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Crónica:LA CRÓNICA
Crónica
Texto informativo con interpretación

Aznar se aísla cada vez más

Soledad Gallego-Díaz

La nula capacidad de maniobra que se ha dejado el presidente del Gobierno, José María Aznar, en relación con la guerra en Irak está provocando incomodidad en los sectores más abiertos del Partido Popular, así como en algunos de sus círculos más próximos. Por primera vez, algunas voces expresan en privado su molestia por la actitud personal de Aznar, al que reprochan estar tomando todas las decisiones sin consultar con nadie, salvo con un grupo de sus más directos colaboradores de La Moncloa. Ese extremado aislamiento provoca además una mayor sensación de soledad entre los populares, ya bastante preocupados por no haber conseguido hasta ahora el apoyo de CiU o de Coalición Canaria.

El caso de los artistas y la actitud de burócrata inflexible y malhumorada de la presidenta del Congreso aumentan la imagen de crispación del Gobierno

"Éste es un tema que nos importa a todos y no puede ser que el presidente ignore que hay personas a su lado cuyo criterio conviene escuchar. No se trata de decidir una fecha de elecciones. Se trata de algo mucho más serio. Nada menos que de una guerra y del futuro del proceso de construcción de la Unión Europea y de nuestro papel en ella. Aznar está actuando casi como si el PP no existiera y como si su sucesor no estuviera ya en el quicio de la puerta", se lamenta un diputado de procedencia liberal.

Las quejas no están muy extendidas, pero tampoco se limitan a un único sector del Partido Popular. Otros cargos y parlamentarios nacionales y autonómicos coinciden en resaltar que la crisis tiene lugar, además, con una ministra de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, que está casi recién llegada, que no tiene fuerza dentro del partido y, sobre todo, que no está muy preocupada por las necesidades de la política interior española. "No conoce lo que necesita el PP ni qué pasa cuando se acercan unas elecciones. Hubiera sido mejor que estuviera en el ministerio su hermana Loyola. Ella, por lo menos, conoce mejor el PP".

Muchos parlamentarios populares creen que Aznar está llevando el tema de la guerra de Irak de una manera directa y personal. A la pregunta de si creen que el presidente del Gobierno ha consultado con otros miembros del Gobierno o del partido, son numerosos los que confiesan que no lo creen. Un alto cargo del PP, sin embargo, lo desmiente: "El presidente habla mucho y con mucha gente de lo que está pasando". ¿Pregunta sobre la posibilidad de matizar posturas? "No", responde la misma persona. "No discute eso porque está convencido de que el camino es el correcto".

Zafiedad

La incomodidad de un sector del PP responde también al sentimiento de que se está ofreciendo una imagen muy crispada del Gobierno. El caso de los artistas y directores de cine contrarios a la guerra es el que concita más discusión. Algunos diputados y cargos intermedios, especialmente zafios, se ríen del maltrato a que fueron sometidos con autorización de la presidenta del Congreso, pero otros, más moderados, se echan las manos a la cabeza. "Somos nosotros los que estamos convirtiendo a ese pequeño grupo en una especie de héroes a los que se va a ir uniendo más y más gente. Es una locura", asegura un veterano parlamentario de procedencia democratacristiana.

La actitud de burócrata inflexible y malhumorada de Luisa Fernanda Rudí no ayuda tampoco a suavizar los perfiles. "Hasta los socialistas echan de menos a Federico Trillo", bromeaba un diputado popular a la salida del pleno del pasado miércoles.

De momento, la prioridad del PP es intentar romper el aislamiento parlamentario en el que se encuentra. Tanto para Rodrigo Rato como para los otros posibles sucesores, Mariano Rajoy y Jaime Mayor, lo más importante sería lograr el apoyo de CiU y de Coalición Canaria. No es algo que crean poder conseguir inmediatamente, de cara a las mociones del próximo miércoles en el Congreso de los Diputados, pero sí en febrero, si el Consejo de Seguridad de la ONU aprueba una segunda resolución autorizando el ataque a Irak. Ése es el único margen de maniobra, y curiosamente depende de Francia.

Los convergentes, por su parte, son muy críticos con los modos de que hace gala Aznar. Repetidamente han aconsejado al PP que se tranquilice y que no haga todo más difícil de lo que ya es. CiU tiene a la vista las elecciones catalanas y piensa que tienen que moverse con precaución.

Los nacionalistas catalanes salieron muy escarmentados de su rechazo y enfrentamiento con los movimientos sociales que se manifestaron en Barcelona con motivo de la cumbre de la UE. Entonces criticaron al socailista Pasqual Maragall por asistir a la manifestación antiglobalización liberal, para después tener que admitir que el error fue el suyo propio. Artur Mas, que cuida su imagen de proximidad a los jóvenes, tomó nota entonces y no quiere nuevas equivocaciones.

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