Aguante contra viento y marea
La planificación a largo plazo en Venezuela ha permitido al capital español sobrevivir a la ofensiva política contra el presidente Chávez
"La economía está por los suelos, la industria en quiebra y las más afectadas son las pequeñas y medianas empresas, pero la inversión española se mantiene sin novedad porque está conformada mayoritariamente por multinacionales que realizan sus previsiones y han planificado a largo plazo", resume una fuente diplomática el ambiente que caracteriza a Venezuela.
Las empresas españolas mantienen sus planes estratégicos, aunque se han visto afectadas por los dos meses de huelga general en el país
Una huelga de 63 días, dirigida por organizaciones empresariales y sindicales y partidos políticos opositores, infartó al sector petrolero y ha acelerado hasta niveles inéditos la secular crisis económica del país, que sufre simultáneamente una fuga de capitales, galopante crecimiento del paro y alta inflación. En su empeño por remediar estos males, el Gobierno de Hugo Chávez Frías, tras sobrevivir a la paralización, ha entrado por el amargo camino de los controles de cambio y de precios, añadiendo con ellos más razones para la incertidumbre.
Las empresas españolas tienen significativa presencia en los ámbitos financieros (BBVA y SCH), hidrocarburos (Repsol), seguros (Mapfre), salud (Sanitas) y hostelería (Meliá, Barceló y Hesperia). Todas éstas tienen rango transnacional y, por ello, fuelle suficiente para resistir la recesión que ya algunos expertos han pasado a considerar depresión. Ninguna ha cerrado, ninguna se ha ido. La última compañía en retirarse se fue hace dos años, el Grupo Once, que manejaba el hotel Isla Bonita, en Margarita. Pero se lo vendió a Hesperia, de modo que sigue siendo inversión española.
Malos resultados
Los bancos españoles, que llevan las riendas de las dos mayores entidades financieras venezolanas, el Provincial (BBVA) y el Venezuela (SCH), están sufriendo las consecuencias de la parálisis del aparato productivo, pero ven la situación en el marco de un periodo de vacas flacas en toda Latinoamérica. En sus recientes balances, ambos reportaron que los malos resultados en este lado del mundo afectaron a su actividad global. El BBVA señalaba a finales de enero que disminuyó sus beneficios obtenidos en 2002 un 27% respecto a 2001 debido, entre otros factores, a la inestabilidad en América Latina. Sus ejecutivos esperan que ese clima se mantenga este año.
Por su parte, el SCH también atribuyó de manera parcial a la debilidad de la región la caída de sus beneficios netos un 9,6% en 2002. Por supuesto que para ambos gigantes esa inestabilidad tuvo su epicentro en Argentina, pero el ambiente de permanente conflicto político en Venezuela influyó también en 2002 y podría hacerlo en 2003. El SCH ha estimado que la economía venezolana sufrirá en el primer trimestre de este año una contracción del 40% del PIB, la más severa de su historia.
En el rubro de petróleo, Repsol se ha visto afectada por el terremoto que ha sufrido la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA), cuyos cuadros directivos y gerenciales se declararon en rebeldía y pararon la producción de crudo y derivados a tal punto que Venezuela cesó de exportar y, por primera vez en su historia, debió importar gasolina para el mercado interno. Ahora, este liderazgo ha sido descabezado, con una ola de casi 6.000 empleados despedidos. No obstante, la firma española se mantiene con sus planes estratégicos, produciendo 100.000 barriles diarios.
En hostelería, las firmas españolas pasan el mismo trago amargo que el resto de las compañías del ramo: una muy baja ocupación, consecuencia directa de la caída del turismo interno, por la baja en el poder adquisitivo de los venezolanos y la drástica reducción del ingreso de visitantes extranjeros. En cuanto a las empresas de seguros y salud, se mantienen en sus respectivos mercados, también muy contraídos por la crisis general, pero siempre a la expectativa sobre la implantación de un nuevo sistema de seguridad social en el país. También operan en Venezuela varias empresas informáticas de mediana envergadura, que también hacen grandes esfuerzos para capear el temporal.
Parón de nuevas inversiones
El capital español, como el resto de la economía venezolana, espera conocer los detalles del nuevo régimen de control de cambios para calcular el impacto que éste tendrá en sus operaciones. Tomando en consideración la experiencia del más reciente periodo de control de cambios en este país (1994-1996), en medios diplomáticos se estima que afectará fundamentalmente al sector del comercio y los servicios, pues pueden ver entorpecido el flujo de sus mercancías. Algunos antecedentes sirven para ser optimistas, pues en 1995, en pleno control de cambios, las importaciones venezolanas de productos españoles lograron aumentar 20%.
Fue justamente después del cese del control de cambios, en 1996, cuando se inició la llamada segunda conquista de Venezuela, a cargo de capitales españoles que ingresaron 378,5 millones de dólares. La cifra se mantuvo alta, 118,2 millones en 1997 para luego caer por dos años consecutivos (14,8 millones en 1998 y 19,6 en 1999), pero se recuperó en 2000, al sobrepasar los 60,2 millones y siguió creciendo en 2001, cuando trepó hasta 93,1 millones. En el primer semestre del año pasado, últimos datos disponibles, se derrumbaron las inversiones hispanas, al superar apenas los 4,3 millones de dólares.
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