 personas. Cuando hay más, tienen que tumbarse en el vestíbulo de la estación. No hay agua, ni colchones ni mantas, y existe sólo un retrete para todos.

Este año el nivel de ocupación del refugio del metro ha batido todas las marcas. Desde su apertura, el 9 de enero, ha superado el centenar de albergados en 12 ocasiones. El mayor hacinamiento se produjo el pasado 3 de febrero, cuando en este rincón del suburbano llegaron a cobijarse 145 personas. El 70% de los sin techo que acuden a Atocha son inmigrantes, sobre todo magrebíes, rumanos y subsaharianos.

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