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Columna
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Despertares

Entre el "qué desastre, no hay nada que hacer" y el "ya está bien, hagamos algo" se extiende el inmensamente largo periodo de unos pocos años, qué paradoja.

Un agujero negro en el tiempo durante el que la llamada sociedad civil, cautiva y desarmada ya con los gobiernos socialistas, permaneció simplemente desaparecida, aunque sus elementos más activos mantuvieran la llama en pequeños círculos resistentes. Recientemente, Rodríguez Zapatero se dirigía a diversos colectivos valencianos escudriñando "cómo ven la cosa", que es lo que se piensa por aquí. Y claro, nadie dispone de los sondeos que pueden manejar los partidos, pero cada cual interpretó como pudo el estado de eso que llaman "la opinión" (a través de lo que detecta entre "los suyos") coincidiendo en que es evidente un generalizado cabreo. Esto sucedía después del Prestige, pero antes de que se intensificara el despliegue bélico.

Durante las últimas semanas y de forma acelerada, la ciudadanía catatónica empieza a expresarse. Y como los medios oficiales silencian, pues aprovecha, legítima y pacíficamente, cualquier otra oportunidad, sea festival, pasarela o boletín.

Daniel Gavela llama al periodismo gallego "Lázaro resucitado con el chapapote", y Luis del Val advierte que los periodistas no son de fiar más que en las dictaduras, cuando corren el riesgo de ser fusilados, porque siempre habrá algún descontrolado que cuente lo que se pretende ocultar. Los trabajadores de las radio-televisiones públicas están denunciando mentiras y encubrimientos mientras sin querer se transmitía el despertar de los actores, otrora tan beligerantes por la libertad. Tengo leído que Imanol Arias parecía hacer campaña por Camps, y sin embargo ha sido el primero tras la pancarta. Pedro Almodóvar, el gran perdedor de los Goya, ha reaccionado con una elegancia y una coherencia supremas defendiendo a la Academia contra MacCarty. Y Carmen Maura evitó en la Lonja ser fotografiada con el candidato popular.

El 15 saldremos contra la guerra. El 23, por un Canal 9 público, en valenciano y de calidad, que no camufle el descontento. Si nos paseamos a cuerpo igual rescatamos la calle y la palabra.

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