La mujer que tiró a su bebé a un contenedor admite que oyó un llanto tras el parto
La procesada afirma que no se acuerda de lo que pasó cuando metió al niño en una bolsa
María Elvia S.G., la ecuatoriana de 27 años acusada de arrojar a su hijo recién nacido a un contenedor de basura, aseguró ayer ante los miembros del jurado popular que la enjuicia que después de alumbrar al bebé escuchó su llanto en una ocasión y que después lo envolvió en una bolsa de plástico, aunque dijo no recordar nada más de lo sucedido. En la segunda sesión del juicio en la Audiencia Provincial de Madrid, la acusada aseguró que quería al niño, aunque decidió ocultar su embarazo por miedo, ya que era hijo de su casero, un hombre también ecuatoriano que residía con su mujer en el mismo piso que la procesada.
María Elvia relató al tribunal que, aunque sabía que estaba embarazada, no esperaba dar a luz tan pronto, por lo que atribuyó los dolores que le sobrevinieron el 2 y el 3 de febrero de 2000 a un dolor de estómago, a los que, dijo, ella era propensa. Según declaró, no dio importancia a esas molestias y en ningún momento pensó que fueran dolores de parto.
La imputada, que llegó a España en julio de 2000 para compartir piso junto a otros ocho compatriotas en la avenida de España de Alcobendas, explicó que la mañana del 3 de febrero sintió un dolor "muy fuerte" en el abdomen al que no dio importancia porque no esperaba parir.
"Fui a hacerme una tisana y sentí algo que me resbalaba entre las piernas. Era el bebé", recordó la inculpada, quien también reconoció que no miró a la criatura, aunque la escuchó llorar "una vez". María Elvia afirmó no recordar nada más desde ese momento porque tiene "una nebulosa" que se lo impide. No obstante, dejó entrever que tenía conciencia de haber arrojado a su bebé a un contenedor, ya que rememoró ante el tribunal cómo después de dar a luz bajó a la calle "para ver si podía recoger nuevamente al niño". "Yo quería a ese niño; lo fui a buscar, pero no lo encontré", aseveró.
Padre de la criatura
La inmigrante ecuatoriana afirmó que sabía en qué contenedor lo había depositado, por lo que metió la mano en su interior para rebuscar entre la basura, pero no encontró la bolsa que contenía a la criatura. Al ser preguntada por el fiscal sobre si pidió ayuda a alguien, la procesada respondió que no porque no tenía confianza con nadie, porque pensaba que si acudía al médico le iban a cobrar un dinero que no podía pagar, y porque el niño era hijo de la persona que le había alquilado la habitación en el piso, que también residía en éste con su mujer.
"No sé por qué lo hice, yo quería a ese hijo", señaló la acusada, quien también describió cómo después de dar a luz regresó a casa, donde la mujer para la que trabajaba una de sus compatriotas se percató de la hemorragia que sufría y decidió llevarla al ambulatorio.
Según manifestaron los policías locales que recuperaron el cadáver, el bebé tenía medio cuerpo fuera de la bolsa en la que fue arrojado, "como si hubiese intentado salir de ella". Asimismo, los agentes indicaron que el niño tenía los ojos y la boca abierta y que ya no respiraba.
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