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Todos los grupos del Parlamento, salvo el PP, culpan a Arenas de bloquear el acuerdo de financiación

El PP cree que no importa que el dinero tarde en llegar a Andalucía "tres o cuatro años"

Javier Arenas, ministro de Administraciones Públicas y secretario general del PP, fue ayer protagonista absoluto del primer debate general del nuevo curso parlamentario sobre el fracaso de las negociaciones entre la Junta y Gobierno acerca de la liquidación presupuestaria y el traspaso de las políticas activas de empleo. Una vez más, todos los grupos -PSOE, IU, PA y grupo mixto- dejaron completamente aislado al Partido Popular, a la par que sus portavoces culparon del fracaso del acuerdo al principal referente político de populares andaluces: Javier Arenas.

Los consejeros de Presidencia, Gaspar Zarrías, y de Economía, Magdalena Álvarez explicaron con todo lujo de detalles las reuniones, cartas, llamadas telefónicas, contactos y mensajes que los Gobiernos andaluz y central han cruzado desde el 5 de septiembre, cuando el presidente de la Junta, Manuel Chaves, y el ministro Arenas resolvieron abrir un plazo de negociación sobre la liquidación de los fondos presupuestados para la comunidad en 1997-2001 y el traspaso de las políticas activas de empleo.

Todos los grupos, excepto el popular, culparon al Gobierno de José María Aznar y, particularmente, a Arenas, del naufragio de las conversaciones: "El Gobierno central ha maltratado a Andalucía y el actor principal de ese maltrato ha sido Arenas", (Magdalena Álvarez); "¿A quién pretende confundir el señor Arenas a estas alturas del culebrón", (José Calvo Poyato, PA); "Las cartas tienen tantas trampas que el tahúr del Missisipi es un inocente jugador de sobrado al lado de Arenas", (Antonio Romero ,IU); "Arenas es un tramposillo de pueblo", (Manuel Gracia, PSOE).

Desde el Gobierno autonómico se puso el acento en las continuas "marcha atrás" del gabinete de Aznar cuando parecía próximo el pacto. "Estábamos de acuerdo hasta en los céntimos de euro" dijo la responsable de Economía, quien esgrimió una carta del secretario de Estado de Organización Territorial, Gabriel Elorriaga, en la que se cuantifica la deuda con Andalucía en 720 millones de euros. Pero el calendario de pago propuesto -que consistía en esperar a las sentencias judiciales, después de que la Audiencia Nacional diera la razón a la Administración andaluza- no fue aceptado por la Junta, ya que no significaba acuerdo alguno, sino el simple cumplimiento del mandato de los tribunales.

El portavoz popular, Antonio Sanz, sin embargo, calificó este argumento de "excusa". Según él, se trata de "un año más o menos, de un problema de tres o cuatro años". "Y eso es lo que ha impedido" que Andalucía cuente con más fondos, razonó. En opinión de Sanz, también han sido "excusas" de la Junta las que han frenado la transferencia de las políticas activas de empleo, prometidas por Arenas para 1998. "Las van a tener las quiera o no, con acuerdo o sin acuerdo", espetó el popular.

Gaspar Zarrías -que abrió el debate con fuertes acusaciones a Arenas, lo que provocó desde un primer momento el intercambio de abucheos y protestas entre las bancas popular y socialista- replicó que la Comisión Mixta de Transferencias, órgano que negocia los traspasos, está regida por el consenso y "si no existe, no hay traspaso". El consejero de Presidencia dijo que en estos momentos hay una gran movilización social sobre la financiación, "como la hubo con el PER", y que "todo lo que se mueve en Andalucía está en disposición de plantar cara al PP".

En otras de sus tres intervenciones, Zarrías desveló el contenido de las conversaciones entre la Junta y el Gobierno antes del 31 de enero de 2002 (fecha límite para el acuerdo) y aseguró que los representantes del gabinete de Aznar habían ofrecido como único fundamento para dilatar las transferencias la inoportunidad electoral. "No quería contarlo por decoro, pero me han obligado a decirlo: el motivo técnico fue que no iban a traspasar nunca las políticas activas de empleo antes de las elecciones municipales por que su gente en Andalucía los iba a matar, porque la gente del PP no iba a poder salir a la calle en los pueblos".

Durante el debate -que se alargó hasta las siete horas- se produjeron algunos momentos de tensión sobre todo en los turnos de Zarrías y Sanz. Al primero desde las filas del PP alguien le gritó "Pinocho", y al segundo desde las socialista: "¡Qué poca vergüenza!".

Álvarez y Zarrías, durante el pleno de ayer.
Álvarez y Zarrías, durante el pleno de ayer.PÉREZ CABO

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