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La retirada de la Xunta de los Premios Max propicia la solidaridad andaluza

Los protagonistas de la cultura critican las formas "fascistas" del Gobierno gallego

Margot Molina

La decisión del presidente de la Xunta de Galicia, Manuel Fraga, de retirar el patrocinio a los Premios Max ante el temor de que la gala se convirtiera en un acto de protesta como ocurrió durante los premios Goya, ha propiciado una ola de solidaridad en Andalucía. La consejera de Cultura, Carmen Calvo, ha puesto a disposición de la SGAE cuatro teatros andaluces y el Centro de Arte Contemporáneo. Mientras, profesionales como Salvador Távora, Calixto Sánchez o María Galiana critican la torpeza de quien ha sido "ministro de un dictador", en palabras del director de cine Benito Zambrano.

Carmen Calvo se puso en contacto con Eduardo Bautista, presidente del consejo de dirección de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), el pasado jueves, horas después de que la Xunta de Galicia hiciera público que no pensaba acoger la ceremonia de entrega de los Premios Max de las Artes Escénicas, prevista para el próximo 5 de mayo en Santiago de Compostela. "Pagar para que le insulten a uno no lo hace más que un tonto", admitió el pasado viernes Manuel Fraga, temiendo que la gala se convirtiera en un nuevo acto de rechazo al Gobierno por su apoyo a la guerra contra Irak o por su actuación durante el desastre del Prestige.

La responsable de Cultura ofreció a la SGAE las instalaciones de los teatros de la Maestranza y Central, en Sevilla; Alhambra, en Granada; Cánovas, en Málaga, así como el monasterio de La Cartuja de Sevilla, sede del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC). "El centro está abierto, porque sin libertad no se puede hacer política, ni cultura", asegura José Antonio Chacón, director del CAAC. Los Max ya se habían entregado en el teatro de la Maestranza en 2000.

"Andalucía es un territorio plural, donde el Gobierno andaluz ha mantenido siempre una actitud de respeto hacia las opiniones de los creadores, incluso cuando le son críticas", asegura Calvo. Según la consejera, Bautista agradeció el gesto solidario y dijo que estudiarían con cariño la propuesta. "El PP está sacando a relucir lo peor de sí mismo, como es el recelo que desde siempre ha sentido hacia los intelectuales, actores, escritores y creadores en general", añade Calvo.

"Todo esto me parece una torpeza. No hay duda de que este señor ha sido ministro de un dictador, algo que parece que la gente ha olvidado. No podíamos esperar otra cosa, tarde o temprano se les termina notando quiénes son y cómo juegan. A veces la democracia es un traje que les viene grande a esta gente", asegura el cineasta sevillano Benito Zambrano. "A veces estos gestos pueden estar marcados por el oportunismo. Estamos cerca de las elecciones, ¿no?", añadió el director de Padre Coraje.

"La reacción del mundo de la cultura ante la amenaza de la guerra contra Irak o los ataques a la libertad de expresión como el que se ha dado en Galicia, sirven para erradicar el concepto frívolo que algunos tienen de los artistas", señaló el director de escena Salvador Távora, quien forma parte de la Plataforma Cultura Contra la Guerra que se presentó el jueves en Sevilla. "El gesto de la consejera de Cultura es un ofrecimiento muy generoso", añade Távora, que es uno de los tres representantes andaluces de la junta directiva de la SGAE.

"La cultura y la política deben ser vasos comunicantes. El problema son las actitudes absolutamente fascistas como las de Fraga. No veo cómo el PP lo podría hacer peor que ahora. El gesto de Fraga de retirar la subvención a los Premios Max me recuerda a lo de 'la calle es mía'. Están perdiendo los papeles y las formas", comenta el artista plástico y director de escena Pedro G. Romero.

Para José María Roca, presidente de la Asociación de Compañías de Teatro de Andalucía, la retirada del apoyo de la Xunta está motivada por el miedo a las críticas. "Todo esto tiene un trasfondo político. Estamos en unas fechas muy delicadas, en plena campaña electoral. El ofrecimiento de los teatros que dependen de la consejería es encomiable, lo que no sé es si irá acompañado de los 330.000 euros que cuesta la organización. En ese caso, estoy en contra porque los Premios Max discriminan a las producciones que se realizan en las autonomías", dice Roca, compositor y fundador de la sala Imperdible, el primer espacio del teatro alternativo que tuvo Andalucía.

Al cantaor Calixto Sánchez le parece que el equilibrio entre cultura y política es "demasiado frágil" y la cultura siempre "tiene las de perder". "La consejera, que es muy inteligente, se ha apuntado un tanto importante actuando con tanta rapidez en su ofrecimiento", señala el cantaor.

Alternativa a la revancha

"Mi ofrecimiento ha sido porque entiendo que se trata de una revancha política contra el mundo de la cultura y la libertad de expresión. Como responsable de la Consejería de Cultura no puedo permitir que se intente amordazar a quienes necesitan la libertad como ciudadanos y creadores", explica Carmen Calvo. Sin embargo, la consejera de Cultura añadió que no mediaría si se tratara del "producto de un desencuentro entre dos partes que están negociando".

"La SGAE ha dicho que tendrá en consideración nuestro ofrecimiento. De momento, nadie ha hablado de dinero, eso lo dejaremos para más adelante", comenta Calvo, ya que el compromiso de la Xunta de Galicia con la Sociedad General de Autores era patrocinar la celebración de la gala con 330.000 euros.

"Me gustaría creer que la decisión del gobierno gallego ha sido un gesto de austeridad y no un reproche después de las críticas de los Goya", comenta la actriz María Galiana.

"La gala ya se celebró en Sevilla hace tres años y fue muy bonita. Habría que esperar a que la SGAE decida dónde quiere celebrarla", añade María Galiana, quien interpreta a una de las abuelas de la serie de televisión Cuéntame.

El actor Antonio Dechent, quien participó junto a Galiana en Solas, de Benito Zambrano, cree que la reacción de Manuel Fraga es coherente con la política general del PP. "Lo que hacen es tirar balones fuera con todo lo que les resulta incómodo. Para ellos la vox populi no existe. Están armados con los votos y nosotros somos víctimas de esa mayoría. Al Gobierno no parece importarle tener a toda la opinión pública en su contra", comenta Dechent.

"Los cómicos siempre hemos sido muy molestos. Antes no se nos enterraba en sagrado y ahora, las vacas sagradas no nos dejan entrar", añade el actor sevillano.

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Sobre la firma

Margot Molina
Ha desarrollado su carrera en El PAÍS, la mayor parte en la redacción de Andalucía a la que llegó en 1988. Especializada en Cultura, se ha ocupado también de Educación, Sociedad, Viajes y Gastronomía. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado, entre otras, la guía de viajes 'Sevilla de cerca' de Lonely Planet.

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