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Reportaje:INICIATIVAS | KLD

Enseñar a aprender

Un grupo ofrece servicios de entrenamiento para directivos y empleados

Reyes Rincón

Alejandro Aguilera y José Manuel Cordero son un ejemplo de reciclaje profesional. Los dos, ingenieros agrónomos, trabajaban hasta hace año y medio en puestos directivos de una compañía especializada en la venta y comercialización de semillas, pero decidieron abandonar para ser sus propios jefes en una empresa en la que pudieran combinar sus conocimientos con la experiencia acumulada para dirigir a personas.

Se asociaron con una psicóloga, Concepción Domínguez, y entre los tres crearon KLD, la primera empresa de Andalucía dedicada al coaching, que traducido al español significa entrenamiento, preparación o seguimiento. Aplicado a las relaciones laborales, el coaching es un concepto americano que Aguilera define como "el proceso de aprender a aprender". "En verdad no es nada nuevo, tiene técnicas muy descritas y estudiadas", asegura, "y se aplica en muchos trabajos aunque sea inconscientemente".

Objetivos medibles

No obstante, en el documento que entregan a las empresas para explicar su labor, lo primero que se hace es definir qué es el coaching: "la función de inspirar y liderar una red de personas autónomas; un proceso continuado de aprendizaje en el que la persona se dota de facultades personales y profesionales que aumentan su capacidad de crear valor para la empresa; un diálogo orientado al logro de objetivos concretos, medibles e inmediatos, a hacer realidad la estrategia".

En definitiva, la labor de KLD consiste en ayudar a encontrar las soluciones a problemas concretos y habituales de cualquier empresa: un empleado que trabaja muchas horas, pero no rinde lo suficiente; la necesidad de mejorar la comunicación entre los distintos niveles del organigrama; un mercado que se sabe que va a cambiar y al que hay que anticiparse. "No buscamos la solución, ayudamos a que ellos la descubran", explica Aguilera.

Los que solicitan la ayuda de KLD intuyen que algo en su empresa no marcha bien, pero no saben qué es. Los programas que ofrece KLD suelen constar de 12 sesiones de unas dos horas semanales. Las primeras se dedican íntegramente a identificar el problema a partir de los síntomas. Es la fase más importante, pero según Aguilera, también la más difícil. Una vez superada, los siguientes pasos serán analizar la situación de partida, definir la meta y buscar las vías para alcanzarla.

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Por eso es importante que los objetivos que se pretendan conseguir sean "medibles" y que las empresas tengan paciencia. "Tres meses es un plazo mínimo. Nuestros clientes son empresas que trabajan con metas a medio plazo. Al que busca el éxito inmediato no le vale el coaching", subraya Aguilera, quien apunta que esta circunstancia invalida la aplicación de esta técnica americana en el mundo de la política.

Cada uno de los tres socios se hace cargo de un cliente y acude a la empresa semanalmente a impartir las primeras sesiones -que son más teóricas- y a hacer el seguimiento del programa. "Somos pesados, hacemos como de Pepito Grillo, estamos todo el tiempo recordándoles lo que tienen que hacer, casi siempre con el objetivo de modificar un mal hábito de trabajo", cuenta Aguilera.

"Esto tiene también bastante de psicología, hay que escuchar y guiar a la persona, pero al final la solución la tienen que encontrar ellos". "Nosotros ni somos una empresa de formación ni una consultoría", aclara, aunque reconoce que en las compañías del sector agrícola, que ellos conocen en profundidad, acaban ejerciendo inconscientemente labores de consultor. "Conocemos el mercado y resulta inevitable dar consejos", dice Aguilera.

Los destinatarios de las lecciones de KLD suelen ser los cargos intermedios de las empresas y los que piensan en el coaching para solucionar los problemas casi siempre son los directivos que están por encima. "Al empezar el programa, es importante que el primer triángulo de comunicación esté compuesto por el coach [entrenador o preparador], el director general de la empresa y la persona a la que hay que ayudar", subraya Aguilera.

Las sesiones de KLD son individualizadas. A menudo desarrollan varios programas a la vez en una misma compañía, pero sobre distintos trabajadores. "Resolvemos problemas concretos que tenga un empleado, no las dificultades generales de todos. Trabajamos con personas, no con empresas", advierte Aguilera. KLD tiene una sede en Sevilla y su teléfono es 95 418 47 05.

Problemas comunes

Aunque las técnicas del coaching se pueden aplicar para resolver todo tipo de problemas, hay cuatro muy comunes: la gestión del tiempo, mejorar la capacidad de negociación, reorientar el negocio hacia un mercado cambiante y sacarle todo el partido al marketing.

El programa del curso para aprender a aprovechar más el tiempo de trabajo, por ejemplo, enseña a delegar, a gestionar y controlar las interrupciones por llamadas de teléfono (establecer, por ejemplo, una franja horaria para recibir llamadas) y, sobre todo, a llevar una agenda. Tres de las 12 sesiones del curso se dedican a organizar esta herramienta: cómo configurarla, cómo planificarla y, por fin, cómo usarla hasta hacerla imprescindible.

Cada curso, de unos tres meses de duración, cuesta unos 2.200 euros por cada empleado al que se quiera ayudar a modificar sus hábitos de trabajo. "Lo peor es la gente que va obligada y que al principio no entienden qué hacen allí", explica Aguilera. "Cuando le preguntas por una meta, alguno te dice que beber dos litros de agua al día o ir al gimnasio", cuenta.

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Sobre la firma

Reyes Rincón
Redactora que cubre la información del Tribunal Supremo, el CGPJ y otras áreas de la justicia. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactora de información local en Sevilla, corresponsal en Granada y se ha ocupado de diversas carteras sociales. Es licenciada en Periodismo y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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