_
_
_
_
_

Catorce cabeceras certifican la vitalidad de la revistas literarias en Granada

En Granada no sólo hay escritores y poetas. También hay gente, y mucha, que escribe sobre esos escritores y esos poetas. Hasta tal punto que ahora mismo existen, y contando por lo bajo, al menos 14 revistas literarias de las clases más diversas: desde lujosas y caras ediciones hasta publicaciones mucho más modestas. Pero todas con unas características muy similares: están hechas por gente muy joven que adora la narrativa y la poesía, no son lucrativas, tienen una tirada media de 500 ejemplares y, lo principal de todo: se están convirtiendo en un verdadero trampolín para nuevos creadores. Los editores de esas revistas decidieron esta semana reunirse en una jornadas para hablar de sus problemas y de sus posibilidades de colaboración. Es el tiempo de las revistas en Granada.

Letra clara, El Fingidor, Caleidoscopio, Pandora, Contra Tiempo, La mirada limpia, Elvira o Alhucema son algunos de los nombres de esas publicaciones que en su interior suelen llevar los primeros poemas de alguien a quien dentro de unos años los expertos rastrearán por las bibliotecas, un puñado de sueños y el esfuerzo ingente de un grupo de amigos que un día planeó tener su propio medio de expresión. Una cosa las identifica a todas: su independencia de cualquier tipo de presión o de poder.

"El suplementos cultural de un periódico están muy lejos de lo que es una revista literaria", explica Emilio Ballesteros, de Alhucema, "sobre todo en lo que respecta a la creación. No ofrecen l

a obra de nuevos creadores ni la posibilidad de leer algo de ellos. Y también están sujetos a las presiones de las editoriales".

Muy minoritarias

En el Primer Encuentro de Revistas Literarias que se celebró desde el jueves hasta ayer sábado participaron los editores y colaboradores de una docena de revistas granadinas y dos de Jaén. Todos coincidieron más o menos en el diagnóstico: el público que tienen es muy minoritario, por lo que las tiradas no llegan a superar los 500 ejemplares, y el principal problema con el que han de enfrentarse cada mes o cada dos meses es la forma de conseguir financiación y, especialmente, distribución.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

"Tenemos mucha falta de infraestructura en ese aspecto", señala por su parte Marga Blanco, de Letra Clara. Precisamente, ése fue uno de los problemas que se abordaron durante las jornadas y que puso una posible solución sobre la mesa: ¿por qué no unirse para compartir infraestructuras?

De hecho, uno de los motivos que impulsaron a la celebración de estar jornadas fue la idea de buscar "los espacios comunes" entre los diferentes grupos de editores. "En un mundo tan competitivo", señaló por su lado Daniel Rodríguez, de Contra Tiempo, "se nos ocurrió de pronto que las jornadas podrían servir para conocernos, para colaborar y aunar esfuerzos. Más que competir, queremos colaborar entre nosotros".

¿Qué impulsa a un grupo de jóvenes a embarcarse en una aventura de este tipo? Ellos coinciden en que se trata de la necesidad de dar espacio a nuevas voces. La mayoría de los colaboradores son a su vez poetas o escritores en ciernes o con algún libro bajo el brazo. Tienen independencia, libertad y posibilidad de publicar. Es una manera de abrirse camino en el mundo de la literatura. Y sin concesiones.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_