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AMENAZA DE GUERRA | La movilización ciudadana

La plataforma contra la guerra confía en una manifestación masiva para que Aznar rectifique

Los líderes políticos cederán a las entidades sociales el protagonismo de la cabecera

La Plataforma Aturem la Guerra, que reúne a más de 150 organizaciones políticas y sociales -entre ellas, todos los partidos parlamentarios salvo el Partido Popular-, está convencida de que la marcha de mañana contra la guerra de Irak será una de las más masivas de la historia en Barcelona y confía en que fuerce una rectificación del Gobierno de José María Aznar. Los partidos han cedido el protagonismo a las entidades sociales, que llevan semanas preparando la manifestación. La protesta concluirá con la lectura de un manifiesto más contundente que el aprobado ayer por el Parlament: condena cualquier ataque contra Irak, aunque tenga el visto bueno de las Naciones Unidas.

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La presentación de la marcha fue ayer un fiel reflejo de las características propias que ha tenido en Barcelona la preparación de la campaña contra la guerra de Irak. Mientras que en Madrid los actos fueron presentados por los máximos dirigentes del PSOE, Izquierda Unida (IU), UGT y Comisiones Obreras, en la conferencia de prensa celebrada ayer en Barcelona no tomó la palabra ningún representante de partidos políticos ni de sindicatos, sino miembros de entidades sociales y portavoces de iniciativas contra la guerra salidas directamente de la red de organizaciones sociales pacifistas.

Esto no significa que la movilización en Cataluña se haya preparado de espaldas a los partidos, sino que éstos se han integrado como un elemento más en la plataforma y han confiado en experiencias anteriores que han convertido a Barcelona en uno de los referentes mundiales del movimiento pacifista y por una globalización alternativa. Como en la mayoría de las campañas antibélicas precedentes, el punto neurálgico de ésta ha sido el Centre de Treball i Documentació, una pequeña entidad vinculada a la tradición filosófica de Manuel Sacristán.

Los partidos de izquierda han participado prácticamente desde el principio en los debates de la plataforma, que ha adoptado un sistema de funcionamiento asambleario. En cambio, Convergència Democràtica (CDC), Unió Democràtica (UDC) y sus respectivas juventudes se han adherido recientemente a la convocatoria, cuando el manifiesto estaba ya redactado en unos términos inequívocamente orientados a la izquierda.

Contundente

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Esto explica que el manifiesto que se leerá mañana tenga unas formas mucho más contundentes que la moción aprobada ayer en el Parlament. El texto, que será leído por la actriz Carme Sansa al final de la marcha, denuncia la "locura de intervenciones militares sin límite" emprendidas por Estados Unidos y asegura que el móvil último del conflicto es el intento de "controlar la producción y el precio del petróleo".

El documento alterna críticas hacia EE UU y hacia el régimen de Bagdad -"en Irak hay una dictadura que rechazamos"-, y exige al Gobierno español que se desmarque de la "nueva agresión imperialista" que se prepara. El manifiesto rechaza de plano cualquier ataque: "Condenamos cualquier intervención militar en Irak aunque sea con autorización de las Naciones Unidas". Además, la plataforma -de la que forman parte todos los partidos parlamentarios salvo el PP- pide el levantamiento del embargo que pesa sobre Irak.

El acuerdo entre los partidos y las entidades sociales, que en ocasiones albergan fuertes tendencias antipartido, afecta también a la cabecera de la marcha, uno de los puntos que suelen provocar controversia. Al final se ha consensuado que abrirá la marcha una gran pancarta con el lema Aturar la guerra és possible, que será portada por representantes anónimos de los colectivos sociales y también de los partidos políticos. Esta primera línea saldrá del paseo de Gràcia a la altura de la calle de Provença a las 17.00 horas.

La manifestación tendrá una segunda cabecera, situada en el punto de confluencia entre el paseo de Gràcia y la avenida Diagonal, con el lema Per la pau, aturem la guerra. En ésta se colocarán los máximos líderes de los partidos catalanes -han anunciado su asistencia, entre otros, Pasqual Maragall, Artur Mas, Josep Antoni Duran Lleida, Josep Lluís Carod Rovira y Joan Saura- y los dirigentes de las principales instituciones. Aunque el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, ha rehusado participar en la marcha, sí está prevista la asistencia del presidente del Parlament, Joan Rigol, y del alcalde de Barcelona, Joan Clos.

Los organizadores de la manifestación están convencidos de que ésta puede convertirse en una de las más multitudinarias de la historia en Barcelona. Como precedentes más inmediatos están la marcha por otra globalización de marzo de 2002 -que reunió a más de 300.000 personas, según la Guardia Urbana- y la manifestación contra ETA tras el asesinato de Ernest Lluch, en noviembre de 2000, a la que se sumaron cientos de miles de personas.

El recorrido de la marcha del sábado será en principio muy similar al de la citada manifestación en protesta por el asesinato de Lluch. Partirá de la confluencia entre el paseo de Gràcia y la avenida Diagonal, y concluirá en la plaza de Catalunya, donde se leerá el manifiesto. No obstante, los organizadores todavía barajaban ayer otras opciones como punto final de la marcha para facilitar el movimiento de la gente. La masiva afluencia de la marcha antiglobalización del año pasado motivó que una parte de los manifestantes no llegaran ni a iniciar el recorrido.

Para evitar embotellamientos, los organizadores y las autoridades han hecho un llamamiento a acudir en transporte público y a bajar en estaciones anteriores al lugar donde se iniciará la marcha. En la calle de Balmes y en el paseo de Sant Joan el Ayuntamiento ha reservado un espacio para el estacionamiento de autobuses.

Seguridad

El dispositivo de seguridad también se ha preparado tomando como base la experiencia de la marcha antiglobalización de marzo de 2002: en aquella ocasión, los organizadores y la Delegación del Gobierno llegaron a un acuerdo y los altercados fueron mínimos en comparación con los de la accidentada marcha antiglobalización de 2001. La base del éxito fue que los organizadores asumieron el servicio de orden con el apoyo invisible de la policía, que se situó en las calles paralelas a aquellas por las que transcurría la marcha.

Para mañana se ha llegado a un pacto similar. La Guardia Urbana, el Cuerpo Nacional de Policía, el Ayuntamiento de Barcelona y los organizadores de la manifestación han celebrado hasta seis reuniones para preparar conjuntamente el dispositivo de seguridad y hoy ultimarán detalles. El servicio de orden de la manifestación estará formado por unas 500 personas de la plataforma, cuyo portavoz, Francesc Tubau, convocó ayer a los ciudadanos a la "participación pacífica y tranquila" en la marcha.

Los promotores de la campaña contra la guerra insistieron en que su actividad proseguirá después de la manifestación: si la guerra empieza, se convocará automáticamente otra marcha para el domingo siguiente al día del primer ataque.

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