Sentencia de 'L'Oca'

Como decano del Ilustre Colegio de Abogados de Girona, y al mismo tiempo como abogado de perjudicados por el naufragio de la barca L'Oca, siento la obligación de hacer unas reflexiones en relación con la sentencia dictada. Podemos estar en desacuerdo con las manifestaciones que se hacen en la sentencia, pero tenemos un medio por excelencia para manifestar nuestras discrepancias con la sentencia: el recurso ante a la Audiencia de Girona.

Los cargos políticos tienen todo el derecho a exponer su opinión sobre una resolución judicial, pero creo que las manifestaciones políticas que hemos oído estos últimos días exceden de lo que se puede considerar una crítica legítima. Por desgracia, entre todos no hemos podido desterrar el sentimiento bastante extendido de que el ejercicio de un cargo público constituye una suerte de patente de corso para hacer lo que se quiera, sólo respondiendo cada cuatro años frente a los electores.

La sentencia no ha condenado a Banyoles ni a los bañolenses como se había llegado a decir. Sólo ha condenado una forma incorrecta de ejercer las funciones públicas, que no es exclusiva de ninguna administración. En cualquier caso, la sentencia no es firme, y las partes ya han hecho saber su intención de recurrirla. Por este motivo entiendo que no es correcta la presión que se intenta hacer ahora desde ciertas instancias políticas, la cual se podría entender como un ataque a la independencia judicial.